Arrecifes de coral de San Andrés, en peligro por la pesca ilegal del pez loro

La pesca de esta especie está prohibida en Colombia y aún así sigue vendiéndose a los turistas bajo el nombre de Pargo Loro.

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La existencia del pez loro
La existencia del pez loro es clave para mantener sano el ecosistema coralino. Foto: Coralina.

Pese a que el pasado 23 de octubre la Armada Nacional incautó más de 6.000 kilogramos de distintas especies de pez loro, la captura de esta especie, prohibida desde julio de 2019, no ha parado y actualmente por lo menos cinco de estas especies se encuentran en amenaza de extinción.

La existencia del pez loro es vital, ya que por ser una especie herbívora, se alimenta de las algas que cubren los corales y ayuda a mantener sanos estos ecosistemas.

“El problema es que la pesca ilegal de los peces loro no solo amenaza a sus disminuidas poblaciones, sino que también a los arrecifes de coral ya que estos dependen de los primeros para mantenerse sanos”, aseguró el medio ambientalista Mongabay.

Decomiso de pesca ilegal de
Decomiso de pesca ilegal de pez loro y otras especies de tortugas. Foto: Coralina.

Esta especie prolifera en la reserva marina Seaflower, ubicada en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en donde además, se encuentra más del 77% de las áreas coralinas de Colombia y la tercera barrera coralina más grande del mundo, declarada reserva de la biósfera por la Unesco.

Pero esto no ha sido suficiente para su conservación ya que, “en los últimos años se ha visto cómo los arrecifes del Caribe colombiano se han degradado constantemente”, según afirmó la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Coralina).

<mark class="hl_orange">La importancia del pez loro </mark>

Debido a la condición herbívora del pez loro, puede alimentarse de las algas que cubren los corales. Por ello si esta especie desaparece, las macroalgas proliferarán, generando un desastre en cadena.

Ximena Escovar, experta en conservación marina para la ONG Seacology, contó en Mongabay, que por ejemplo, la langosta, un importante recurso para los pescadores de San Andrés y Providencia, “se caería al piso” si las macroalgas aumentan en los arrecifes:

“Al eliminar los peces loro estás eliminando [precisamente] a las especies que comen las macroalgas, que compiten con los corales, lo que provoca que aumente la macroalga”.

Pez loro. Foto: David Valencia
Pez loro. Foto: David Valencia / Coralina

A simple vista esto puede no representar un gran problema, pero según Escovar, “un arrecife dominado de macroalgas va a tener menos complejidad, menos rugosidad”, es decir, “será un arrecife mucho más plano en vez de uno con montañitas, huecos y cavidades donde vive la langosta”, aclaró.

Es así como, la disminución del pez loro acabaría con el hábitat de pesquerías que son parte importante del sustento económico y alimenticio de las comunidades costeras.

“La resolución de Coralina, que prohibió en 2019 la pesca de peces loro en Colombia, señala que cada kilómetro cuadrado de arrecife sano “puede cubrir las necesidades proteicas de más de 300 personas, en donde los arrecifes de coral proporcionan un 10 % aproximado de la producción mundial sostenible de proteína marina para alimentación humana””, aseguró Mongabay.

Por su parte, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) afirmó que, cada kilómetro cuadrado de arrecife de coral proporciona beneficios calculados entre US$100 000 y US$600 000.

Los peces loro también son los creadores de una buena parte de las playas blancas del Caribe, debido al proceso de bioerosión, por medio del cual los peces excretan arena blanca.

Pero pese a todos los beneficios y el importante rol que cumple esta especie en la conservación de los ecosistemas coralinos, sigue en grave peligro debido a la fuerte presión pesquera que hay sobre ellos.

El Libro Rojo de peces marinos de Colombia, afirma que tres especies de pez loro están catalogadas como “En peligro” y otras dos están “Casi amenazados”, debido a que su población se ha disminuido en un 50% durante los últimos años, según el estado de las especies de peces loro realizado por el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras José Benito Vives de Andréis (Invemar).

Es claro que el estado de conservación de los peces loro es delicado, aún así y pese a la prohibición de su pesca en Colombia, hace falta un gran camino para concientizar a la población, ya que según June Marie Mow, directora ejecutiva de la Fundación Providence, los peces loro “desafortunadamente son muy apetecidos al paladar”.

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