Este año se celebran cinco años desde la firma del Acuerdo de París, que mostró ser una herramienta fundamental en la lucha contra el cambio climático para los 190 países firmantes. El cambio climático es el mayor reto que estamos enfrentando como humanidad. Con el huracán Iota durante la última semana de octubre, Colombia sufrió la devastación de su territorio insular en el caribe, el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Esto no es más sino la materialización de las consecuencias del cambio climático.
Si bien se han logrado avances en la implementación de estrategias de adaptación y mitigación a nivel mundial, aún queda mucho por hacer. Es por esto que el pasado 26 de noviembre de 2020, Colombia se comprometió a aumentar su ambición de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) respecto a su línea base para el año 2030.
La nueva ambición consiste en reducir un 51% las emisiones de GEI en los próximos diez años, lo cual representa un compromiso enmarcado en el proceso de actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada, conocida como NDC por sus siglas en inglés. Este compromiso, a su vez, refleja un incremento del 31% en reducción de emisiones a comparación de la NDC pactada en el año 2015 a través de acciones concretas como lo son la transición energética, la movilidad limpia, la lucha contra la deforestación, la siembra de 180 millones de árboles, el Pago por Servicios Ambientales, y la conservación de la Amazonía y de los páramos, entre otros.
De igual manera, Colombia está trabajando en la incorporación de nuevas temáticas en su actualización de NDC. Entre estas, resaltan el enfoque de género, la transición justa de la fuerza laboral, el enfoque de derechos humanos, un nuevo compromiso para carbono negro con el fin de mejorar la calidad del aire, la cuantificación de co-beneficios para contaminantes del aire, los vínculos con las mejoras en la salud pública, educación, ciencia y financiamiento.
Colombia será el país número trece en comprometerse con una nueva ambición y adopta un compromiso importante con el objetivo de demostrar que es posible apuntar alto en los objetivos de reducción de emisiones. Soñamos con una región latinoamericana modelo que guíe al mundo en prácticas sostenibles y en la transición de un modelo económico que promueva el progreso a través de la sostenibilidad. Enfrentamos un desafío común para mostrar que esto es posible y esto se realizará a través de acciones y responsables específicos.
Esto no es solo una meta de gobierno, es una meta de país, de región y del mundo entero. Es por esto que es fundamental el rol del sector privado, comprometido a acelerar su transición hacia modelos más sostenibles, así como el de la ciudadanía, que puede modificar sus esquemas de consumo y estilo de vida para avanza conjuntamente en esa meta. Es momento para que todos los países respondan a este llamado y nos unamos para afrontar las consecuencias del cambio climático, fortalecer nuestra capacidad de adaptación, reactivar la economía a través de estrategias sostenibles e innovadoras, y alcanzar un desarrollo económico y sostenible.
● Viceministro Ordenamiento Ambiental del Territorio, República de Colombia