El pasado 15 de noviembre, ante una corte estadounidense del sur de la Florida, Horacio Triana, un poderoso esmeraldero colombiano, aceptó los cargos de tráfico de estupefacientes con fines de narcotráfico, conspiración para asesinar testigos y obstrucción de la justicia. Pero su historia y las pruebas reveladas por la justicia norteamericana para condenarlo podrían desempolvar un oscuro capítulo del conflicto colombiano del que poco se sabe: la entrada de los paramilitares al departamento de Boyacá y el papel que los esmeralderos de la región jugaron en ella.
Para comprender la importancia de Horacio Triana hay que remontarse a mediados de la década del 80, cuando los grupos paramilitares comenzaron a conformarse a lo largo y ancho del territorio colombiano. Ahí jugó un papel muy importante Víctor Carranza, más conocido como “el zar de las esmeraldas”, quien llegó a ser el más poderoso esmeraldero de Colombia hasta su muerte en 2013, en medio de circunstancias aún no esclarecidas.
A Carranza se le ha vinculado sin éxito en la creación de varios grupos paramilitares del Magdalena Medio y existen diferentes testimonios de exparamilitares que lo señalan como el creador de “Los Carranceros”, que servían como una suerte de ejército personal del esmeraldero para cuidar los terrenos que iba adquiriendo en Boyacá, los Llanos Orientales y la Costa Caribe colombiana.
Además, fue amigo personal y socio de Gonzalo Rodríguez Gacha, alias el Mexicano, uno de los narcotraficantes fundadores del Cartel de Medellín que lideraba Pablo Escobar, con el que terminó rompiendo relaciones y desatando una “guerra verde” por el control del negocio de las esmeraldas en la región de Boyacá. Por estos vínculos al esmeraldero se le abrió un proceso judicial que en 2003 terminó por absolverlo.
Durante el reinado de Carranza como “zar de las esmeraldas”, su principal contendor fue el Clan Rincón, liderado por Pedro Nel Rincón, alias Pedro Orejas, quien hoy cumple una pena por narcotráfico en una prisión estadounidense. Horacio Triana era entonces el hombre de confianza del Clan Rincón, una ficha clave, según el expediente que sobre él tiene la justicia de Estados Unidos, para la entrada de paramilitares en el departamento de Boyacá.
“El Alemán” y la historia del paramilitarismo en la región de las esmeraldas.
A finales de la década del 90 y principios del los años 2000 el Clan Rincón se disputaba con Víctor Carranza el control del negocio de las esmeraldas. Los primeros eran parte de una poderosa familia que además usaba las rutas de la minería para transportar droga en el departamento de Boyacá con destino a los Estados Unidos.
El eje de esa operación habría sido Horacio Triana, quien estaba casado con una de las hermanas del Clan Rincón.
De acuerdo al documento de hechos fácticos usado para acusar a Triana en Estados Unidos, que fue revelado por El Espectador, los Rincón habrían vendido parte de sus minas a los narcotraficantes a cambio de protección, pero después de la entrada de las FARC a estos territorios y su intento de cobrar extorsiones a los esmeralderos y narcos, “Pedro Orejas” optó por una estrategia más drástica.
Por intermedio de Yesid Nieto, alguien a quien la justicia norteamericana vincula fuertemente con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) -grupo paramilitar más grande del país que comandó Carlos Castaño- el líder del Clan Rincón trajo a Freddy Rendón Herrera, alias “El Alemán”, jefe paramilitar de la entera confianza de Castaño, para que combatiera y expulsara a las FARC de la región.
Así llegaron las AUC a Boyacá, comandadas por “El Alemán”, para hacerle frente a la avanzada guerrillera en el departamento. Pero, tras lograr la victoria frente a las FARC en estos territorios, las tropas del jefe paramilitar se quedaron prestando servicios de seguridad a los cultivadores de coca y los dueños de los laboratorios de cocaína, cobrando por ello un “impuesto de guerra”.
Reseña el documento contra Horacio Triana, que dicho personaje habría sido el anfitrión de una reunión entre el Clan Rincón y Yesid Nieto, quien quedó siendo el jefe de facto de las AUC en Boyacá, como resultado del encuentro, los esmeralderos acordaron pagar un impuesto a los paramilitares.
