Así fue el operativo en el cual se le dio de baja a alias Uriel

El campamento del comandante del ELN tenía antena de internet satelital y paneles solares.

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"Uriel" era la cabeza visible del Frente de Guerra Occidental del ELN que se moviliza en el oeste del país y cayó en una operación militar en el municipio chocoano de Nóvita. EFE/Christian Escobar Mora/Archivo
"Uriel" era la cabeza visible del Frente de Guerra Occidental del ELN que se moviliza en el oeste del país y cayó en una operación militar en el municipio chocoano de Nóvita. EFE/Christian Escobar Mora/Archivo

El domingo 25 de octubre en la tarde, el presidente de Colombia, Iván Duque, anunció que, en un operativo militar, se le había dado de baja a Andrés Felipe Vanegas Londoño, conocido con el alias de Uriel, el tercer jefe del frente de Guerra Occidental del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Uriel se encontraba en la zona selvática del Chocó. Su campamento, según mostró el periódico El Tiempo, contaba con antena de internet satelital y paneles solares. En ese mismo lugar, anunciaron las autoridades, se encontraron tres radios base, con los que Uriel se comunicaba, dos tablets, seis computadores, 16 celulares, armas, rutas de escape, munición calibre 5.56 y su pasaporte personal.

Vanegas Londoño, quien estaba acusado de reclutamiento de menores para el ELN, solía usar las redes sociales para contactar jóvenes que luego se enlistarían en las filas de la organización guerrillera.

El paradero de Uriel se supo gracias a las investigaciones de los grupos de fuerzas especiales del comando de las Fuerzas Militares (CCOES-Comando Conjunto de Operaciones Especiales) y a la ayuda de la población por lo que el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, anunció que se hará entrega de los $500 millones que el Gobierno había ofrecido a quien colaborara con la justicia.

El abatido cabecilla del ELN estaba acusado de varios crímenes, algunos de ellos, incluso, según el Gobierno, perpetrados en las calles de Bogotá. Fue el mismo Uriel quien aseguró que militantes del ELN habían participado en la destrucción de los Centros de Atención Inmediata (CAI) en Capital durante las manifestaciones de septiembre y también su vinculación el asesinato de 22 cadetes en la Escuela General Santander.

“No es solo mediante hostigamientos armados frontales, en zonas rurales apartadas del país, sino por la vía de una doctrina de guerra urbana, fundada en el reclutamiento de nuestros jóvenes, la división estratégica de tareas y la instigación organizada a la violencia, que ataca actualmente, la democracia colombiana”, señaló el Fiscal General de la Nación Francisco Barbosa, hace algunos algunos días durante su intervención en el seminario ‘online’ Análisis y prevención del terrorismo urbano, organizado por la Consejería Presidencial para la Seguridad Nacional.

Según información a la que tuvo acceso el periódico El Tiempo, el campamento en el que se encontraba Vanegas tenía un anillo de seguridad de cerca de 15 hombres, y el operativo para encontrarlo comenzó desde hace dos meses.

La situación, que complicaba el ingreso de los hombres destinados por el Gobierno para capturarlo, fue la existencia de otro campamento separado de ese primero a una distancia de 20 kilómetros.

Según uno de los oficiales que participaron en el operativo, Uriel podría estar escondido en cualquiera de los dos campamentos. Sin embargo, se identificó el correcto cuando hombres de confianza del comandante guerrillero fueron vistos por las autoridades llevando víveres y provisiones a uno de los campamentos, con lo que se dio la orden de intervenir el lugar.

Tras ser abatido Vanegas Londoño, se encontraron tres maletas de campaña que, se presume, serían utilizadas por él y una mujer con el alias de Caro para huir antes de la emboscada.

Con la muerte de Uriel, todos los objetos electrónicos quedan a disposición de las autoridades competentes para la investigación de archivos o documentos confidenciales del ELN.

Iván Duque, en su alocución para informar de la muerte de Uriel, lo definió como “un criminal peligroso, responsable de delitos como secuestro, asesinato de líderes sociales, hostigamiento a poblaciones, asesinato de soldados y policías y estimular el reclutamiento de menores”.

Para las Fuerzas Militares, según informó Noticias Caracol, la muerte de Uriel representa la ruptura de la “expansión de un modelo ideológico” entre los jóvenes, particularmente del Chocó en donde, según las autoridades, el cabecilla lideraba los movimientos de “Juventudes del Chocó” con el que pretendía atraer menores a las filas de esa guerrilla.

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