Como parte del proceso que adelanta la Procuraduría contra los militares acusados de violar a una niña indígena embera en el departamento de Risaralda, Carolina Restrepo, psicóloga de la defensa, aseguró que los presuntos agresores no tienen el perfil característico de los violadores.
Al responder a las preguntas realizadas por la defensa de los militares, la psicóloga Restrepo aseguró que se realizó un examen psicológico a los acusados según el cual ninguno de ellos presenta “rasgos psicopatológicos que estén enmarcados dentro del perfil de los delitos sexuales”.
En respuesta a las preguntas interpuestas por el procurador Herman Rincón, la sicóloga Restrepo, que fue presentada por la defensa de los acusados, afirmó que la evaluación realizada a los presuntos agresores no se hizo con base en los hechos por los que hoy se investiga a los uniformados.
“Yo solo evalué lo que el abogado defensor me solicitó, rasgos de personalidad”, dijo la psicóloga. Seguidamente, el procurador reformuló la pregunta: "¿no entrevistó a los procesados con respecto a los hechos que son materia de este proceso disciplinario?, inquirió el funcionario; la respuesta de la profesional fue: “no”.
Después de estas controversiales declaraciones, el procurador Rincón le preguntó a la psicóloga más detalles de los resultados del informe; la experta aseguró que existen diferentes prototipos de violadores, con lo que adujo que existen varios perfiles de personas que cometen estos delitos.
Las declaraciones de Restrepo se conocieron después de que la defensa de los presuntos violadores ganara una tutela en la que solicitaban que se permitiera escuchar a otros testigos durante el caso y así ampliar las versiones de lo sucedido.
Después de dichas declaraciones, la Procuraduría convocó para el próximo 20 de noviembre una audiencia de alegatos de conclusión, en la que se definirá si absuelven a los soldados o se les aplica una medida disciplinaria.
Los siete uniformados implicados en los hechos fueron identificados como Juan Camilo Morales Poveda, Yair Stiven González, José Luis Holguín Pérez, Juan David Guaidi Ruiz, Óscar Eduardo Gil Alzate, Deyson Andrés Isaza Zapata, Luis Fernando Mangareth Hernández.
Informe forense
En octubre pasado, se conoció el informe forense realizado a la niña embera katío de 12 años, violada, presuntamente, por un grupo de soldados.
La Procuraduría General de la Nación solicitó el testimonio del médico forense Campo Elías Ochoa, quien evaluó a la infante después de los hechos. El galeno dijo que, al inicio del examen, evidenció que la víctima no tenía alteración de la memoria o cambios en su estado de ánimo; además, destacó que la niña le contó lo sucedido en español. Al indagar al forense sobre si la menor tenía lesiones físicas, dijo que no había traumatismos ni en la piel, ni la vagina. Además, aseguró que no se encontraron evidencias de alguna enfermedad de transmisión sexual.
Herman Rincón, procurador del caso, le preguntó al forense si el hecho de que no hubiesen lesiones en la zona genital, principalmente en el himen, podría desvirtuar si hubo acceso carnal violento. El médico dijo que este hecho ni lo confirma, ni lo desvirtúa.
Según el diario El Tiempo, la menor le relató al médico forense que la evaluó los hechos ocurridos el pasado 21 de junio a las 6:00 p.m., en cercanías al colegio La Granja, ubicado en Santa Cecilia, Risaralda. Ochoa leyó textualmente el testimonio durante la audiencia:
“Por la mañana me fui a la escuela a coger guayabas, a eso de las 6:00 p. m. el comandante me dijo que me fuera a la casa, yo iba para la casa pero más abajito un soldado me llamó, él se llamaba Juan, yo fui para donde él estaba y empezó a tocarme, yo le dije que no quería y se puso a hacerme cosas”, contó la menor.
Además, la infante aseguró que, pese a su resistencia para no ser abusada sexualmente por el soldado, el ataque se cometió. La niña embera, dice el médico, ahondó en detalles sobre el lamentable hecho.
