Un pueblo desierto. Así es hoy Brisas de Hamburgo, un pequeño poblado principalmente rural de Nariño (sur de Colombia) en donde sus habitantes han tenido que salir huyendo por el fuego cruzado que sale de los fusiles de la disidencia más grande de las FARC en la región, el Frente Oliver Sinisterra, que era comandado por el temible alias “Guacho” y que hoy vive una división interna y violenta por quién asume su dirigencia, que significa el control de las economías ilegales de coca de la zona.
Los combates iniciaron el 1 de diciembre, cuando las primeras familias salieron de Las Brisas hacia la cabecera municipal de Magüí -el pueblo más cercano- huyendo en medio de la noche para evitar ser vistos por los disidentes que pretendían usarlos como escudos humanos.
Este éxodo no se ha detenido desde entonces y a Magüí ya se han desplazado 113 familias, que representan más de 300 personas, desbordando la capacidad que este pequeño y pobre municipio tiene para atender esta emergencia humanitaria.
“El último grupo humano que arribó a la casa de socorro que la Alcaldía tiene acondicionado fue superior a 60 personas”, precisó el secretario de Gobierno de Magüí, John Jairo Rodríguez Tenorio Rodríguez Tenorio, quien señaló la dificultad económica que tiene su municipio para atender la necesidades de los desplazadas de Brisas de Hamburgo.
Reportes de medios locales indican que los combates se han extendido a otras zonas rurales que colindan con los municipios de Magüí y Roberto Payán. En algunos lugares, la población aún se encuentra atrapada por el fuego cruzado y no ha podido salir de sus pueblos a un albergue seguro.
Los enfrentamientos entre las mismas disidencias de las FARC en la región no son nuevos, ya que el Frente Oliver Sinisterra carga con divisiones en sus filas desde que el Gobierno le dio de baja a su jefe máximo “Guacho” el 21 de diciembre de 2018.
En marzo de este año, por ejemplo, se reportó el desplazamiento de por lo menos 150 colombianos que de Nariño habían cruzado la frontera con Ecuador para resguardarse del enfrentamiento entre los subalternos de “Guacho”, hoy liderados por Carlos Arturo Landázuri, alias “Comandante Gringo” y alias “Contador”, quien fue hombre de confianza del abatido cabecilla pero ha ganado notoriedad con su muerte, separándose del Frente Oliver Sinisterra y chocando con este por el control de las rutas de narcotráfico y el negocio de la droga en la región.
“Contador” es un capo narcotraficante de vieja data en la región y se dice que era el brazo financiero del Frente Oliver Sinisterra en los tiempos de “Guacho”, así como de otras disidencias y grupos armados que operan en la zona, con el fin de ampliar su operación por toda la región del Pacífico sur en Colombia.
Otro grupo armado que se suma a este cóctel violento son las Guerrillas Unidas del Pacífico, actualmente comandadas por alias “David”, hermano de su fundador “Don Y”, quien también fue financiado por “Contador” cuando empezó su disidencia.
“Don Y” y “Guacho” eran enemigos acérrimos, disputa que heredaron sus sucesores “David” y “Comandante Gringo”, complejizando aún más la situación de seguridad de la región.
Aunque no hay un reporte oficial de cuales son los grupos enfrentados, en esta zona del departamento de Nariño todavía se vive una feroz guerra entre todos estos actores que es motivada por el control de las rutas del narcotráfico, la producción de la droga y demás rentas ilegales.
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