La historia de Juan Camilo Quintero, el chef colombiano más joven en ganar una estrella Michelin

Durante la ceremonia de la Guía Michelín, que se llevó a cabo esta semana, se dio a conocer que el restaurante al que le fue otorgado este galardón es el Il Poggio Rosso.

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Juan Camilo Quintero, el chef colombiano a cargo del restaurante italiano Il Poggio Rosso, al cual le fue otorgado una estrella Michelín. Foto: Cortesía.
Juan Camilo Quintero, el chef colombiano a cargo del restaurante italiano Il Poggio Rosso, al cual le fue otorgado una estrella Michelín. Foto: Cortesía.

Recibir una estrella Michelín es para cualquier chef el máximo galardón que puede obtener en su carrera, y esta semana, durante la 66 ceremonia virtual de la Guía Michelín, se dio a conocer que un restaurante italiano en cabeza de un chef colombiano fue uno de los establecimiento que se llevó este premio internacional.

Se trata de Juan Camilo Quintero, un bogotano que es chef ejecutivo del restaurante italiano Il Poggio Rosso, que se encuentra en el hotel Borgo San Felice, en la zona vitivinícola del Chianti en Italia. El galardón se convierte en la primera estrella que recibe el restaurante, y el premio hace a Quintero el chef más joven en recibirla en ese país.

Significa mucho, porque no solo premia el esfuerzo, la dedicación y la entrega del cocinero y sus equipos de cocina y servicio, especialmente en un año tan complejo como el 2020 (...) es un honor”, expresó en entrevista con el periódico El Espectador, el chef colombiano.

Quintero tiene 31 años y es egresado de la escuela cocina Gato Dumas, y de acuerdo con la institución, su trabajo, esfuerzo, dedicación y “su sed de perfección a la hora de desarrollar cualquier tarea en la cocina” lo hizo sobresalir tanto durante su etapa académica que terminó siendo monitor y luego profesor en la sede de Barranquilla, en las áreas de panadería y repostería.

Además, este cocinero de talla mundial antes de llegar a el Il Poggio Rosso trabajó en el restaurante Arzak, en San Sebastían, en España, y en la Ostería Francescana del chef Massimo Bottura, en Módena, Italia. Ambos establecimientos han llegado a conseguir las tres estrellas Michelín.

De acuerdo con el chef, este premio fue el fruto de dichas cualidades que tanto él como su equipo de trabajo en el restaurante Il Poggio Rosso proyectaron.

Creo que hemos trabajado con método, disciplina y muchísima pasión para merecer este reconocimiento, son muy pocos quienes acceden a este premio, por lo que la dedicación y el mejorar nuestro producto como restaurante todos los días nos fue galardonado.”, manifestó Quintero a El Espectador.

El chef además reiteró que se siente halagado al haber recibido el premio, puesto que el nivel culinario en Italia es muy alto debido a los elevados estándares de cocina de la cultura italiana, por lo que para él, este reconocimiento implica no solo dejar el nombre de la ciudad en alto, sino el de su país (Colombia).

Aunque Colombia ha estado lejos de recibir una estrella Michelín, Quintero le dijo a El Espectador que el país es un destino gastronómico que tiene mucho por ofrecer, y que para lograrlo los establecimientos de comidas deben ser conscientes que tienen que escoger los mejores ingredientes para sus platillos, lo que significa no los más costosos, sino los más frescos y que más abundan durante las temporadas.

De esa forma podamos sacar lo mejor de nosotros como anfitriones en la ciudad más importante del país”, le señaló al diario el chef colombiano.

Quintero además recalcó que la calidad y el potencial culinario del país recaen en todos sus chefs, y por ello, dice que es muy importante que estos se preparen, que estudien y que innoven, porque el mundo gastronómico avanza cada vez más rápido.

Para recibir un estrella Michelín, los restaurantes deben recibir visitas de cuatro inspectores Michelin quienes asisten al lugar de forma anónima. Si al recinto le es otorgada la estrella, todos lo años debe revalidarla, ya que su entrega no garantiza la permanencia de la misma, es por esa razón que cada año los restaurantes que ya las tienen se vuelven más exigentes con los platos que ofrecen a sus comensales.

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