Los ríos del sur del Colombia se han convertido en una autopista fluvial para el tráfico de armas, oro y drogas controlada por las disidencias de las FARC, así lo señala un trabajo de campo de la Defensoría del Pueblo en conjunto con periodistas del diario El Colombiano, además de los trabajos investigativos del Observatorio Colombiano del Crimen Organizado.
El recorrido lo hicieron por tres días en los ríos Cravo, Meta, Mochuelo, Pauto y Casanare (Orinoquía), en los que no encontraron presencia de la Armada Nacional ni control institucional del Estado.
Esto refuerza las versiones de quienes habitan la región, que señalan que esa ausencia de autoridad impera la mayor parte del tiempo. Solamente en los puertos se encuentra a la Fuerza Pública, ahí establecen controles, requisas y piden identificación, pero nada sucede si las embarcaciones no paran.
Los ríos son usados por los grupos armados de la zona para mover los insumos con los que se fabrica la cocaína, como pasta base, combustible o acetona, hasta lavotarorios que tienen instalados al interior de la selva, cerca a la frontera con Venezuela.
Las fronteras, resalta un reciente informe del Observatorio Colombiano del Crimen Organizado -que lo integra la Universidad del Rosario e Insigth Crime- concentran el tránsito de insumos y de productos finales -cocaína y oro ilegal- pro los que los afluentes más utilizados por las disidencias de las FARC son los más próximos a ellas.
Los ríos del sur del país, tienen conexión con Ecuador, Venezuela y Brasil, también con el Océano Pacífico por el que sacan producto a Centroamérica usando lanchas rápidas o en contenedores desde los puertos.
De acuerdo con el observatorio, solo por los ríos de Nariño (departamento fronterizo con Ecuador) se mueven 2,4 toneladas de cocaína por mes; y que a lo largo de los ríos Putumayo y San Miguel las disidencias de las FARC se han logrado hacer con el control de los cultivos y los laboratorios de cocaína.
“En el norte del Cauca, el control de los ríos Naya y Micay es crucial para el trasiego de los cargamentos de droga hacia el océano Pacífico. En esta región, el río Naya conduce al puerto de Buenaventura, el mayor sobre el Pacífico y uno de los puertos de salida de más tráfico de drogas en Colombia”, señala el informe del Observatorio.
Además de cocaína, los ríos son usado para la comercialización del oro producto de la minería ilegal, negocio que también está bajo el control de las disidencias, que o son dueñas de las minas o se quedan con una tajada del negocio vía extorción a los mineros.
En Tumaco, dice la Defensoría del Pueblo, se extrajeron 587 kilogramos de oro en 2017, que equivalen a 1,8 millones de dólares en extorsión para los grupos armados ilegales, incluidas las disidencias del Frente Óliver Sinisterra y las Guerrillas Unidas del Pacífico.
De acuerdo con el Observatorio en el Cauca, un territorio donde también tiene presencia el ELN y el Clan del Golfo, las disidencias reciben anualmente unos 1.500 millones de pesos (USD 435.137) al año por la explotación ilegal de oro.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: