Después de cada proceso electoral quedan sin representación, por lo menos, entre 10 y 12 departamentos de Colombia. Así lo demuestra el profesor Jorge Armando Rodríguez, docente de la facultad de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia.
Además de esto, las investigaciones del profesor también arrojan que hay nueve departamentos en el país que nunca han tenido un congresista en la cámara alta y otros, como Chocó, que apenas han tenido un solo senador desde 1991, año en el que el Senado pasó a ser circunscripción nacional con el proceso constitucional.
En su investigación “Descentralización (y centralización) sin representación: a propósito de la composición territorial del Congreso colombiano” Rodríguez demostró que algunas zonas del país no tienen voz en el Senado y esto ha llevado a que queden fuera de los temas nacionales y de las discusiones de proyectos que incluso llegan a afectarles directamente.
La investigación del académico data de 2018, sin embargo, revivió este año, pues el texto fue citado en varias ocasiones por algunos de los representantes que presentaron dentro de la reforma política la propuesta del senado regional: destinar 12 curules para los departamentos que históricamente no han tenido voz en dicha corporación. Es decir, que el Senado tenga más congresistas.
<mark class="hl_orange"><b>¿Más curules en el Congreso?</b></mark>
El pasado 7 de octubre fue debatida en el Congreso la reforma política, que fue aprobada en primer debate en Cámara, en la que se propone la creación de 12 curules para los departamentos con menos representación. La proposición es polémica y muchos critican el aumentar el tamaño del Congreso.
Como parte de la controversia por la propuesta, el profesor de la Universidad Nacional habló con El Espectador sobre el diagnóstico que hizo del Congreso y la representación en el Senado. Para Rodríguez, la solución pasa por darle un vuelco a la noción de circunscripción nacional que tiene el Senado desde la Constitución de 1991.
En este sentido el académico opina que “Hay que empezar por preguntarse cuál es el papel del bicameralismo, es decir, de tener la Cámara de Representantes y el Senado. En los parlamentos modernos, ese papel se traduce en la representación de la población, entonces las curules se asignan en proporción a los habitantes. Ese es el papel de la Cámara de Representantes. Mientras que en el Senado se incorpora un componente de representación territorial, eso quiere decir que allí se trata de balancear la representación de las grandes entidades territoriales, en términos de población, con las más pequeñas”, afirma,
El profesor también critica que “tanto la Cámara como el Senado terminan siendo dominadas por las grandes entidades territoriales: Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca, Atlántico, Cundinamarca y Santander”.
<mark class="hl_orange">La solución</mark>
Finalmente para Rodríguez la solución podría ser incorporar un componente territorial en el Senado, no necesariamente hay que aumentar el número de senadores o de curules. Se puede hacer con el mismo número de curules. El proyecto de acto legislativo que se está discutiendo en la Cámara identifica el problema, pero es susceptible de mejorarse y tiene algunos defectos de diseño. Yo no aumentaría el número total de curules, pero sí incorporaría un componente territorial. Por ejemplo, el diseño debería garantizar que todo departamento tenga al menos un senador. Si usted garantiza eso, tendríamos 33 senadores elegidos, representando a los departamentos, y el resto se elige con un mecanismo similar a la circunscripción nacional.
Sobre la reforma política y la ampliación de curules el estudioso ha ratificado que “el proyecto, como lo dije, identifica el problema, pero no lo soluciona bien porque lo soluciona para los departamentos, sobre todo, de la Amazonía y la Orinoquía, pero lo que dice la letra del proyecto es que esas curules son para los departamentos que tengan sólo dos representantes en la Cámara”, afirma.
En ese sentido agrega que “Fíjese que departamentos, como el del Quindío, Meta o Sucre, pueden tener tres representantes cada uno. Sin embargo, no obtienen los suficientes votos vía circunscripción nacional para tener un senador. Entonces, quedaríamos con la paradoja que los más pequeños obtienen un senador, y los intermedios no. Por eso no soluciona el problema”. Así pues, Rodríguez propone que “lo que se debe hacer es que se incorpore un elemento de representación territorial sistemática, para todos”.
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