El diario The New York Times, uno de los más prestigiosos en el mundo, cuestionó el Nobel de Paz otorgado al expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos. En 2016, el mandatario colombiano fue galardonado por el Comité Noruego del Nobel por su labor en llevar al país a un proceso de paz con la guerrilla de las Farc, ahora extintas y con aparición de frentes disidentes.
Según el diario, la entrega del Nobel a Santos fue empañada por la derrota electoral del acuerdo final, la cual fue resuelta por medio del Congreso de la República. Además, el Times reconoció que, en este momento, el país cae de nuevo en la guerra.
“El premio fue anunciado pocos días después de que los colombianos rechazaran, por poco, el acuerdo de paz en un plebiscito, una profunda vergüenza para Santos. Si bien finalmente se impulsó un acuerdo de paz a través de la legislatura del país, los acontecimientos recientes en el país sugieren que una vez más está entrando en conflicto”, señaló el medio.
Entre los demás cuestionados por la publicación se encuentra Abiy Ahmed, quien recibió el galardón en 2019, quien, como primer ministro de Etiopía, ha utilizado métodos violentos y coercitivos que ponen al país en riesgo de entrar en una guerra civil.
También se cuestionó el Nobel de Barack Obama, entregado en 2009, por sus esfuerzos por unir el mundo y trabajar por unas relaciones internacionales más pacíficas. Posterior a esto, el expresidente de Estados Unidos envió tropas a Afganistán y atacó con drones a poblaciones en medio oriente.
“El comité siempre puede jugar a lo seguro con candidatos que son completamente indiscutibles, por logros pasados”, explicó al Times Henrik Urdal, director y profesor de investigación en el Instituto de Investigación de la Paz de Oslo, analista de las selecciones del Premio Nobel de la Paz.
A pesar del esfuerzo, según Urdal, la organización ha “tratado de otorgar premios por procesos, por tratar de alentar a los premiados a estar a la altura del premio, y ese es un negocio extremadamente arriesgado”.
El deterioro de la paz
Hasta la fecha, son 75.731 excombatientes de grupos ilegales al margen de la ley los que han dejado las armas entre el 2001 y el 2020 en el país, según la Agencia para la Normalización y Reincorporación (ANR); cifra con la que se podría llenar dos veces el estadio El Campín en Bogotá.
De manera individual, las Farc desmovilizaron a más personas. Según la ANR, fueron 33.323 los desmovilizados. De esta cifra, 19.929 lo hicieron de manera individual y cerca de 13.394 de manera colectiva, tras la firma de los Acuerdos de Paz en el gobierno de Juan Manuel Santos.
Sin embargo, excombatientes de las Farc aseguran que no se ha cumplido el proceso de reintegración a la vida civil y, en algunos casos, se perpetran persecuciones a los exguerrilleros que terminan en asesinatos.
El 13 de octubre, el partido de las Farc denunció el asesinato de 232 excombatientes, posterior a la firma del acuerdo. Según un informe de la Misión de Verificación de la ONU señala que durante 2020, 50 excombatientes de las FARC-EP han sido asesinados en el país. El documento resalta que “el 30 % de los asesinatos se han cometido cerca de las Nuevas Áreas de Reincorporación (NAR), que en su mayoría están ubicadas en regiones rurales aisladas, en las que grupos armados ilegales y organizaciones criminales se enfrentan por las economías ilícitas”.
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