Bogotá se acerca peligrosamente al 50% de su capacidad de atención en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), algo que de ocurrir obligaría a la ciudad a dar marcha atrás en la estrategia de aislamiento inteligente, decretando alerta naranja en toda la ciudad, volviendo a cerrar establecimientos de comercio e imponiendo nuevamente mayores controles a la movilidad.
La cifra la dio la Secretaría de Salud de la capital, que a corte del miércoles 3 de junio a medio día informó que tan solo se estaba a 23 pacientes con Covid-19 ocupando UCI para que el sistema de salud de la ciudad llegara a la mitad de su capacidad.
Actualmente Bogotá registra un 46,6% de ocupación de UCI, lo que quiere decir que de las 670 camas disponibles exclusivamente para casos de Covid-19 pues cuentan con ventilador mecánico, hay ocupadas 312: 109 por pacientes confirmados con la enfermedad y otros 203 por casos sospechosos.
La situación vino revestida de su dosis de polémica pues el plan presentado por el Distrito al inicio de la emergencia señalaba un aumento exponencial en la capacidad hospitalaria de la ciudad y en especial de camas UCI con ventilador. Dicho aumento se ha dado pero no en el ritmo prometido, dejando comprometida ante la opinión pública la capacidad de gestión de la alcaldesa Claudia López.
En los últimos tres meses Bogotá paso de tener 935 camas de UCI a 1.162, de esas 451 eran exclusivas para casos de coronavirus y se llegó a la cifra actual de 670. No obstante, la promesa de la Alcaldía era que para esta fecha ya se tendrían por lo menos 2.000 camas UCI e incluso había señalado que la meta al largo plazo era tener 4.000 camas disponibles.
“A veces la gente cree que tener una UCI es fácil, pero es costoso, es difícil, requiere de los equipos, el monitor, el respirador, que no se produce en Colombia. Se está haciendo un esfuerzo por producirlos en la Universidad de La Sabana y la Universidad de Antioquia, pero eso va a tomar un tiempo. Si faltan no es por falta de gestión, hemos hecho todo. Pero desafortunadamente con la pandemia, Estados Unidos y Europa cerraron su exportación y entramos en un mercado internacional muy competido”, dijo al respecto la alcaldesa Claudia López.
Entre las estrategias adoptadas por el Distrito para detener los contagios y por ende la cantidad de casos graves que requieran hospitalización un UCI ha estado enfocada en decretar la alerta naranja en los barrios y localidades de la ciudad con mayor riesgo de contagio. Esto ha llevado a la alcaldesa a ordenar el aislamiento de localidades completas de Bogotá como Kennedy, que concentra la mayoría de los casos en la ciudad.
Otra situación preocupante es el avance regular de las otras enfermedades en la ciudad, las cuales también ocupan UCI y saturan el sistema sanitario. Ya en Bogotá tres clínicas han reportado estar entre el 90% y el 100% de ocupación, y otras ocho afirman superar el 70% de su capacidad para atender pacientes.
La Alcaldía Mayor en cabeza de López ha dicho que si Bogotá alcanza el 70% de ocupación en UCI se decretará la alerta roja en toda la ciudad, lo que implicaría volver al confinamiento general que se impuso al inicio de la cuarentena.
Así las cosas la estrategia del Gobierno Nacional denominada aislamiento preventivo obligatorio inteligente que apunta a la reapertura económica del país y el regreso de actividades comerciales y algunas de la vida social, en Bogotá está en veremos, pues la situación de contagios en la capital, con 11.250 casos confirmados tiene en alerta a las autoridades distritales.
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