El episodio de los niños muertos en el bombardeo del Ejército colombiano al campamento de las disidencias de las FARC que produjo la salida del ministro de Defensa, Guillermo Botero, y tiene en crisis al Gobierno de Iván Duque, sigue sumando elementos turbios tras las denuncias de la comunidad que habita la zona donde se realizó la operación militar según las cuales habrían sido 18 los menores víctimas.
Así lo informó Noticias Uno, que trasladó a un equipo periodístico a San Vicente del Caguán, el municipio más cercano de la zona rural donde fue desplegado el bombardeo. Los periodistas recorrieron junto con la comunidad de la vereda Aguas Claras, ubicada a 800 metros del bombardeo, el lugar donde supuestamente alias Gildardo Cucho tenía su campamento.
Allí encontraron que, aunque ha pasado más de dos meses de la operación, todavía hay restos de cuerpos, uniformes con insignias de las FARC, una libreta que sería el diario de “Cucho”, ollas que usaban para comer y cocinar, el cráter que dejó la bomba más grande que lanzó el Ejército y una bomba aún sin explotar que aún no ha sido extraída de la zona pese al riesgo que representa para las comunidades cercanas.
Los habitantes de la vereda Aguas Claras afirman que no fueron ocho los menores muertos, sino que, según las familias, las víctimas serían de 16 a 18. Además, dijeron a los micrófonos del noticiero que el día de la operación, miembros del Ejército persiguieron con perros y drones a por lo menos tres niños que huyeron heridos del campamento bombardeado, fusilándolos en un potrero.
Una de las revelaciones más graves del informe es que según Medicina Legal, el cuerpo de “Gildardo Cucho”, principal objetivo militar de la operación, aún no ha sido identificado plenamente, por lo que no es claro si realmente estaba dentro del campamento al momento de ser bombardeado.
Según información de inteligencia militar Rodrigo Bolívar Córdoba, alias “Gildardo Cucho”, llevaba 25 años de vida guerrillera y era miembro del esquema de seguridad de Gentil Duarte, comandante del Frente 1 de las Farc y hoy uno de los máximos cabecillas de las disidencias de esta guerrilla. Tras la muerte de Rodrigo Cadete, quien cayó abatido en una operación del Ejército a principios de año, “Cucho” habría asumido el control de los frentes 7, 40 y 62 de las disidencias de las FARC, que operan entre Caquetá y Meta.
“Con la neutralización de alias el Cucho se afecta el subsistema de mando y control de la organización narcoterrorista; se neutralizan tareas estratégicas de expansión criminal sobre los departamentos del Meta, Guaviare, Caquetá y Putumayo; se impide el planeamiento, conducción y ejecución de acciones terroristas contra la fuerza pública, la población civil y los activos estratégicos del Estado; y se disminuye el autofinanciamiento con las rentas ilícitas del narcotráfico, lo que impacta la capacidad logística y estructural de la organización criminal”, afirmó el Ejército al momento de comunicar la operación.
Sin embargo, los resultados presentados por medicina legal muestran que el cuerpo identificado con el nombre de Rodrigo Bolívar Córdoba pertenece a un hombre menor de 20 años, lo cual no coincide con los reportes de inteligencia que afirman que “Cucho” habría ingresado a las FARC en 1994.
Además, según reveló la Revista Semana en su pasada edición, a “Cucho” se le habría adjudicado otros dos nombres: Mario López y José Marín Ramírez; los cuales aparecían en los informes de inteligencia previos al bombardeo. ¿Quién es entonces Rodrigo Bolívar Córdoba? ¿Cuál de estos tres nombres es verdaderamente “Cucho”?
La cúpula militar colombiana, ni el Gobierno de Iván Duque se han pronunciado aún sobre estos nuevos cuestionamientos que siguen agregando tensión alrededor de una operación que en su momento fue calificada por el presidente como “estratégica, meticulosa e impecable".
Y que tras las revelaciones del senador Roy Barras en el debate de moción de censura contra el ministro Botero -que ocasionaron su posterior renuncia- en las que dio a conocer la muerte de los menores, fue defendida nuevamente por el Gobierno como legítima, con un objetivo válido-“Cucho”- y apegada al Derecho Internacional Humanitario.
El bombardeo ocurrió el 30 de agosto, un día después de que Iván Márquez y Jesús Santrich anunciaran su regreso a las armas y su intención de refundar las FARC. Duque afirmó en ese momento que el bombardeo a las disidencias comandadas por “Cucho” era un mensaje “clarito” a los otros disidentes que pretendieran unirse a Márquez y compañía.