Luego de que el huracán Iota pasara por el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y dejará, de acuerdo con el presidente Iván Duque, un 98% de daños en la infraestructura de la isla, para luego continuar su recorrido por el Caribe, hasta tocar tierra en Nicaragua, han surgido en muchas personas las dudas de ¿Cómo se forma un huracán? ¿Qué significa cada una de sus categorías? Aquí le resolvemos brevemente esas preguntas.
Para empezar, hay que aclarar que, a pesar de que los huracanes son conocidos de muchas maneras, el término científico que se les atribuye a este tipo de tormentas es el de ciclón tropical y, de acuerdo con la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa), únicamente se les llama ‘huracán’ a aquellos ciclones que se forman sobre el Océano Atlántico y el Océano Pacífico; a los que se forman en el Océano Índico, se les conoce como tifones.
Teniendo en cuenta esa aclaración, hay que señalar que, a pesar de tener nombres diferentes, dependiendo de la zona de donde se originen, un ciclón tropical siempre se forma de la misma manera. Según la Nasa, son motores gigantes que usan aire cálido y húmedo como combustible.
“Por eso se forman sólo sobre océanos de agua templada, cerca del ecuador. El aire cálido y húmedo sobre los océanos se eleva desde cerca de la superficie. Como el aire se mueve hacia arriba y se aleja de la superficie, queda menos aire cerca de la superficie. El aire con mayor presión de las áreas circundantes llena el área de baja presión. Luego, este “nuevo” aire se torna cálido y también se eleva”, explicó la Nasa en su página oficial.
En la medida de que el aire cálido y húmedo continúa subiendo, este se va enfriando y el agua en el aire va formado un sistema de nubes, cuando esto sucede, el sistema gira y va creciendo, y los vientos empiezan a soplar en dos direcciones dependiendo de donde se origine el ciclón.
“Las tormentas que se forman al norte del ecuador giran en sentido contrario a las manecillas del reloj. Las tormentas al sur del ecuador, giran en el sentido de las manecillas del reloj. Esta diferencia se debe a que la Tierra gira sobre su eje.”, indicó la Nasa.
La agencia espacial también añadió que, en la medida en que la tormenta gira cada vez más rápido, se forma un ojo en el centro de la misma, allí, la presión de aire es muy baja, por lo que todo es “muy tranquilo y claro”, y el aire de presión alta superior baja hacia el interior del ojo, por lo que es probable que los vientos sean cada vez más fuertes.
“Cuando los vientos en la tormenta giratoria alcanzan 39 mph, la tormenta se denomina “tormenta tropical”. Y cuando alcanzan 74 mph, se considera oficialmente que la tormenta es un “ciclón tropical”, o huracán”, señaló la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio.
De esa forma, se establecen cinco categorías para clasificarlos dependiendo de la fuerza de sus vientos: si la velocidad es de entre 74 y 95 millas por hora (mph), se cataloga como categoría 1; sí su velocidad es entre 96 y 110 mph, es considerado como categoría 2; sí su velocidad es entre 111 y 129 mph, se cataloga como categoría 3; sí esta entre las 131 y 156 mph, es categoría 4, y sí la velocidad de sus vientos es de 157 mph o más, se le convierte en categoría 5, la más peligrosa de todas.
La Nasa, igualmente, especifica en su página web que, dependiendo de cada categoría, el daño que produce en la tierra el huracán puede variar: categoría 1, es mínimo; categoría 2, es moderado; categoría 3, es extenso; categoría 4, es extremo, y categoría 5, es catastrófico, hechos que se evidencian en las afectaciones que tuvo el archipiélago de San Andrés.
Para identificar qué categoría tienen los huracanes y cómo avanzan, la Nasa dispone de los dos satélites GOES, los cuales vigilan estas tormentas a una altitud de 22.300 millas sobre a superficie de la Tierra.