Colombia vivió el jueves una histórica jornada de protestas, que sacudieron a las principales ciudades. Decenas de miles de personas se movilizaron de manera pacífica, pero en distintos puntos del país aparecieron grupos violentos decididos a provocar destrozos.
A lo largo del la jornada de huelga nacional, al caer la tarde, cuando las multitudes se dispersaban, entraron en acción agitadores que se enfrentaron con piedras a la Policía, que respondió con gases lacrimógenos, y vándalos que aprovecharon el desorden para saquear oficinas públicas y comercios.
El mayor foco de violencia se vivió en Cali, la tercera ciudad de Colombia. El alcalde Maurice Armitage decretó el toque de queda durante toda la noche para contener los saqueos a establecimientos comerciales.
En las últimas horas, se viralizó un video que revelan lo que debieron afrontar algunos policías que quedaron en medio de los violentos. Las imágenes muestran a un oficial huyendo de una turba, hasta que una piedra lo golpea en la cabeza y lo hace caer al suelo.
El agente se levanta pero, evidentemente desorientado por el impacto, vuelve a desplomarse. El desenlace podría haber sido fatal, de no ser por la intervención de algunos manifestantes que se apiadaron de él y les pidieron a los demás que no lo golpearan.
El toque de queda también fue implantado en los municipios de Candelaria y Jamundí, cercanos a Cali, debido a los saqueos, al igual que en Facatativá, una localidad que está ubicada a menos de 50 kilómetros de Bogotá. Pese a esta medida, en algunos barrios de la zona sur de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, vándalos ingresaron a conjuntos de apartamentos a robar, lo que obligó a sus moradores a armarse con palos y otros objetos para defender sus propiedades.
En la capital colombiana, encapuchados reunidos en la Plaza de Bolívar atacaron a los policías que custodiaban el Capitolio, el Palacio de Justicia y el Palacio Liévano, sede de la Alcaldía. Libraron una batalla campal por cerca de una hora en la zona al caer la tarde hasta que la fuerza pública logró dispersar a los agitadores.
Un desorden similar ocurrió en el populoso sector de Suba, donde delincuentes destrozaron la principal estación de autobuses del barrio así como una oficina de atención de los servicios públicos, y además de saquear comercios incendiaron una moto de la Policía.
El presidente Iván Duque aseguró por la noche en una alocución al país que lo ocurrido tras las manifestaciones son actos de “vandalismo puro y no obedecen a una expresión de la voluntad popular, ni serán legitimados por el derecho a la protesta”.
“He dado unas instrucciones muy precisas para que la Fuerza Pública garantice la seguridad, que está siendo afectada por vándalos y criminales que quieren aterrorizar a nuestros ciudadanos”, dijo.
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