Desde que la alcaldía puso en marcha la estrategia “Bogotá a cielo abierto”, en septiembre de 2020, como parte de la reactivación de la economía para negocios que vendieran comida; varios restaurantes y pubs tuvieron la posibilidad de sacar sus mesas a la calle y así poder volver a atender a los ciudadanos. Para llevarlo acabo, en algunas zonas de la ciudad como las calles 93 y 82 y la Zona G, El Chorro de Quevedo (La Candelaria) y la plazoleta del Parque de Usaquén, se dispusieron algunas vallas, para hacer control de ingreso y el tiempo de permanencia en el lugar.
Sin embargo, las vallas se han prestado para algo más que controlar el ingreso… y es que, a través de redes sociales, se han difundido denuncias de ciudadanos que aseguran que lo que está ocasionando la sectorización con las vallas para los restaurantes, es la discriminación o el derecho de admisión por parte de quienes controlan las entradas de estos sectores a ciudadanos venezolanos.
Recordemos que hace unos días se conoció un video que publicó la escritora y columnista Carolina Sanín. Sobre cómo un padre es discriminado con sus dos hijas al tratar de transitar por el sector de los restaurantes de la Carrera 13 con Calle 85 en Bogotá.
Además, varios ediles protestaron porque se está privatizando el espacio público de los sectores y este no le pertenece a nadie, ni siquiera a la Alcaldía de Bogotá. En redes sociales se convocó a una “acción de desobediencia civil”, con la que se invitó a los bogotanos a que se trasladaran hasta la Zona T para quitar las vallas. De esta iniciativa participó el edil de Chapinero, Edmundo López, quien compartió un video en su Twitter removiendo, con varias personas más, las cercas que se encontraban en el camino.
Así lo describió en sus redes: “Apoyamos reactivación económica al aire libre, pero sin bloquear el acceso de la ciudadanía a sus calles. Se han dado por ello actos de discriminación inaceptables”
Óscar Ramos, alcalde local de Chapinero, reconoció que algunos establecimientos no están garantizando el libre derecho de admisión y a través de un comunicado comentó que: “Desde la Alcaldía local rechazamos categóricamente cualquier tipo de discriminación en el espacio público. Todos los ciudadanos tenemos derecho al uso y acceso del mismo”. Después de esto procedió a dar la orden de que se retiraran las vallas.
Sin embargo, un par de días después, las vallas volvieron a aparecer, lo que molestó aún más a la ciudadanía, que aseguró que fue una decisión temporal solo para darle “contentillo a los protestantes”.
Según el alcalde local, volver a poner las vallas, es solo una estrategia que tiene como fin cuidar la vida, evitar aglomeraciones y garantizar el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad. “Ningún ciudadano ni particular arbitrariamente, puede atentar contra estas estrategias, porque está poniendo en riesgo la vida y la reactivación económica”. Aunque reconoce que las vallas están en espacio público, Ramos aseguró que son de vital importancia para el control de quienes asisten a “Bogotá cielo abierto”.
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