“Al ratico llegaron los otros soldados, eran nueve personas, todos tenían uniforme de soldado, yo solo pude verle la cara a tres de ellos, como era oscuro no veía muy bien. Cuando acababa uno, seguía el otro. Todos los nueve lo hicieron. Uno de ellos me tapó la boca para que no gritara, ellos me decían que no le dijera a nadie, que eso era un secreto”, dijo la infante.
Del relato, uno de los hechos que más conmoción generó, fue que la menor le dijo al primer soldado que le dolían las piernas mientras la violaba, este la soltó. Sin embargo, según la niña, a los demás soldados no les importó el dolor que la niña manifestaba y continuaron con el abuso.
Cuenta la niña en el informe forense que, cuando finalizaron, los soldados no la dejaron irse a su casa y le construyeron un cambuche para que se durmiera. “Como a las 5 de la mañana yo me desperté y un soldado que es amigo mío, él no me hizo nada, me acompañó para mi casa, yo no entré porque me daba miedo que mi mamá me regañara. Luego me vio mi hermana y mi sobrina y me preguntó qué estaba haciendo y yo le conté todo. Luego a mi mamá. Entonces fuimos a donde estaban los soldados y yo pude identificar solo a tres de ellos porque a los otros no les había visto la cara. El comandante me hizo unas preguntas, que si era verdad lo que decía, y luego me llevaron al hospital”, narra la niña según el informe forense.
Cuando el doctor Ochoa le preguntó a la menor si los soldados la amenazaron con armas, la pequeña dijo que no, que los uniformados solo le dijeron que no le contara a nadie lo que había pasado.
Lamentables detalles
El procurador le preguntó al galeno la edad y presunta apariencia de la infante. Según el forense, la niña tiene 12 años “y su aspecto concordaba con eso, y no podía ser vista como una mujer de 18 o 20 años”, dijo el doctor Ochoa.
El médico explicó que se realizaron muestras de fluidos vaginales y análisis de la ropa interior de la infante para enviarlas a un laboratorio y analizar la presencia del semen. Los resultados que llegaron días después confirmaron la presencia de semen en el cuerpo y las prendas de la menor.
El abogado de los soldados, Cristian Valencia Flórez, le preguntó al forense si durante el examen encontró sangre, dado que la menor dijo que lavó su ropa interior. El médico Ochoa dijo que no se encontraron lesiones que ocasionaran sangrado y la sangre pudo deberse a presunta menstruación.
El litigante también reveló que uno de los tres testigos no iba a rendir testimonio porque lo habían amenazado; sin embargo, finalmente terminó testificando. De los otros dos, uno renunció al testimonio y el otro envió una carta en la que afirmaba que, si no le ofrecían garantías, no hablaría, porque también lo habían amenazado.
Según El Tiempo, José Esaú Puertas Guiral, el testigo que habló, contó que trabajaba en construcción de vías y conoce a la familia de la víctima porque tiene dos hijos con la hermana de la menor. Puertas Guiral dijo que supo del caso porque la mamá de la niña abusada le dijo que no encontraba a la pequeña y él la acompañó a buscar a su hija hasta las 9 de la noche del día de los hechos.
Tras el testimonio de los testigo, el procurador terminó la etapa probatoria del juicio y citó para el 30 de octubre a la 1 p. m. para escuchar las declaraciones finales de ambas partes. Con esta información se tomará la decisión final.
Antes de finalizar, el abogado de los soldados objetó y aseguró que el terminar la audiencia de esa forma era arbitrario y se estaría negando el derecho a la defensa de los soldados, porque, según él, el segundo testigo no dijo que no iba a hablar, sino que lo haría cuando tuviera la protección que debe darle el Estado. Además, expresó que interpondrá una tutela por la supuesta vulneración a los derechos de sus procesados y dijo que si para el 30 de octubre ese recurso no ha sido resuelto, pediría la nulidad del proceso.
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