El ahora exembajador de Francia en Colombia, Gautier Mignot, ha terminado su misión diplomática en el país. Mignot estaba en Colombia desde junio del 2017, el diplomático dejó su oficina de Bogotá y decidió viajar por la “Colombia profunda”, la más afectada por la violencia.
Lo hace “para que la gente sienta que no está sola”. Mignot mostró su apoyo ferviente al Acuerdo de Paz desde que arribó al país y se concentró en la defensa de excombatientes y líderes sociales. Por su parte, espera que Michèl Ramis, quien será la primera mujer embajadora de Francia en Colombia, asuma la misma batuta.
El embajador le dijo a El Espectador que para el gobierno francés es fundamental la relación con Colombia, “creo que es una prioridad para todos los europeos”, afirmó. También le dijo al diario El Espectador que “El sentimiento que me inspira es el de haber vivido un momento histórico para Colombia, pero también para el mundo, porque el proceso de paz en Colombia se ha vuelto un ejemplo para todos”, dice.
Sobre el tema de la paz agregó que “pocos procesos de paz tienen tanto éxito en las partes claves de la entrega de armas y la reincorporación de combatientes. En la mayoría ni siquiera se llega al 50 %, y aquí hubo este éxito rápido”, dijo. Resaltó además que “También puedo mencionar grandes avances, como la implementación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET)”.
El diplomático dijo que hay menos avances en otros temas, como es el caso de la sustitución de cultivos ilícitos, reparación de víctimas o reforma política. Agregó con preocupación que “hay desarrollos preocupantes, como es el caso de los asesinatos de excombatientes, líderes sociales y defensores de derechos humanos”.
Sin embargo recordó que “hay que tomar en cuenta que este proceso es de largo aliento, requiere tiempo, recursos, voluntad política y la movilización de los actores, incluyendo la comunidad internacional. Es un proceso en el cual todos los aspectos del Acuerdo importan”.
Y sentenció que en Francia “estamos confiados en que Colombia siga el rumbo, pero hay que tener paciencia y al mismo tiempo tener una voluntad en todas las políticas públicas para llevar a cabo esta implementación con éxito”.
Rescató también el papel de la Justicia Especial para la Paz (JEP), dijo que esas entidades “hoy tienen que realizar sus funciones y eso requiere tiempo, recursos y plazos. La justicia, en particular, necesita tiempo y serenidad para servir bien administrada y necesita la cooperación de todos los actores y su apoyo”.
En ese sentido agregó: “Creo que es muy temprano todavía para hacer una evaluación del trabajo de esas instituciones, pero sí hay que apoyarlas. Decir, por ejemplo, que es anormal que la JEP no haya dictado juicio, pues esto no es tan justo. La justicia toma su tiempo, como la toma la justicia ordinaria también”, sentenció.
Por último hizo una reflexión sobre la paz, dijo con optimismo: “Me llevo la lección de que la paz es posible, incluso en un conflicto que parecía durante años inexplicable. Y eso es una gran lección para muchos países que se ven sin salida, sin esperanza para resolver sus conflictos”.
Finalizó con que “no hay que desfallecer en la implementación, que requiere el esfuerzo de todos. No se trata de un momento mágico en el que las cosas se resuelven rápido. Se trata de un camino que necesita ser recorrido durante años y que requiere la movilización de todos y de todas las políticas públicas”, dijo.
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