¡Ni rezar los salvó de la pandemia! La difícil situación económica de las parroquias en Bogotá

La Arquidiócesis ha tenido que ‘apadrinar’ a varias iglesias católicas que entraron en ‘bancarrota’.

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Sacerdotes en eucaristía. Imagen de referencia Shutterstock.
Sacerdotes en eucaristía. Imagen de referencia Shutterstock.

Pese a que Colombia es un estado laico, el catolicismo tiene gran relevancia en un significativo porcentaje de la población. Ahora, con la pandemia de COVID-19, los ritos han cambiado drásticamente y los sacerdotes elevan las alertas por el ‘déficit económico’ que cientos de parroquias en Bogotá y el resto del país enfrentan actualmente.

En diálogo con el diario El Tiempo, el padre Rafael de Brigard, psicólogo y director de comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá aseguró que las parroquias cerraron disciplinadamente desde marzo cuando el Gobierno Nacional decretó el aislamiento obligatorio. Esta situación, según el sacerdote, ocasionó que las iglesias acudieran a cubrir los gastos de “subsistencia con los ahorros de las parroquias”. Además, alertó que debido al confinamiento, en este momento hay un sinfín de “parroquias en mala situación especialmente en los barrios más pobres”.

Para beneficiar a las iglesias más pobres de la capital colombiana, la Arquidiócesis creó el programa de “Camino, verdad y vida”, el cual busca ayudar con la manutención de los templos de Bogotá. Según el padre De Brigard, “antes de la pandemia, en la vida normal, la Arquidiócesis ya subsidiaba a 70 parroquias de las 300 que tiene”. Esta campaña ha beneficiado significativamente a las iglesias y les ha permitido ‘sobrevivir’ en situaciones de escasez como la actual contingencia por el coronavirus.

El padre también explicó que en la ciudad se adoptaron programas de apadrinamiento para que las iglesias ‘más necesitadas’ puedan subsistir. De Brigard, aseguró que la parroquia de Cristo Rey envió una transacción a “todas las parroquias de Ciudad Bolívar con el fin de ayudar al sostenimiento de los sacerdotes”. Esta iniciativa tiene como fin ayudar a los sacerdotes de esas iglesias y permitirles continuar hasta final de año en pie.

Ante el éxodo venezolano, la Arquidiócesis de Bogotá implementó hace algunos meses el Centro de Atención al Migrante para ayudar a la comunidad inmigrante. Debido a la pandemia, según el padre tuvieron que cesar las actividad de ese centro. Sin embargo, “siguieron las ayudas a través de paquetes alimenticios, paquetes de ropa; a veces temas de ayuda económica, no mucha, pero una cosa de “tome y siga su camino”, ayudas para conseguir pasajes”.

El COVID-19 no distingue religión, ni creencia. Los sacerdotes de las iglesias católicas bogotanas también se han infectado. Sin embargo, la cifra no ha sido dramática. De Brigard dijo que no han sido muchos los infectados, pero lamentó, en especial, el fallecimiento del capellán de una clínica de la capital.

El confinamiento ha incidido gravemente en la salud mental y los padres católicos no son la excepción. Sin embargo, para preservar la salud psicoemocional de los líderes religiosos, la Arquidiócesis empleó estrategias que “buscan saber qué necesidades tienen -los sacerdotes-: si se les acabó el dinero, si están aburridos, si están deprimidos, etc. Todo para poderlos ayudar y que sigan adelante”, dijo el padre De Brigard. Igualmente, la Iglesia ha ‘echado mano’ de la tecnología y mediante zoom han impartido charlas psicológicas.

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¿Volver a misa presencial es pecado?

Recientemente, se cumplió un mes desde que el Ministerio de Salud y Protección Social dio el aval para que las iglesias reabrieran sus puertas con estrictos protocolos de seguridad, para que los feligreses volvieran a los templos. Al indagar al padre sobre si es pecado volver o abstenerse, aseguró que no hay falta porque también hay que tener toda la prudencia y que “el que quiera venir a la misa, que venga; el que no, que lo haga cuando se sienta bien”.

La Iglesia Católica suele implementar el sacramento de la unción de los enfermos. Sin embargo, debido a la pandemia, esta práctica ha cambiado drásticamente su metodología para evitar más contagios de coronavirus.

“Algunos hospitales y clínicas no permiten que nadie entre a la zona donde están los pacientes de la covid-19. Yo, por ejemplo, he tenido que asistir a varias personas dándoles una bendición a través de una video llamada”, aseguró el sacerdote al periódico El Tiempo.

El padre concluyó afirmando que la Iglesia sigue los estrictos protocolos de bioseguridad para que los fieles no pierdan su relación con Dios y que en ritos como la Eucaristía, la ostia en la mano no es sacrilegio y se deberá seguir haciendo por el bienestar de la feligresía y el obispado.

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