Un informe publicado, este lunes 9 de noviembre, por el Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes y la campaña “No es hora de callar” reveló que al menos seis de cada diez mujeres periodistas han sufrido violencia de género en Colombia y dentro de sus espacios laborales.
El estudio “Violencia de género en contra de las mujeres periodistas en Colombia”, que cuenta con el apoyo de ONU Mujeres y la Embajada de Suecia en Bogotá, señaló que las “experiencias y percepciones de las participantes de este estudio” sugieren que esta es “una realidad recurrente en el contexto colombiano”.
Uno de los casos más comentados en los últimos meses, fue el de la periodista Vanesa Restrepo quien decidió renunciar al periódico El Colombiano porque, en sus palabras, “ya no era un espacio seguro”.
Según contó la comunicadora, en una entrevista publicada por El Espectador, el medio ya no era “un espacio seguro” para ella, pues allí continúa trabajando el hombre que denunció como su agresor:
Creo que él estaba siendo protegido en ese espacio y que, a mí, no me daban igual o mayor protección a pesar de que soy la víctima.
Restrepo dijo que un año después de denunciar a su editor en El Colombiano por “acto sexual abusivo en su contra”, cerca de 55 personas de la redacción firmaron una carta en la que le pedían a la empresa acciones concretas de protección y un protocolo de prevención.
Sin embargo, “las propuestas no se materializaron. Al menos hasta mi retiro, el 9 de octubre pasado, no tuve conocimiento de la existencia de ese protocolo. El periódico dice que lo creó, pero ni lo conozco ni sé que haya sido implementado. Esos compromisos no pueden ser de papel, tienen que ser reales y expeditos”, dijo.
Y son más como ella, ya que el estudio reveló que además del elevado número de víctimas, el 77,9 % de las encuestadas afirmó conocer de situaciones de violencia de género en contra de alguna de sus colegas.
Para la realización del estudio fueron encuestadas 160 mujeres periodistas, de las cuales 75 respondieron a las preguntas por correo electrónico y 83 a través de invitaciones abiertas por las redes sociales.
“Este informe habla sobre la situación que tienen que afrontar las mujeres que comunican, que informan, no solamente al interior de los medios de comunicación sino también con sus fuentes”, expresó en la presentación del estudio la subeditora del diario El Tiempo, Jineth Bedoya, víctima de secuestro y agresión sexual en 2000 y quien lidera también la campaña “No es hora de callar”.
Acerca de los agresores
El 79,3 % de las víctimas de violencia de género aseguraron que quienes las agredieron fueron personas que ocupan un cargo superior, mientras que el 56,1 % señaló a sus compañeros de trabajo, lo evidencia que “para algunas participantes su entorno laboral no es un espacio seguro”.
Entre los victimarios también están fuentes (50%), colegas de otros medios de comunicación (25,6%) y otros (3,6%).
Las periodistas manifestaron también que “la discriminación basada en género es la más común en el marco de su ejercicio laboral”.
“En particular, la mayoría de las periodistas encuestadas considera que reciben un trato peor que sus colegas hombres y que algunas fuentes privilegian la entrega de información a los hombres (62,1 % y 73,1 %, respectivamente)”, agregó la información.
Violencia de género en las áreas de trabajo
Sobre violencia sexual, el 23,2 % de las preguntadas afirmaron haberla sufrido en sus espacios laborales. El informe resaltó además que a pesar de que las encuestadas ven la violencia de género como un “fenómeno común” en sus espacios laborales, solo “un pequeño porcentaje” considera que tiene mecanismos o instancias de denuncia y para recibir apoyo.
“Además las respuestas de las periodistas encuestadas sugieren que cuando estos espacios existen, estos no tienen protocolos específicos para manejar la violencia de género, lo que puede contribuir a la revictimización o la impunidad”, precisó el estudio.
Consecuencias de la violencia de género
Finalmente, las víctimas señalaron que estas agresiones las han llevado a abandonar espacios laborales (37 %), fuentes (37 %) o temas (24 %), lo que muestra que “estas experiencias no sólo tienen implicaciones en el derecho a la libertad de expresión de las periodistas, sino que afecta el acceso a la información por parte de la sociedad en general”.
“Las diferentes manifestaciones de violencia de género en contra de las mujeres impiden que ellas expresen públicamente sus ideas y opiniones. Esto, a su vez, afecta que la sociedad pueda acceder a información relevante”, concluyó el informe.
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