Colombia cancelará el arribo de vuelos internacionales por 30 días: no podrán ingresar al país ni extranjeros ni colombianos

El presidente Iván Duque anunció que los aeropuertos quedarán cerrados para vuelos internacionales desde el viernes y por 30 días para frenar la propagación del coronavirus en el país

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El presidente de Colombia, Iván
El presidente de Colombia, Iván Duque, anunció medidas de cierre de fronteras aéreas a nacionales y extranjeros para prevenir la propagación del coronavirus.

Después de largos días de presión por parte de la opinión pública y de la clase política nacional, el presidente Iván Duque anunció este jueves la restricción al acceso de viajeros internacionales a Colombia, una medida que también afecta a los colombianos que están en el exterior y querían regresar al país.

“Es una medida que es dolorosa, pero que se hace necesaria. Hemos mantenido la línea de que los colombianos puedan llegar a nuestro país, pero necesitamos que la pedagogía se ejerza, y por eso vamos a utilizar la capacidad de Migración Colombia y otras autoridades, incluyendo las secretarías de salud, para que puedan hacer el seguimiento respectivo y garantizar que los colombianos que hayan entrado al país estén cumpliendo el asilamiento obligatorio”, dijo el presidente en alocución televisada.

La medida empezará a regir desde el próximo lunes 23 de marzo y regirá por un periodo de 30 días, pero desde el viernes se empezará a desescalar el tránsito aéreo en Colombia.

“Se va a suspender el tránsito de pasajeros en Colombia, para ir limitando cada vez más esa capacidad, obviamente permitiendo que extranjeros que están en Colombia salgan del país”, precisó.

Dijo que esta medida se toma “en aras de tener mayores controles en la sociedad” y pidió colaboración a todos los colombianos para evitar la propagación del coronavirus atendiendo las recomendaciones del autocuidado.

El presidente reiteró que no había tomado esta decisión antes pues estaba pensando en los colombianos que estaban en el exterior pudieran regresar al país, y que pese a la restricción anunciada se necesitaba el apoyo de los ciudadanos para dejar una ventanilla amplia en la que los nacionales que están por fuera puedan volver.

“Necesitamos una ética ciudadana también. El país no puede estar persiguiendo todos los días a todo el que se va, a ver si está protegiendo su salud y la de sus seres queridos. Si las personas no están asumiendo la conciencia que esto requiere, vamos a tener que tomar medidas más drásticas (…) Tenemos que pensar en función de nuestro país, hemos dejado una ventanilla amplia para que los colombianos regresen y puedan estar con sus seres queridos”, dijo.

La rebelión de los alcaldes y gobernadores.

El miércoles por la noche el Gobierno emitió un decreto por medio del cual mandaba que todas las medidas que se tomaran en los territorios sobre la restricción de movilidad a los ciudadanos, toques de queda, cierres comerciales y demás medidas adoptadas por los mandatarios locales para evitar la propagación del coronavirus, debían ser consultadas y aprobadas primero por Presidencia.

Esto levantó una inmediata polémica, pues la sensación que dejó entre alcaldes y gobernadores fue que se derogaban sus disposiciones, en especial los decretos de toque de queda que se expidieron total o parcialmente en 19 departamentos de Colombia.

La gran mayoría de los mandatarios se mantuvieron en sus decisiones, contrariando la directriz presidencial y muchos llamaron de frente a desobedecer la medida que consideraron desacertada frente a la crisis de salud pública que vive el país y el mundo.

Bogotá fue el epicentro de la duda, ya que desde hace dos días la capital se viene preparando para un simulacro de aislamiento obligatorio y absoluto que durará cuatro días y que busca ser una prueba para cuando el país requiera una cuarentena total como ya ha pasado en otros lugares del mundo ante el avance del coronavius.

La alcaldesa de la capital, Claudia López, envió un mensaje contundente al presidente afirmando que Bogotá continuaría con su simulacro y que los tiempos no estaban para “vanidades infantiles”.

El principal reclamo de los mandatarios era que el presidente pretendía derogar sus medidas pero no estaba dando una directriz nacional sobre confinamientos o restricciones para evitar el contacto entre los ciudadanos.

En sus declaraciones de este jueves Duque se refirió a esta polémica y afirmó: “no hay peleas ni deseo de quitarle competencias a nadie”.

Dijo que no había espacio para vanidades ni disputas y que lo que se necesitaba ahora era la colaboración de todos. En ese sentido dijo que el simulacro en Bogotá se mantenía y que el Gobierno había hecho unas sugerencias para mejorar sus protocolos.

Pidió que en los territorios las medidas adoptadas fueran coordinadas con presidencia para evitar que hubiera desabastecimiento de productos en el país.

“Hay que revisar cómo se mantiene el abastecimiento, cómo se garantiza la movilidad de personal médico o de servicios públicos esenciales”, precisó.

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