El pasado viernes, el director del Grupo de Geofísica de la Universidad Nacional de Colombia, Carlos Alberto Vargas, informó, por medio de un comunicado de Unimedios que la estación, instalada desde principios de este año, ya se encuentra en permanente comunicación con el Laboratorio de Instrumentación Geofísica del Departamento de Geociencias, en el Campus de la Universidad Nacional de Colombia.
Con apoyo del Instituto Antártico Argentino, la estación ofrece datos de diferentes señales geofísicas provenientes de la isla Marambio (o Seymour), una de las 16 islas situadas en los corregimientos de la península Antártica.
“El sistema desplegado en la base Marambio recibe apoyo permanente del Laboratorio Antártico Multidisciplinario en base Marambio (LAMBI) a cargo de la Dirección Nacional del Antártico de Argentina, el cual fue diseñado y construido por el Grupo de Geofísica”, indicó el comunicado.
La estación lanza señales que miden los campos naturales magnéticos y eléctricos de la Tierra. Los resultados sirven para aportar al estudio de los terremotos y la actividad volcánica, según explicó Vargas.
Otro elemento con el que cuenta la estación es un sensor de metano y otro de dióxido de carbono, que ayudan a estudiar el comportamiento de los dos gases que influyen en el cambio climático.
“Una vez adquiridas las señales recibidas se digitalizan, se almacenan en memorias de respaldo y vía internet satelital se envían a Bogotá, al Laboratorio de Instrumentación Geofísica, con una tecnología similar a la usada en las estaciones de la Red Sismológica de la UNAL (RSUNAL), diseñada y construida por el Grupo de Geofísica”, señaló.
El comunicado también explica que la estación debe estar muy bien equipada ya que se enfrenta a vientos de casi 100 kilómetros por hora; temperaturas de -15 y -1 grados Celsius con probabilidad de llegar a -30 grados.
Para Vargas, el proyecto no queda ahí, ya que se espera instalar siete estaciones más “si es que la voluntad institucional juega a nuestro favor”, advirtió.
Una de las razones por la que se instaló la estación en la Antártida es porque “en esta región ocurren sismos fuertes a menos de 300 km y actividad volcánica en la Isla Decepción (a unos 230 km de los instrumentos instalados), además existen otros volcanes más cercanos con potencial de reactivación”, detalló.
Vargas, también menciona los frutos recogidos por este campo de trabajo el cual arroja un muy buen panorama para la estación: “nos enfrentamos a un grave problema climático debido a la liberación a gran escala de metano y dióxido de carbono(…), Sin embargo pasará algún tiempo antes de que se los datos se puedan interpretar robustamente, y se puedan inferir modelos que expliquen las observaciones del Grupo de Geofísica”, explicó.
Por último, elogió el trabajo que hacen los estudiantes para generar conocimiento científico: “la formación académica de estudiantes con vocación científica y que abordan problemas globales marca un diferencial con respecto a lo que el Estado viene haciendo en la Antártica hasta la fecha”.