Salvatore Mancuso vuelve a ser noticia. El exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia que está próximo a ser liberado por la justicia de Estados Unidos tras cumplir una condena por narcotráfico, reiteró en una misiva dirigida al exministro y negociador de Paz, Álvaro Leyva, su compromiso con contar toda la verdad del conflicto colombiano.
La carta fue dada a conocer por Leyva, quien envió el pasado 19 de agosto una comunicación a Mancuso para pedirle que se comprometiera con la verdad del conflicto. Dicha comunicación también fue enviada al excomandante de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, y con ella se propició una conversación histórica entre los antiguos máximos jefes de la guerrilla y el paramilitarismo.
Mancuso le agradeció a Leyva esa intermediación pero le corrige un “error” ya que en su carta se intuye que él no ha contado hasta ahora su parte de la verdad: “Eso es incorrecto. Si su invitación doctor Leyva es que siga contando y complementando esa verdad, le aseguro a usted, a todo el país y a las víctimas que así lo seguiré haciendo. Desde cuando me desmovilicé no he dejado de cumplir mis compromisos y mi único deseo es seguir haciéndolo hasta culminar los procesos transicionales”.
“Fui extraditado para callarme”, afirma tajantemente en uno de los apartes de la carta, en la que pide a Leyva y al país reconocer que desde el momento de su desmovilización ha venido contando la verdad del conflicto, denunciando los fuertes vínculos entre la institucionalidad del Estado colombiano y el paramilitarismo e incluso el rol que el expresidente Álvaro Uribe Vélez jugó en el surgimiento y consolidación de las AUC.
“Se han usado medios coercitivos para intimidarme, como torturas amenazas, persecución judicial a través de montajes como los he denunciado pública y judicialmente, todo tratando de callarme, ni qué decir, cuando conté de forma detallada de las relaciones del Estado con las AUC, Colombia ya sabe lo que ocurrió, como venganza criminal y para callarme fui extraditado”, escribe el exjefe paramilitar.
Dice que en su contra se ha usado una persecución judicial pues no hay un interés real por parte del Estado colombiano de que se sepa lo que él sabe, como participante directo del conflicto armado colombiano.
“Debido a que relaté como colaboradores funcionarios cercanos del presidente Álvaro Uribe, como Francisco Santos, hoy embajador de Colombia en Estados Unidos, José Miguel Narváez, subdirector del DAS quien tuvo responsabilidad en la muerte de Jaime Garzón, de Pedro Juan Moreno, amigo personal y secretario de Gobierno de la Gobernación de Antioquia, fueron personas muy cercanas a las AUC, también narré algunas situaciones que se presentaron con el mismo presidente Uribe”, agrega.
Afirma que tiene una “condición indiscutida de tercero financiador, colaborador” y también se define como “víctima” y como “Agente del Estado de Facto” una condición que dice, ostentó por muchos años y que resalta el estrecho vínculo entre el paramilitarismo y la institucionalidad en Colombia.
“Soy un testigo excepcional, único en la realidad histórica del conflicto”, sostiene Mancuso, reafirmando su legitimidad para participar en el proceso de justicia transicional que pretende ser un punto final a la guerra en Colombia.
Reconoce además su responsabilidad y la de su organización, las AUC, como victimarios de miles de connacionales que sufrieron la muerte de seres queridos y desplazamientos forzados en los peores años de la guerra.
Recuerda que en las primeras audiencias de justicia y paz denunció la “parapolítica”, afirmando que el 35% del Congreso de la época había sido financiado y promovido por las AUC. “Me trataron de loco” (…) “lo negaron todo” afirma.
Mancuso se acogió en 2005 a Justicia y Paz, una ley de justicia transicional expedida para la desmovilización de los paramilitares, en ella se daba un canje similar a la premisa que hoy sustenta la JEP, creada a partir del Acuerdo de Paz con las FARC, verdad y reparación a las victimas a cambio de penas alternativas o menores.
El exjefe paramilitar sostiene que él y otros miembros de su organización estaban dando cumplimiento a esas condiciones, aunque en su momento denunció que “Justicia y Paz” no propiciaba realmente que se conociera la verdad y por el contrario re victimizaba a las víctimas, pero que la extradición fue usada como un arma para torpedear ese proceso.
Hoy la suerte del exjefe paramilitar todavía es incierta ya que no es seguro si volverá a Colombia deportado o irá a Italia, donde tiene ciudadanía, una vez termine las diligencias judiciales para su liberación, lo claro es que Mancuso quiere contar la verdad, siempre y cuando haya una garantía para salvaguardar su vida. “Doctor Álvaro, mi respuesta a su invitación de continuar honrando a las víctimas del país con la verdad, entre todos, por todos y de cara al país, es sin duda alguna, sí”, concluye la carta.
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