“Como resultado de este acuerdo, los campos de coca y los laboratorios tuvieron protección por parte de las AUC y se permitió sus actividades criminales con la aprobación y asistencia del Clan Rincón, incluido Horacio Triana Romero. Este acuerdo entre los Rincón y las AUC permitió la exportación de miles de kilogramos de cocaína desde Colombia para su eventual importación a los Estados Unidos”, señala el documento de la justicia estadounidense revelado por El Espectador.
Esto ya había sido contado en parte por el propio “Alemán” en sus versiones para Justicia y Paz -sistema transicional creado en las negociaciones con las AUC- y varios medios de comunicación como la Revista Semana, a quien en 2009 le contó que varios esmeralderos, entre ellos Víctor Carranza, Yesid Nieto y Horacio Triana, lo contactaron para que enviara hombres a Boyacá a cambio de un impuesto por la producción de esmeraldas.
“Él (Víctor Carranza) dio la bendición y además aprobó el porcentaje, pero con la condición de que no nos metiéramos en Muzo, en donde él tenía un grupo de seguridad para sus minas”, aseguró en ese entonces “El Alemán”.
Durante esos años en Boyacá operaban otros grupos paramilitares autóctonos de la región, como lo eran las Autodefensas de Puerto Boyacá, quienes ante la entrada de las tropas dirigidas por “El Alemán” pidieron al propio Carlos Castaño, máximo líder de las AUC, interceder para mantener su territorio.
“No nos explicamos el motivo que tienen sus tropas para incursionar en nuestro territorio el cual está libre de guerrilla, quisiéramos saber qué persiguen con esta invasión”, dice una carta encontrada en la USB de Carlos Castaño tras su muerte y que publicó el portal Verdad Abierta.
El trasfondo de todo esto era una guerra que ya comenzaba a gestarse entre Víctor Carranza y Horacio Triana por la supremacía del negocio de las esmeraldas. Algo que “El Alemán” intuyó y citó como motivo por el cual se retiró de la zona tan solo un año después de haber llegado.
“Empezaron las rivalidades entre Horacio Triana y Carranza…me fui de allá porque no quería terminar metido en una guerra de intereses personales”, dijo el jefe paramilitar en la misma entrevista.
Triana: “El nuevo zar de las esmeraldas”
Para llegar a ser considerado como “el nuevo zar de las esmeraldas” a Trina le tocó esperar hasta 2013, cuando muere Víctor Carranza, su enemigo acérrimo al que ya había tratado de asesinar sin éxito en tres distintas ocasiones.
Estos atentados, según investigaciones de la Fiscalía colombiana, los habría hecho en complicidad con el narcotraficante Daniel “El Loco” Barrera, con quien también tiene vínculos en el negocio de la droga.
A Triana la justicia colombiana lo capturó en 2016 en Maripí (Boyacá) su pueblo natal, en cuya plaza central se erige una estatua en su honor, donde monta sobre un caballo. Los cargos imputados fueron homicidio agravado y porte ilegal de armas.
El “nuevo zar de las esmeraldas” también fue señalado de atentar contra la vida del esmeraldero Hernando Sánchez, quien en 2012 fue víctima de nueve balazos propinados por un sicario en un restaurante de la Zona T en Bogotá, que si bien no le quitaron la vida, le hicieron perder un ojo y un riñón.
Sánchez era cercano a Víctor Carranza, por lo que su atentado se enmarca dentro de a “guerra verde” que enfrentó a estos esmeralderos.
En 2017 la justicia de Estados Unidos pidió en extradición a Triana, y junto con él a “Pedro Orejas” y otros miembros del Clan Rincón como los hermanos Omar y Gilberto, y José Rogelio Nieto.
Todos ellos fueron acusados de ingresar cocaína a los Estados Unidos, en una operación que contaba con la participación del Clan de Sinaloa y de grupos armados colombianos como El Clan del Golfo, también conocidos como Los Urabeños.
En el acuerdo firmado por Triana con la justicia estadounidense, el esmeraldero colombiano aceptó haber incurrido en el delito del narcotráfico y señala su voluntad de colaborar con la justicia sobre este hecho.
Si bien este delito podría darle desde un mínimo de 10 años de cárcel hasta cadena perpetua, en principio las autoridades norteamericanas solo lo juzgarían por narcotráfico, dejando a un lado sus vínculos con los paramilitares y la verdad que podría ayudar a esclarecer sobre la incidencia, crímenes y víctimas que dejaron estos grupos en la región de las esmeraldas.