Luis Alfredo Garavito, conocido como “La Bestia”, es uno de los asesinos y violadores más sanguinarios conocidos en el país. Actualmente, según logró establecer el diario El Tiempo, Garavito salió de su celda de máxima seguridad, la que no abandonaba desde que fue condenado, para ser atendido porque sufre de leucemia.
El 10 de marzo de este año, tras 20 años de condena, Garavito tuvo que ser trasladado a un centro médico porque presentaba síntomas que, en un principio, se pensaron eran de anemia. El criminal tenía cansancio y debilidad, razón por la que se le realizaron unos exámenes que determinaron que “La Bestia” sufre de leucemia, un tipo de cáncer en la sangre.
Según el medio, el 3 de abril, el violador y asesino habría regresado a su celda de máxima seguridad, pero tras una recaída por la enfermedad, en el mes de mayo, tuvo que ser trasladado al hospital Rosario Pumarejo de López, en Valledupar. Las fuentes que dieron esta información a El Tiempo, también les informaron que, en la actualidad, el criminal se encuentra estable, con supervisión médica, aislado y “recluido en el área de sanidad de La Tramacúa, debido al tratamiento que lleva para enfrentar la leucemia que padece”.
<mark class="hl_yellow">¿Quién es Luis Alfredo Garavito?</mark>
“La Bestia” tiene 63 años y es oriundo del Quindío, su caso ha sido, y será recordado por los colombianos debido al dolor y desconcierto que causó en al menos 11 de los 32 departamentos del país. En 1999 se dio la captura de este hombre que, durante cinco años, atormentó a los niños del país.
Según las autoridades y la propia confesión de Garavito, el hombre asesinó al menos a 142 menores, dos de ellos en Ecuador, violó y torturó a cerca de 200, aunque las autoridades siempre han creído que las víctimas mortales de Garavito son más de 300, incluyendo adultos. Razón por la que fue condenado a 32 años de cárcel y, según CNN, el peor asesino en serie y agresor de menores del mundo.
El 22 de abril de 1999, “La Bestia” fue capturada en el departamento del Meta cuando salía de un potrero luego de que un indigente, al escuchar los gritos de un menor, encontrara a un niño en manos del violador y lo agrediera hasta obligarlo a huir. Gracias a la ayuda del habitante de calle el niño logró llegar a su casa y contar lo que había sucedido, así las autoridades lograron determinar quién sería, en ese momento, el presunto hombre que llevaba años desapareciendo a menores en Colombia, tras las investigaciones y la confesión del criminal se determinaría que, efectivamente, Garavito llevaba años sembrando terror a los niños del país.
Algunos psicólogos han realizado un perfil de este hombre a lo largo de los años, pues aterraba la forma en la que este confesó sus delitos sin mostrar aparente arrepentimiento. Para la Asociación Latinoaméricana de Psicología Forense, Garavito fue diagnosticado con Trastorno de Personalidad Antisocial (TPA), lo que quiere decir que es incapaz de generar empatía en relaciones interpersonales, además de la ausencia de miedo y arrepentimiento.
Durante sus confesiones Garavito aseguró que, cuando niño, fue abusado sexualmente por su padre, quien también constantemente lo maltrataba causándole quemaduras y graves heridas por los golpes.
<mark class="hl_yellow">La celda de Garavito</mark>
“La Bestia” permanecía en una celda de máxima seguridad en la cárcel Tramacúa, ubicada en la última celda del pabellón en el que están algunos de los asesinos más peligrosos del país. Poco se sabía de las condiciones del criminal en este lugar, algunos medios de comunicación lograron informar, con el paso de los años, que Garavito no salía ni a tomar el sol, por miedo a poner en riesgo su vida.
Se decía que, en caso de necesitar atención médica, el asesino serial prefería que un guardia lo revisara y, solo en casos graves, lo trasladaban a centros médicos, pero antes de que el hombre pasara por los pasillos de la cárcel, todos los demás presos debían ser encerrados.
Según reveló El Tiempo en 2018, la celda de Luis Alfredo Garavito “estaba separada del resto por barrotes: una especie de calabozo doble” y este permanecía allí encerrado haciendo manillas y aretes, con lo que redimiría parte de su condena.
Varias veces se ha hablado de la posible libertad de Garavito, por buena conducta y sus actividades dentro del centro de reclusión. En 2006, se benefició con una rebaja en sus años de cárcel al confesar donde se encontraban los cuerpos de algunos menores que fueron sus víctimas.
Este año, incluso, se pensó que el hombre pediría la revisión de su condena, situación que no trascendió, pues no se sabe de ninguna acción legal interpuesta por sus abogados. Por ahora, Garavito sigue privado de la libertad y castigado, opinan algunos, con una difícil situación de salud.
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