El día antes de morir Mario Paciolla compró dos tiquetes aéreos para regresar a Italia. Lo hizo con la tarjeta de crédito de su ex novia, Ilaria Izzo, que como él también era una ciudadana italiana trabajando para la Misión de Verificación al Acuerdo de Paz de la ONU en Colombia.
Esos días previos había estado muy nervioso, hablando de seguimientos y espionajes en su contra, y tratando de convencer a su exnovia, con la que mantenía una relación de mucha cercanía pese a terminar su relación en septiembre de 2019, de que lo mejor era regresar a Italia.
En el testimonio que Izzo entregó a la fiscalía italiana después del presunto suicido de Paciolla, la joven de 31 años afirma que el italiano estaba muy alterado los días previos a su muerte, y que ese fatídico 14 de julio de 2020, hablaron varias veces en conversaciones donde Paciolla se mostraba desesperado, llorando en ocasiones e incluso llegó a decir que ya no quería vivir más.
Sin embargo, en la última de esas charlas, sostenida entre las 11:00 y las 11:23 p.m. -según informa el medio italiano Corriere Della Sera- Izzo afirma que ya estaba más calmado y que una de las últimas cosas que le dijo fue que ella usara el tiquete que le había comprado para salir pronto de Colombia.
Al día siguiente, julio 15, Mario Paciolla sería encontrado muerto en su habitación del barrio Villa Ferro en San Vicente del Cauguán (Caquetá). Tenía las muñecas cortadas y estaba colgado de una sábana, su deceso fue catalogado por las autoridades colombianas como un suicidio.
Pero hoy las circunstancias alrededor de su muerte siguen revistiendo un halo de misterio. Paciolla era un destacado funcionario de la ONU y llevaba años en Colombia haciendo parte de diferentes organismos internacionales que trabajan por los Derechos Humanos en el país. Era un profesional experimentado y riguroso, que conocía ampliamente el terreno donde realizaba su trabajo y era consiente de sus riesgos.
Por eso la noticia de su aparente suicidio tomó por sorpresa a más de uno. Quienes lo conocieron afirman que no era una persona capaz de atentar contra su vida y sus familiares, que también estuvieron en contacto con él días antes de su muerte, aseguran que a Paciolla lo estaban persiguiendo y que sus deseos de salir urgentemente de Colombia no responderían a temores infundados.
El día que el italiano apareció muerto en su residencia en el Caguán, iba a viajar a Bogotá y esperaba en unos días poder regresar por fin a Nápoles, como había querido desde principios del 2020.
Su misión en Colombia
Paciolla era un experimentado defensor de los derechos humanos y en Latinoamérica había estado trabajando en terreno en lugares tan complejos como los Andes argentinos en los que lideró un proyecto de educación en DDHH en las favelas de Salta.
Así mismo en 2015 trabajó como analista político en Jordania para la CESIE y desde 2016 estaba en Colombia haciendo trabajo de derechos humanos, primero en las Brigadas Internacionales de Paz y desde 2018 como miembro de la Misión de Verificación de los Acuerdos de Paz de la ONU.
La misión de la ONU tiene la labor de hacerle seguimiento al cumplimiento de la implementación del Acuerdo de Paz que firmó el Gobierno colombiano en 2016 con la guerrilla de las FARC y que produjo la desmovilización de más de 13 mil guerrilleros alzados en armas.
Específicamente, la misión verifica los puntos e los puntos 3.2 y 3.4 del Acuerdo que versan sobre la reincorporación a la vida civil y garantías para la participación política, y garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones y conductas criminales.
Paciolla desarrollaba su labor en San Vicente del Caguán, un lugar con una complejidad histórica de violencia, al ser uno de los epicentros del conflicto armado colombiano. Fue allí, por ejemplo, que las FARC tuvieron la infame “zona de distensión”, unos 42 mil kilómetros cuadrados que el gobierno del entonces presidente Andrés Pastrana les entregó durante las fallidas negociaciones de paz que se llevaron a cabo entre 1999 y 2002.
En este territorio, también ha tenido presencia histórica las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) -estructura armada paramilitar de extrema derecha- y la guerrilla del ELN. Actualmente, grupos disidentes de las FARC que no se acogieron al acuerdo disputan terreno con las Autodefensas Gaitanistas de Colombia -herederas del paramilitarismo- y la guerrilla del ELN.
Es en medio de todo este contexto que Paciolla empieza a manifestar cinco días antes de su muerte profundas preocupaciones por su seguridad. Así se lo hizo saber a su madre, a quien le dijo que pronto volvería a Italia pues no quería seguir más en Colombia y así quedó consignado en una conversación que sostuvo por chat con un amigo cercano que fue revelada por el diario El Espectador el 2 de agosto.
“Quiero olvidarme para siempre de Colombia. Colombia ya no es segura para mí. No quiero poner un pie otra vez en este país ni en la ONU. No es para mí. Pedí el cambio hace rato y no me lo dieron. Quiero una nueva vida, lejos de todo”, habría escrito Paciolla el 11 de julio, mismo día en que habló con su madre.
El informe que tumbó a un ministro
Una de las incógnitas que quedan sueltas sobre a muerte de Paciolla tienen que ver con el trabajo de campo que estaba realizando el italiano y con los conflictos al interior de la Misión de la ONU desatados por la filtración de un informe que terminó costándole el puesto al entonces ministro de Defensa, Guillermo Botero.
