La novena edición del Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia reconoció, este miércoles 2 de diciembre, la labor de dos líderes y dos organizaciones sociales en la construcción de la democracia y la paz en el país.
Los premios financiados y otorgados por la ONG Diakonia y Act Iglesia Sueca pretenden rendir un homenaje y un reconocimiento público de respaldo a quienes defienden la vida, la libertad, los ejercicios de expresión y opinión y las garantías civiles y políticas “por medio de un trabajo de denuncia continua sobre las injusticas sociales para combatir la impunidad y dar vida a los procesos democráticos”, puntualizaron los organizadores.
En la categoría de “Defensor del Año” el premio fue otorgado al sobreviviente de la tragedia de Bojayá y recién nombrado magistrado de la Comisión de la Verdad, Leyner Palacios Asprilla, por su lucha “incansable por la reparación integral de su comunidad en el departamento de Chocó y la reconciliación del país” y su defensa a la construcción de paz en su departamento mediante la continua denuncia de las violaciones de derechos desde hace más de dos décadas.
A su vez, el reconocimiento en la categoría “Proceso Social Comunitario” fue entregado a la Guardia Indígena (Kiwe Thegnas) del Plan de vida Proyecto Nasa - Experiencia Asociación de Cabildos Indígenas de Toribío, Tacueyó y San Francisco-, por convertirse en un referente en la construcción y desarrollo de prácticas de autoprotección y protección teniendo en cuenta los procesos sociales y culturales de las comunidades impactadas por el conflicto interno. Así como por incentivar nuevos liderazgos entre niños y jóvenes de las comunidades para un relevo generacional.
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Por su parte, los jurados premiaron en la categoría de “Nivel ONG, Colectivo u ONG Acompañante” a la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (Fcspp) por promover la garantía y el respeto de los “derechos de las personas procesadas por delitos políticos y judicializadas por participar en la protesta social” que trabajan desde 1973 y que han establecido nuevas líneas de defensa a los derechos.
Por último, el reconocimiento en la categoría de “Toda una Vida” fue entregado al defensor de derechos del pueblo afro Mario Córdoba Berrio, quien tuvo que abandonar su territorio por amenazas en 1996. En Chocó, Córdoba fundó la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes) “visibilizando la tragedia humanitaria de las víctimas de desplazamiento forzado, buscando justicia y apoyando a quienes se refugian en la capital de la República”, indicaron los organizadores.
El comité de jurados estuvo compuesto por Marta Nubia Bello, historiadora, docente e investigadora de la Universidad Nacional; Doris Marcela Hernández, líder de Construcción de Paz y Doctrina Institucional de la Cruz Roja Colombiana; Mario Morales, periodista, escritor colombiano y director del área de periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá; Ignacio Gómez, reportero investigador y subdirector de Noticias Uno; Gloria Castrillón, periodista y directora editorial de Colombia2020 de El Espectador y monseñor Héctor Fabio Henao, delegado de la Iglesia en el Consejo Nacional de Paz.
También, a nivel internacional participan Marcelo Pollack, anterior investigador de Amnistía Internacional para Colombia; Silke Pfeiffer, directora de la Unidad de Derechos Humanos y Paz para el Mundo; Urika Strand, secretaria general de la Fundación sueca para los DD. HH; Gimena Sánchez, coordinadora del Programa de los Andes en la oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA); Lisa Haugaard, directora ejecutiva de Latin America Working Group; Luis Pedernera, presidente del Comité de Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas; Eric Sottas, exdirector de la Organización Mundial contra la Tortura OMCT) y Martín Almada, activista paraguayo y Premio Nobel alternativo de Paz en 2002.
La organización Diakonia fue fundada en Suecia en 1996, cuando cinco iglesias de la región decidieron ayudar a las personas afectadas por una severa sequía en India. Las iglesias, gracias a este trabajo de cooperación, se dieron cuenta que eran necesarias acciones a largo plazo para generar verdaderos cambios. Así, fundaron ‘Frikyrkan jhälper’, Iglesia Libre de Ayuda, que, en 1984 pasó a llamarse ‘Diakonia’. Actualmente, trabajan en pro de un mundo justo equitativo y sostenible en países como Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Colombia, Perú, Bolivia y Uruguay.
La misión de Daikonia se basa en cambiar las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales injustas y generadoras de pobreza, desigualdad, opresión y violencia. Velan, además, por el derecho de toda la población a la vida digna, sin importar edad, clase social, discapacidad, origen étnico, orientación sexual o identidad de género, nacionalidad, convicción política o religión.
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