Desde el inicio de la cuarentena en Colombia, por lo menos 167 mujeres han sido asesinadas en 4 meses y se han registrado 58 mil llamadas a la línea de atención nacional de violencia contra la mujer. Estas son algunas de las preocupantes cifras que dio a conocer el portal web Distintas Latitudes.
La Fiscalía General de la Nación reportó 55 víctimas de feminicidio desde el 25 de marzo (fecha en la que inició el aislamiento preventivo obligatorio) hasta el 31 de julio de 2020. Aún así, los datos recopilados por el Observatorio Feminicidios Colombia, la Fundación Paz y Reconciliación (Pares) y la Fundación Feminicidios Colombia suman 158 víctimas de este delito durante el mismo periodo.
La investigación de Distintas Latitudes reportó que se encontraron un total de 167 casos, los que según Estefanía Rivera, coordinadora del Observatorio Feminicidios Colombia – Red Feminista Antimilitarista, son “un constante recuerdo de que la vida de las mujeres no importa”.
“Ana Mercedes Rivas fue asesinada el 22 de abril por su pareja, Maximiliano Lezcano, en su casa ubicada en Medellín. Justo después de matarla, el feminicida intentó suicidarse. Ana Mercedes tenía 39 años, era madre soltera y tenía tres hijos: Duván Andrés de 21 años, Camila de 18 y Santiago de 15”, relató Distintas Latitudes.
Como la de Ana, son más las historias que se reportan en distintos lugares del país:
“En muchos casos, por ejemplo, las víctimas de feminicidios eran madres cabeza de hogar (como Arly en Santander), mujeres jóvenes (Cindy en Huila), empobrecidas (Yenny en Bogotá) e incluso menores de edad (Ángela en Putumayo); quienes convivían o tenían algún vínculo cercano con sus agresores, en su mayoría de veces, parejas (Marlly en Cauca) o ex-parejas (Alba en Antioquia)”, contó el portal.
El estudio señaló además que los feminicidios registrados ocurrieron en los hogares de las víctimas; y el victimario frecuentemente intentó escapar o suicidarse.
“Feminicidios que relatan la desigualdad económica, política y social en la que viven las mujeres en las ciudades y en las zonas rurales del país, pues durante el confinamiento esta violencia sistemática se vio agudizada”, señaló la investigación.
A su vez, el informe aseguró que esta evidencia de violencia no solo se notó por “el asesinato de mujeres, sino en las denuncias a la Línea 155, línea nacional habilitada que registró 58.256 llamadas desde que inició la cuarentena hasta el 31 de julio, de las que el 90% fueron realizadas por mujeres para denunciar violencia de tipo física, psicológica, sexual y económica, según la microdata suministrada por la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer”.
Carolina Mosquera, investigadora de Sisma Mujer, una de las organizaciones voceras sobre las violencias contra las mujeres en el país, expresó que, “si bien el sistema de justicia ha reportado un descenso en las denuncias, en contraste, las mujeres si están buscando más ayuda por hechos de violencia a líneas de apoyo en el marco de la cuarentena”, pues las agresiones persistentes que han vivido en sus hogares demostró que el ámbito privado nunca dejó de ser un escenario peligroso.
El estudio también aseguró que la Policía Nacional, institución que atiende la Línea 123 para reportar cualquier tipo de emergencia, “registró desde el 25 de marzo al 31 de julio, un total de 3.738 llamadas, de las cuales 1523, es decir alrededor del 41%, fueron por violencia contra la mujer”.
Por otro lado, también dio a conocer que, la Línea Púrpura Distrital, línea de orientación y atención psicosocial telefónica para las mujeres en Bogotá, “recibió 5.971 llamadas desde el inicio de la cuarentena hasta el 31 de agosto, de las cuales 3387, es decir más del 56% denunciaban a la pareja sentimental de la víctima como agresor”.
Según la psicóloga especializada en género Paola Duque, muchas de las mujeres víctimas de violencia perpetrada por sus propias parejas, tienden a aislarse y a justificar a su agresor, como resultado de una sociedad que les ha enseñado a comportarse así.
“La mujer empieza a recibir preguntas y señalamientos sobre su relación amorosa y esto produce que se aísle. La vergüenza la lleva a silenciarse y apartarse, lo que favorece que el agresor pueda ejercer todo el control que desea sobre ella, y que la víctima termine justificándolo”, señaló la psicóloga.
Duque aseguró además, que muchos de los agresores tienen “rasgos narcisistas, trastorno límite de la personalidad y una imagen devaluada de sí mismos” y aunque no lo considera como una patología, sí cree que el origen viene de una estructura cultural patriarcal y machista.
Organizaciones sociales, colectivas, activistas feministas y el movimiento político Estamos Listas, empezaron una recolección de firmas en todo el país para exigirle al Gobierno que se declare en emergencia por este tipo de violencia.
También le puede interesar: