Las autoridades lograron desmantelar una banda de estafadores que había robado aproximadamente 5.000 millones de pesos a más de 100 ciudadanos en Cundinamarca, Tolima y Boyacá con la excusa de cambio de dólares y oro puro, el cual era ‘camuflado’ con otro material y se hacía pasar por una réplica exacta del material precioso.
A los ciudadanos les ganó la ambición y ante la atractiva propuesta por parte de los criminales entregaron la gran mayoría de sus ahorros. Los hechos se registraron específicamente en municipios como Mariquita y Melgar, en Tolima; Fusagasugá y Facatativá, Cundinamarca y Otanche y Pauna, en Boyacá.
La Policía logró establecer que la banda criminal delinquía desde junio del 2019 hasta mediados del año en curso. El grupo criminal denominado ‘Los embaucadores’, conformado por 10 hombres, encendió las alarmas de las autoridades luego de que los criminales publicaran en redes sociales videos de comercialización de oro y dólares a precios bastante llamativos para el ciudadano del común. La banda embaucaba a los ingenuos ciudadanos y les aseguraba que habrían jugosas ganancias.
“Yo metí en ese negocio 287 millones de pesos y ahora estoy con las manos vacías”, afirmó al diario El Tiempo una de las víctimas que reside en Tolima. Las víctimas aseguran que se llenaron de codicia al ver los dividendos que los criminales les prometían. Además, varios de ellos aseguraron que también los presionó a caer en los engaños de los hombres debido a las dificultades financieras que ocasionó la pandemia.
Uno de los testimonios que más conmoción generó fue el de una familia que tristes, contaron que habían perdido más de 120 millones de pesos al adquirir el supuesto oro que los criminales les vendían.
“Fuimos a una finca donde nos mostraron bolsadas de oro en gramos e, incluso, nos dieron pequeñas muestras para corroborar su pureza o determinar si era chimbo. (...) Nos engañaron porque al salir a revenderlo en el comercio los expertos nos decían que no era oro, sino un material muy parecido. (..) Y después de semejante tumbe, a quién le reclama uno”, dijo la víctima al peródico bogotano quien añadió diciendo que “varios quedaron en la calle” a causa de las maniobras delictivas de los criminales.
Otros comerciantes, también embaucados, dijeron que los criminales les mostraban oro puro y les hacían creer que era un “negocio serio, rentable y productivo”, sin embargo, para desfortunio de los embaucados, no fue así.
La Policía del Tolima dijo que cuando los criminales comenzaban con el negocio, las muestras de oro que le presentaban a las víctimas sí eran reales. “Los amordazaban y, además del dinero del negocio, les robaban celulares y joyas”, dijo el coronel Rodolfo Carrero, comandante de la Policía Tolima, quien agregó que la banda tenía una trayectoria criminal de más de un año en los tres departamentos.
El coronel, además, reveló que después de pactar con los criminales, se citaban en fincas para finiquitar el negocio en los que con armas de fuego les robaban el dinero que traían y cometían los vejámenes antes descritos por el oficial.
Una de las situaciones más tristes de este caso es que después de que las víctimas eran acribilladas, volvían a sus hogares y muchos no interponían la denuncia por temor a represalias por parte de los criminales en su contra.
“Muchos invertimos ahorros y otros hasta vendieron propiedades, pero al final todos fuimos víctimas de una estafa muy bien montada”, dijo uno de los afectados.
La Sijín y la Policía tolimense aseguraron que los criminales hacían estos negocios en fincas apartas para evitar que las cámaras de seguridad los identificaran y así evitar ser descubiertos por las autoridades. Sin embargo, la Policía logró capturar a los 10 integrantes de la banda que, según las autoridades, mediante esta modalidad se habrían alzado con unos 5.000 millones de pesos.
La Fiscalía General de la Nación confirmó que los cargos interpuestos fueron secuestro simple, hurto calificado y agravado, concierto para delinquir y fabricación, tráfico y porte de municiones y armas de fuego de uso privativo de las Fuerzas Armadas. Los cargos fueron aceptados por dos de los capturados, que quedaron con medida no privativa de la libertad, mientras que los ocho restantes fueron enviados a la cárcel.