La guerrillera holandesa Tanja Nijmeijer, conocida con el alias de Alexandra Nariño durante sus años de combatiente, decidió renunciar al partido político en el que se transformaron las FARC tras su desmovilización al afirmar que no se sentía “sintonizada” por el rumbo que estaba tomando.
En una comunicación dirigida a sus antiguos copartidarios afirmó: “Cuando se lleva años en un espacio sin sentirse sintonizada con lo que se decide, discute o planifica, es hora de partir antes de convertirse en obstáculo”.
Nijmeijer, que fue pieza clave de la delegación de paz de las FARC en La Habana, Cuba, agregó que para ella el partido FARC ha mutado en algo que aún no le es posible asimilar: “De lo que sí estoy segura es que ya no encaja conmigo”.
La “holandesa de las FARC” -como se le bautizó después de que se encontrara su diario relatando su vida guerrillera después de una operación del Ejército en el Meta en 2007- no hizo mención en su comunicado a las disidencias lideradas por Iván Márquez y Jesús Santrich. Tampoco manifestó deseo alguno de retomar la lucha armada.
Por el contrario, trascendió que en la última audiencia ante la Justicia Especial para la Paz (JEP) donde las FARC acudieron a rendir cuentas colectivamente por el delito de secuestro, Niejmejer habría manifestado a los magistrados del tribunal de paz su deseo de regresar a Holanda, su país natal, por lo que necesitaba resolver su citación judicial.
En la misiva, la holandesa se despide del cumplimiento de sus obligaciones partidarias pero se declara disponible "para cualquier cosa que puedan necesitar en lo personal".
"Parto con un sincero aprecio para muchos y muchas de ustedes", finalizó.
La renuncia de Niejmejer al partido FARC no supone la pérdida de los beneficios jurídicos que le dio haber firmado la paz y mantenerse en el proceso de reincorporación.
Así lo confirmó el Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, quien afirmó que "el hecho de que ella haga parte de un partido político no le quita ninguna de las prerrogativas derivadas del proceso de paz en su calidad de extranjera”.
Posterior a la entrega de armas, el Gobierno colombiano expidió una visa de “residente especial de paz” para todos los extranjeros que hacían parte de las FARC, para que estos pudieran ser identificados y gozar de los beneficios jurídicos del acuerdo. Entre ellos estuvo la holandesa, quien integro a las filas de las FARC a principios de la década de los 90.
Junto a la holandesa también renunció Andrés Mauricio Zuluaga Rivera cuyo nombre de guerra era Martín Batalla.
"Actualmente no me siento representado ni en sus posiciones oficiales, ni en su dirigencia y mucho menos en la forma en la que se han venido tomando ciertas decisiones dentro del mismo. Por eso, también como muchos otros, prefiero hacerme al lado de la militancia partidaria", dijo Zuluaga en su carta de renuncia al partido.
Agregó que se mantendría luchando por la implementación del Acuerdo de Paz y ayudando a quienes están en el ETCR de Anorí (Antioquia) en su proceso de reincorporación a la vida civil.
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