La Mojana, zona biodiversa del país, está ubicada a tres horas de Sincelejo, entre los ríos Cauca, Magdalena y San Jorge. Este territorio anfibio y poseedor de los deltas más complejos, accidentes geográficos formados en la desembocadura de un río, lago o mar y que están compuestos por brazos fluviales, cuenta con ciénagas, caños, meandros, zapales, bosques y humedales. Estos ecosistemas, son esenciales para amortiguar las inundaciones, pues acumulan cimientos y permiten el equilibrio ecológico del país. Por ello, mujeres de la región decidieron rehabilitar el caño Pacifueres, pues conecta, además, con el río San Jorge, el más importante del área.
Miriam Pulido, una de las lideresas quien ha trabajado para la lograr la recuperación del caño Pasifueres, en conversación con El Espectador, aseguró que el caserío Pasifueres, en 2010, se inundó luego de fuertes lluvias en la temporada de La Niña. Los afluentes Cauca y San Jorge se desbordaron. El medio señala que, una de las causas de esta tragedia, fue el deterioro de los humedales que son capaces de absorber grandes cantidades de agua.
Las prácticas productivas extensivas, actividad económica que mueve la región, sedimentaron los canales, caños y ríos que circundan La Mojana. Esto taponó las entradas y ocasionó el desbordamiento que se llevó todo a su paso. Los daños causados por estas prácticas afectaron gravemente la función de los humedales.
Jennifer Jiménez, otra de las lideresas, le contó a El Espectador que, ese día, muchos monos nadaban para salvarse del efecto devastador de los afluentes descontrolados. La emergencia fue tan grave que el nivel del agua sobrepasó los cuatro y cinco metros y cubrió los tallos de árboles de cuatro y cinco metros de altura.
Según los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) revelados por el medio, 211.857 personas resultaron afectadas y 20.000 viviendas se inundaron. La Mojana fue una de las zonas más afectadas. Este hecho permitió que se implementara el proyecto ‘Reducción del riesgo y la vulnerabilidad frente al cambio climático en la región de la Depresión Momposina’, dirigido por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo territorial y el PNUD y financiado por el Adaptation Fund del Protocolo de Kioto, señaló El Espectador.
Uno de los objetivos buscaba rehabilitar el caño Pasifueres de 9,5 kilómetros de longitud. Entonces, con la ayuda de un dron recorrieron la zona para dar con los buchones en el agua, flora invasiva que genera la pérdida de oxígeno en los afluentes y acaba con la vida acuática. Las mujeres decidieron hacer parte de la iniciativa para dar comienzo al proceso de siembra de árboles nativos que, según el medio, permitió la restauración de 900 hectáreas de humedales en tres municipios.
Fueron 3.901 mujeres que lideraron el proceso de recuperación y rehabilitación de la zona. Si bien fue difícil lograr que las mujeres se motivaran a participar, pues preferían ayudar a sus hijos con las tareas y realizar otras actividades, poco a poco se fueron sumando y adquirieron conocimientos en restauración y manejo de viveros, caños y huertas. Además, se organizaron para fortalecer redes de trabajo y apoyar a otros municipios en la implementación de medidas de protección de los afluentes. También centran sus acciones en propiciar que otras mujeres se unan para combatir el cambio climático.