“Necesito una ayuda pa´ quitarme esta loquera, también me provoca tomarme una aguilera, no consigo mi cartera, me cayó una piojera, no tengo nada en la nevera, ya mi esposo no quiere ni menearme la cadera”, canta y baila una mujer de la tercera edad en un bus de TransMilenio.
En el video publicado por un twittero, que ya acumula más de 14 mil vistas, se puede ver como la mujer usa su talento urbano para rebuscarse el dinero de su día a día y, de paso, entretener a los pasajeros del sistema de transporte público.
“Yo no soy una cualquiera, no soy bandolera, ni pistolera, tampoco soy estudiante, yo soy es rapera, una humilde abuelita rapera, y me vine a Bogotá pa´ salir de esta peladera”, continúa cantando la abuelita con su micrófono negro y su bafle colgado al hombro.
La mujer se hace llamar ‘Cindy sin dientes, la abuela rapera’, una venezolana que antes realizaba sus presentaciones en el metro de Caracas, pero que, debido a la situación del vecino, país debió migrar a Colombia para, como dice ella en la canción que entona, ‘salir de la peladera’.
El clip ha sido replicado miles de veces en la red social, generando todo tipo de reacciones. Muchos usuarios han manifestado su apoyo y admiración al talento de la abuela artista que esperan encontrarse algún día en el sistema masivo de transporte para ayudarla y escucharla en vivo.
Sin embargo, no todos parecen estar tan emocionados, y algunos rechazaron que una mujer de su edad tenga que cantar en los buses para subsistir. Al parecer, ‘Cindy sin dientes’, trabaja en el transporte público desde hace muchos años, pues, ante lo viral que se hizo su video, otras personas encontraron imágenes anteriores de la mujer rimando en el metro de Caracas, Venezuela, con fuertes críticas convertidas en rimas en contra de un sistema que, aún hoy, le parece fallido.
Al parecer, el otro video de la abuela rapera, revivido en Twitter, fue grabado en el 2012. En ambos videos se refleja, no solo el cambio de escenario, sino el paso de los años, pero también es evidente que Cindy siempre ha sabido conquistar a quienes se transportan en el transporte público con sus singulares rimas.
La historia de esta mujer, aunque no se conoce más allá de los videos publicados, se une a la de otros miles de venezolanos que día tras día, se suben al transporte público o van por las calles, no solo de Colombia, sino del mundo, solicitando la ayuda de otros para sostenerse fuera de la crisis de su país.