Botero renunció a su cargo el 5 de noviembre de 2019 tras un escándalo producto de un debate de moción de censura que se adelantó en su contra en el Congreso colombiano. En ese momento, el senador del Partido de La U, Roy Barreras, mostró pruebas de que un bombardeo del Ejército, que fue abiertamente celebrado por el Ministerio de la Defensa y el Presidente Iván Duque, había causado la muerte de ocho menores de edad.
Después se supo, por investigaciones periodísticas en terreno, que habrían sido más las víctimas, algunas de ellas rematadas por los militares después del bombardeo.
El objetivo era el campamento del líder disidente Rogelio Bolívar Córdova alias Gildardo Cucho, cuya baja fue anunciada como un gran logro por el Gobierno de Duque.
Pero ese informe que rebeló el senador Barreras, quien afirma haberlo obtenido de militares descontentos con el proceder del ministro Botero, fue filtrado desde la Misión de Verificación de la ONU y tenía como autor a Mario Paciolla.
Así lo reveló la periodista colombiana Claudia Julieta Duque, quien además de haber sido amiga personal de Paciolla, ha publicado varias investigaciones alrededor de la misteriosa muerte del funcionario de la ONU.
Duque revela que tras este episodio, la confianza del italiano en los jefes de la misión quedó minada. Cuenta que entre el 19 y 21 de noviembre, Paciolla contó a varios personas cercanas que había sufrido junto con otros compañeros de la misión en San Vicente del Caguán, “ataques cibernéticos”. Solo habían pasado dos semanas desde que el sacudón político producto de la filtración de su informe causara la caída de un ministro.
Días más tarde, Paciolla viajaría a Italia de vacaciones, llevando consigo sus miedos. De acuerdo a la investigación de la periodista, que publica El Espectador, en su Nápoles natal se habría encargado de borrar sus poemas de varios sitios webs culturales de Italia y Francia, así como fotos personales y familiares de sus redes sociales, las cuales puso privadas y cambió sus contraseñas.
También le habría pedido a un amigo hacer una copia de seguridad de toda la información de su computador privado y a su padre que separara el internet de su casa con el de la familia.
A su regreso a Colombia, el 27 de diciembre de 2019, Paciolla se reincorporó a su trabajo en la Misión de Verificación de la ONU en enero de este año, desde entonces pidió su traslado, algo que nunca fue contestado hasta antes de su muerte.
Sospechas de la autopsia
El cuerpo del verificador de la ONU llegó a Italia procedente de Bogotá la mañana del 23 de julio, al día siguiente es recibido en Roma por el profesor Vittorio Fineschi, director de forenses de la Fiscalía de Roma encargado de realizar la autopsia del italiano.
Desde el primer momento esto se presentó como un reto ya que el cuerpo se encontraba sumergido en kilos de aserrín, no había sido re embalsamado luego de la primera autopsia practicada en Colombia y en esas condiciones los exámenes de la necropsia corrían el riesgo de verse comprometidos al punto de reducir la fiabilidad de su resultado.
Por esta razón aun no hay una completa certeza de si la muerte de Paciolla se debió a un asesinato, como sostienen sus familiares, o a un suicido, como fue catalogado por las autoridades colombianas.
Lo cierto es que hay algunas inconsistencias con la versión del suicidio derivado del expediente que sobre el caso lleva la Fiscalía Italiana.
De acuerdo con medios italianos como Corrie De La Serra, La República o TPI, las primeras valoraciones de las heridas del cuerpo de Paciolla que apuntarían a un suicidio, como las laceraciones en sus venas, son superficiales. También dicen que la marca del cuello, no sería compatible con la soga de una sábana, la cual presuntamente usó para colgarse.
En los puntos oscuros del caso, que alimentan la teoría del asesinato, está una llamada realizada por Paciolla a las 10:00 de la noche, el 14 de julio, día de su muerte. Esta llamada de la que se desconoce su contenido, habría sido realizada al suboficial del Ejército y jefe de seguridad de la Misión San Vicente del Caguán, Christian Thompson Garzón.
Esta llamada anómala contrasta con la actuación de ese funcionario que el día posterior a la muerte del italiano impidió la entrada de los compañeros de misión al cuarto de Paciolla. Thompson además fue el encargado de recolectar las pertenencias de verificador muerto, y darles un manejo sobre el cual también hay serios cuestionamientos, pues algunas de ellas no fueron enviadas a Italia para ser analizadas por la justicia de ese país.
El secretismo alrededor del caso en la Misión de la ONU es absoluto, ningún oficial ha querido entregar declaraciones, reforzando por vías oficiales que Paciolla se suicidó.
El caso reviste especial atención en Italia donde hace una semana la Fiscalía empezó a investigarlo como un asesinato. Medios italianos como TIC incluso enviaron a periodistas hasta San Vicente del Caguán para investigar el caso.
Uno de ellos en una reciente publicación en este medio, recoge el testimonio del dueño de la casa donde vivía Paciolla. Él sostiene que lo del italiano fue un suicidio, pues no concibe como alguien podría haber entrado al cuarto sin causar un ruido que lo despertara.
Sin embargo, las dudas persisten y el caso, aún abierto, deberá seguir siendo investigado.
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