La decisión, tomada en el Concejo de Bogotá, suspende la temporada taurina de la capital en consideración a las medidas de prevención dictadas por el Ministerio de Salud y Protección Social en el marco de la crisis biosanitaria provocada por el virus.
La temporada taurina, generalmente de una extensión de 21 días, entre enero y febrero, se verá interrumpida luego de años de enfrentar el rechazo público y la prohibición establecida por la administración de Gustavo Petro Urrego de no permitir este tipo de espectáculos en la Plaza de la Santa María.
De acuerdo con la concejal ‘animalista’ Andrea Padilla, el distrito capital no había abierto convocatoria para licitar la temporada taurina en 2021, otro elemento coadyuvante para la decisión de la corporación.
Ella misma fue quien adelantó una iniciativa para desincentivar las corridas de toros en la ciudad. El pasado 9 de junio fue aprobada, con 32 votos a favor, dicha iniciativa que consiste en reducir el calendario de corridas en la ciudad, así como prohibir la presencia de elementos cortopunzantes en el ruedo y el asesinato de semovientes en la plaza.
El denominado Acuerdo 767 de 2020 fue un paso adelante, de acuerdo con la concejal, en el respeto a los derechos de los animales.
Sin embargo, representantes del gremio taurino han intentado tumbar este acuerdo en el concejo, sin ningún resultado positivo hasta la fecha.
Lo anterior incluye la negativa del juez cuarto del circuito de Bogotá a imponer medida cautelar contra el Acuerdo 767, cuya intención es reducir las prácticas taurinas en la ciudad.
La alcaldía distrital liderada por Claudia López ha sido enfática desde campaña en que no apoyará este tipo de espectáculos, manteniendo una línea de acción implantada en la administración de Petro que no solo prohibió las corridas sino que transformó el coso de la Santamaría en un espacio cultural, administrado por Idartes.
A pesar del ánimo ciudadano en contra de éstas, en una providencia de la Corte Constitucional en 2017 se arguyó que las corridas podían realizarse en municipios donde tuviera “arraigo popular”, con lo que dio luz verde a la reapertura de escenarios en Colombia.
En ese año, Colombia pasó a ser uno de los 8 países en el mundo en donde las corridas de toros eran legales.
La Corte se amparó en un fallo de 2010, que sentó jurisprudencia en cuanto al concepto de arraigo y tradición, para que las corporaciones asociadas a esta práctica pudieran retomar su calendario de actividades.
Hasta el Ministerio del Interior, en el anterior gobierno, se posicionó a favor del tema, al asegurar que la práctica taurina “se está extinguiendo” desde, al menos, diez años atrás.
Subrayó la entidad que una de las causas de su extinción es el declive en la venta de boletería, que pasó de 60.000 a principios de siglo, a menos de 25.000 en la década anterior.
Sin embargo, el ministerio ha condenado, en reiteradas ocasiones, que Colombia sea parte de un ‘club’ selecto de tortura en el que comparte escaño con México y España, entre otros.
Valga recordar que el regreso de la temporada taurina en 2017, trajo para Bogotá episodios de revueltas alrededor del coso de la Santamaría, mientras los asistentes fueron escoltados por Policía y Ejército hasta su ingreso.
Con la disposición del Concejo, enmarcada en la pandemia, este espectáculo no será autorizado en mucho tiempo.