El coronavirus desnudó todas las falencias estructurales del balompié colombiano. Los malos resultados en la Copa Libertadores, donde ninguno de los clubes que participó se metió en octavos de final, y las eliminaciones prematuras de la mayoría en Copa Sudamericana, a excepción del Deportivo Cali y el Junior, que siguen compitiendo, fueron asignaturas en las que se rajó el fútbol en el país. También aparecieron los escándalos y las denuncias. Sin contar las dos goleadas históricas que sufrió la Selección.
La primera escena de la película de gestiones desafortunadas tuvo como protagonista a Jorge Enrique Vélez. El dirigente dejó la presidencia de la Dimayor, en julio, por pedido de los clubes, quienes lo señalaron por incumplir con la promesa de pagos por el contrato de los derechos internacionales de televisión. Influyó su mala relación con un grupo de presidentes que no estaba de acuerdo con su labor y la poca química que tenía con el Gobierno Nacional. Su salida, le otorgó una millonaria indemnización y le dio paso a Fernando Jaramillo.
El ‘doblemente glorioso’ Cúcuta Deportivo estuvo en el ojo del huracán todo el año por cuenta de José Augusto Cadena. El directivo fue acusado por deudas con los futbolistas, de la plantilla actual y de temporadas anteriores, así como por los saldos pendientes con la Alcaldía de la capital de Norte de Santander o la Dian, por mencionar algunos.
También fue puesto en evidencia por parte de Acolfutpro por las pésimas condiciones en las que se encontraban sus jugadores, quienes disputaron los partidos como local en gran parte de la liga doméstica en Armenia y compartían habitaciones en una finca en la ciudad, sin las medidas de bioseguridad por la pandemia; mientras sus familias recibían avisos de desalojo por el incumplimiento en los pagos de los respectivos arriendos.
Finalmente, el Cúcuta entró en proceso de liquidación unos días atrás, medida que dictó la Superintendencia de Sociedades, y no pudo participar en la recta final de la fase regular del certamen, tampoco en los octavos de final de la Copa y está en duda para la liguilla de eliminados.
Otro de los actores principales fue Eduardo Pimentel. El máximo accionista del Boyacá Chicó confesó, el mes anterior, que tenía pruebas sobre el amaño de partidos en Colombia y que las presentaría para destapar la corrupción, cosa que no ha sucedido hasta el momento.
Luego, pasó de señalador a señalado y fue puesto en evidencia por parte de unas trabajadoras de la firma de ropa deportiva Quality Sports, quienes protestaron, el pasado fin de semana, por las deudas que tienen los ‘ajedrezados’ con ellas por un contrato en la confección de indumentaria para el equipo, y que no han pagado, faltando a los compromisos que establecieron entre las dos partes.
En la última semana, el escenario de los líos de los dirigentes tuvo sobre él a Patriotas, club que notificó que la comisión del estatuto del jugador le había dado la razón sobre la mala inscripción del arquero del América, Juan Diego Jaramillo, en el partido en el que los boyacenses cayeron ante los ‘diablos rojos’, razón por la que ganarían los tres puntos y el equipo vallecaucano quedaría automáticamente eliminado de los cuartos de final de la liga.
Después, el tribunal disciplinario del campeonato colombiano, falló a favor del cuadro ‘escarlata’ y disputó su partido contra Atlético Nacional, a pesar de que Patriotas solicitó que se aplazara toda la fecha por las irregularidades y el recurso de reposición que interpusieron.
El verde de Antioquia tuvo que enfrentarse contra las decisiones del Comité Disciplinario del campeonato de la Dimayor, luego de ver que dos de sus jugadores, Andrés Felipe Andrade y Jarlan Barrera, estaban en el boletín de sanciones, por amarillas, fecha que pagaron en el duelo que le ganaron a Cúcuta por W.
Finalmente, y luego de los cuestionamientos del equipo antioqueño contra la Dimayor, el ente decidió echar para atrás su decisión y les permitió participar del compromiso contra el América. Sin embargo, no pudieron escapar de las críticas y Acolfutpro solicitó que renunciaran los miembros que habían procedido equivocadamente.
Los futbolistas de Deportivo Pereira anunciaron el cese actividades como manera de protesta por los dineros que les adeudan, a través de una carta que publicó Acolfutpro. “Queremos manifestarle nuestra inconformidad por los incumplimientos en los pagos de las obligaciones laborales, situación que nos tiene en estado de indefensión y que ponen en riesgo nuestro bienestar como trabajadores y la subsistencia de las familias que dependen de nosotros”, indica un apartado del comunicado que se publicó ayer, sábado. Uno más en el año de los deslices del balompié local.