Polémica en Colombia por un cura que no paró de dar misa sin tapabocas y repartiendo la hostia en medio de la pandemia

El párroco Bernardo Londoño siguió recibiendo fieles en el Cauca como si no hubiera cuarentena ni prohibición a las aglomeraciones y oficios religiosos

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El cura Bernardo Londoño sin usar tapabocas y violando las restricciones de la cuarentena da la hostia en la boca a los fieles que asisten a su misa en Popayán. (Foro tomada de twitter)
El cura Bernardo Londoño sin usar tapabocas y violando las restricciones de la cuarentena da la hostia en la boca a los fieles que asisten a su misa en Popayán. (Foro tomada de twitter)

Una polémica se desató en Colombia después de que se conociera que una parroquia en Popayán, una ciudad altamente católica, nunca detuvo sus liturgias presenciales en las que sin ninguna medida de bioseguridad el cura que las preside da misa sin tapabocas y entregando la hostia de la comunión en la boca de los feligreses.

El sacerdote se llama Bernardo Londoño, y es el cura de la Iglesia Santo Domingo ubicada en el sector histórico de Popayán. Allí, pese a las restricciones impuestas por el Gobierno Nacional por la pandemia del Covid-19, las cuarentenas y la prohibición de las aglomeraciones de personas, las misas no se han detenido.

Se realizan dos eucaristías al día, de lunes a sábado a las 7 de la mañana y a las 5 de la tarde, y los domingos a las 10:30 de la mañana y a las 12 del medio día, sin restricción al ingreso de personas.

“Apenas están leyendo los documentos que pidieron por parte del Ministerio del Interior para reabrir el templo, pero aquí no hemos parado nosotros porque es que la gente necesita de la abundancia de Dios, nadie nos ha puesto problema, ni la policía que pasa e incluso a veces e ingresan aquí”, le dijo el padre Londoño a medios colombianos.

El domingo es el día de mayor asistencia, algo paradójico pues en Popayán hay total restricción a la movilidad ese día. En el templo la puerta permanece cerrada, pero solo basta con empujarla para entrar y presenciar la misa.

Ya la gente está cansada de ver misa por televisión, es como ver una película. La gente ya sabe cómo se acomoda y sin tapabocas no se recibe a nadie”, agrega el cura.

Popayán es uno de los municipios más católicos de Colombia al punto que se ha convertido en un destino obligado del turismo religioso del país, en especial durante la celebración de la Semana Santa.
Popayán es uno de los municipios más católicos de Colombia al punto que se ha convertido en un destino obligado del turismo religioso del país, en especial durante la celebración de la Semana Santa.

Muchos de los fieles superan los 60 años, una violación aún mayor a las reglas de la cuarentena pues esta población en riesgo debe mantener, según el Gobierno, un confinamiento absoluto. Ellos reciben la hostia de la mano del sacerdote directamente en la boca, quien además no usa ningún tipo de elemento protector, como guantes o tapaboca.

De acuerdo con las autoridades de Popayán, estas misas están por fuera de lo permitido y de manera irregular, aunque afirmaron no conocer la situación en concreto de la Iglesia Santo Domingo, algo insólito pues está ubicada tan solo a una cuadra de la alcaldía municipal.

“Todavía no hay autorización de pilotos para hacer actividades religiosas de ninguna orientación”, le dijo a RCN radio Oscar Ospina, secretario de Salud de Popayán.

En efecto los protocolos aprobados por el Gobierno para el regreso de los cultos religiosos presenciales apenas están siendo ratificados por los municipios y se ha dejado en claro que empezarán por aquellos que no tengan casos reportados de Covid-19 o cuenten con una muy baja afectación por el virus pandémico.

En la parroquia de Espianal, en Tolima, se hizo el primer piloto instalando estas estaciones para medir la temperatura de los fieles que asistan a los servicios religiosos.
En la parroquia de Espianal, en Tolima, se hizo el primer piloto instalando estas estaciones para medir la temperatura de los fieles que asistan a los servicios religiosos.

Cabe destacar que entre las restricciones impuestas por el Gobierno para la asistencia de los fieles a las iglesias está el control del aforo, siempre inferior a 50 personas en el caso de los templos más grandes, la toma de temperatura a la entrada, la demarcación en el interior para mantener la distancia social de por lo menos dos metros, la prohibición a los besos, abrazos, cánticos y alabanzas, al saludo de la paz y a la hostia entregada en la boca, la obligatoriedad del uso del tapabocas y la restricción a la entrega de cualquier panfleto o literatura que acompañe a la liturgia.

La reactivación de las misas no ha dejado de ser polémico desde que empezaron los primeros pilotos hace aproximadamente un mes, ya que otras actividades como los bares, restaurantes o discotecas, que también aglomeran personas pero que sí pagan impuestos – a diferencia de las iglesias- aún están clausurados y sin claridad de cuando puedan volver a funcionar en un futuro cercano.

Recientemente, la discusión la avivó la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, al afirmar que en la capital era impensable que regresaran los cultos religiosos al considerarlos una “invitación al Covid-19” para que siga propagándose por la ciudad, hoy foco de la pandemia en Colombia.

En Popayán, lugar donde la Iglesia Santo Domingo sigue ofreciendo misas sin importarle el coronavirus, esta enfermedad avanza de manera preocupante al punto de que su principal hospital, el Universitario San José – que atiende a todo el departamento- solo cuenta con una cama UCI disponible.

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