El sacerdote Arcángel Acosta Izquierdo abusó sexualmente de una menor de 12 años, el 12 de octubre de 2018. Así lo comprobó la Fiscalía ante un juez en el mes de octubre de este año. El funcionario judicial, ante el material probatorio presentado por el ente acusador en un juicio oral, condenó al sacerdote a 16 años de prisión por el delito de acceso carnal abusivo con menor de 14 años.
Sin embargo, la decisión judicial fue apelada por la defensa del cura, quien está en prisión desde marzo de 2017, y ahora deberá esperar en el centro carcelario en el que se encuentra a que el Tribunal Superior de Popayán estudie el caso en segunda instancia y decida confirmar o revocar la decisión del juez, proceso que puede tardar entre 3 a 4 meses o, incluso, un año, según señaló el abogado Elmer Montaña a El Tiempo.
Según la Fiscalía General de la Nación, el juez de conocimiento determinó que Acosta era culpable de abusar sexualmente a una menor de 12 años en la casa cural del municipio de Miranda, Cauca. El ente acusador demostró que el clérigo había llamado al padre de la menor en la mañana del 12 de octubre de 2018 para pedirle que enviara a su hija a la iglesia del municipio, con la excusa de que lo ayudara en la preparación de un concurso de infancia misionera.
La menor de 12 años era monaguilla, participaba activamente en las actividades de la iglesia al igual que sus padres, razón por la que los adultos confiaban plenamente en el sacerdote. Cuando la menor llegó a la iglesia, según las autoridades, el cura la condujo al segundo piso, diciéndole que le iba a enseñar las instalaciones.
“La ingresó al dormitorio, donde abusó sexualmente de ella y le pidió, además, que hicieran lo mismo en otra ocasión y que no contara nada sobre lo sucedido”, señaló la Fiscalía. Según lo que determinaron los investigadores, el abuso se habría dado en horas de la tarde del 12 de octubre de 2018 y, después de cometer el delito, el sacerdote regresó a sus labores y la niña continuó sacando las fotocopias del evento con el que el cura engañó a los padres de la menor.
Parece ser que la niña guardó el secreto de lo que había sucedido con el eclesiástico por algunos días, pero ante la incomodidad tuvo la confianza de contárselo a una de sus amigas del colegio, quien a su vez le comentó el caso a la psicóloga de la institución educativa a donde asistían ambas menores. En seguida la profesional comentó el caso a la rectora del colegio, quien se lo comunicó a la madre de la menor.
Ante la noticia, los padres de la víctima de abuso dejaron de asistir a la iglesia y le realizaron los exámenes médicos correspondientes a su hija para determinar la certeza del abuso. Con los resultados que probaban que la menor había sido ultrajada, la madre de la niña denunció el caso ante las autoridades.
“Las labores investigativas, adelantadas por personal de la Sijín de esa localidad, permitieron que el fiscal del caso solicitara la orden de captura en contra del religioso, la cual se hizo efectiva el 27 de marzo de 2019. El clérigo fue judicializado y privado de la libertad en centro carcelario”, informó en un comunicado la Fiscalía.
El abogado de la familia de la menor, Elmer Montaña, explicó a El Tiempo que, todos los testimonios de la menor, sus padres y los adultos que la atendieron en el colegio coinciden entre sí , además, el peritaje psicológico de la menor tampoco deja dudas, según el abogado, de que el clérigo abuso sexualmente de la niña.
Montaña también contó al medio que durante el proceso de la denuncia se encontraron a otras dos menores que habían sido acosadas por el sacerdote Acosta, pero como nunca consiguió acceder carnalmente a ellas, los familiares de esas dos menores nunca denunciaron al cura.
Recuerde que la Ley 1146 de 2007 establece que “la violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes comprende todo acto o comportamiento de tipo sexual ejercido sobre ellos, utilizando la fuerza o cualquier forma de coerción física, psicológica o emocional, aprovechando sus condiciones de indefensión, desigualdad y las relaciones de poder existentes entre víctima y agresor”.
Esto quiere decir que para denunciar a alguien por abuso sexual no debe ser un acceso carnal violento, como algunas personas piensan, cualquier tocamiento, caricia, beso o comentario indebido que se considere aprovechamiento de un menor, es considerado como violencia sexual contra un menor de edad.
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