“En el pueblo de Turbaco una volqueta compraron, hace rato que no la veo porque ya se la robaron”. Así empieza el vallenato “La Volqueta”, autoría de Guillermo Torres, más conocido como Julián Conrado, o “el cantante de las FARC”, una canción que marcó el inicio de su vida revolucionaria, en la que denunciaba la corrupción que dominaba la política en su pueblo natal Turbaco.
El pasado domingo, ya en la legalidad, pero siempre armado con su guitarra y sus canciones, el cantante de las FARC se enfrentaría a esa vieja política y lograría ganar la alcaldía de su pueblo, convirtiéndose en el primer exguerrillero fariano electo por voto popular en la historia del país.
Su camino hasta lograr la Alcaldía de Turbaco no estuvo exento de polémica y tuvo que pasar por un rompimiento con el partido político FARC que hoy es dirigido por la antigua comandancia de la exguerrilla. Una de las principales diferencias es haber mantenido el mismo nombre que tenían cuando estaban en armas, algo que ha impedido tender puentes con otras fuerzas políticas de izquierda, ya que ningún partido quiere verse asociado con un nombre que causa rechazo y dolor entre los colombianos.
Por eso Julián Conrado decidió recuperar su nombre de nacimiento, Guillermo Torres, y aspirar a la alcaldía de Turbaco no bajo el aval del partido FARC, sino de la Colombia Humana – UP, movimiento político de izquierda dirigido por el excandidato presidencial y actual senador Gustavo Petro. Con el 100% de las mesas informadas, Torres lograría una apabullante victoria de 21.446 votos (el 50.7% de la votación), frente a los 13.681 (31.9%) de Leonardo Enrique Cabarcas Marrugo, candidato de Cambio Radical que era apoyado por las grandes maquinarias que históricamente han tenido el poder político en el municipio.
La campaña de Torres fue igual de revolucionaria que su vida. Sin presupuesto y con muy poca inversión en publicidad, se dedicó a recorrer cada barrio de Turbaco, llevando su guitarra y sus canciones de pequeña reunión en pequeña reunión, de visita sorpresa en visita sorpresa, hasta lograr ganarse el cariño de la gente que se tradujo en votos.
Pese a que su victoria fue en nombre de la Colombia Humana – UP, la elección de este exguerrillero fariano fue celebrada por el propio partido FARC y su máximo líder, Timoleón Jimenez, Timochenko. Además, envía un mensaje a los disidentes guerrilleros que han decidido regresar a las armas de que por las vías de la legalidad y la democracia también se pueden lograr cambios sociales.
La historia cantada de la guerrilla
Cuando Guillermo Torres pasó a llamarse Julián Conrado corría la década de 1980 y el gobierno del entonces presidente Belisario Betancourt acababa de firmar un pacto de paz con las FARC y otros movimientos de izquierda que inspiró la formación del partido Unión Patriótica (UP), pensado como el brazo político en legalidad de la insurgencia.
Pero a finales de la década los compromisos hechos tanto por las guerrillas como por el gobierno fueron incumplidos y la participación política de la UP se vio amenazada por una serie de asesinatos selectivos contra sus miembros que dejaron el saldo de dos candidatos presidenciales muertos, ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y 5.000 militantes.
Germán Torres ingresaría las FARC en 1983 e integraría el Frente 19 del Bloque Caribe, el cual comandaba Simón Trinidad, quien años después sería extraditado a los Estados Unidos.
De ahí saldría a hacer política como miembro de la Unión Patriótica pero durante el genocidio Torres se vio forzado a huir de nuevo al monte, temeroso de ser él otra víctima más de la larga lista de homicidios a los militantes de ese partido.
Para ese entonces ya había vivido la represión, después de que la policía se lo llevara preso y lo torturara tras cantar en la plaza pública de Turbaco su canción “La Volqueta”, con la que acusaba al alcalde del pueblo de robarse un camión nuevo que habían comprado para recoger la basura.
Quien lo da a conocer fue el famoso acordeonero y compositor vallenato Alfredo Gutiérrez, a quien le llega su música por intermedio de amigos del mundo musical costeño a quienes entregaba grabaciones con sus canciones. Así también conocería al acordeonero cartagenero Mariano Pérez, con quien grabaría su primer tema llamado “Tristeza sobre tristeza”.
Ya en las FARC y con el nombre de Julián Conrado, fue Jacobo Arenas, uno de los líderes históricos de esa guerrilla, quien le impulsaría para seguir componiendo. Arenas decía que la revolución cubana se había hecho “más a punta de canciones que de bala” y lo mandó devuelta al Frente 19 a cantar.
Así, Conrado se convirtió en uno de los principales exponentes de la "charamanduca", o "música de la nueva Colombia", nombre con el que se bautizó la canción protesta fariana.
La historia del “cantante de las FARC” fue conocida por los colombianos en 1999 cuando Conrado inauguró las conversaciones de paz entre esa guerrilla y el gobierno de Andrés Pastrana en el Caguán. Por esos años pasaría a integrar la comisión temática de la guerrilla que hacía las audiencias públicas.
Otra famosa presentación que aumentó su notoriedad fue el lanzamiento del Movimiento Bolivariano, en abril del 2000, donde se presentó bajo el nombre de “Julián Conrado y los Compañeros”, interpretando frente a toda la cúpula de las FARC y otros invitados.
Su visibilidad en los fallidos diálogos con el gobierno de Pastrana lo hicieron muy cercano a Raúl Reyes, miembro del Secretariado de las FARC, encargado, entre otras cosas, de las relaciones diplomáticas de esa guerrilla. Él se lo llevaría a integrar la comisión política del Bloque Sur, el cual comandó hasta su muerte a manos del Ejército en una operación que incluyó un bombardeo a territorio ecuatoriano.
En 2011 el nombre Julián Conrado volvería a ser noticia, pero esta vez por ser capturado en la finca con cultivos y animales que tenía en el estado de Barinas (Venezuela), en una operación conjunta entre las Fuerzas Armadas colombianas y venezolanas.
Entonces se le acusó de rebelión y fue recluido en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en la ciudad de Caracas. Aunque el gobierno colombiano pidió su extradición esta nunca se llevó a cabo y tras tres años preso terminó siendo dejado en libertad después de que en Colombia se le retiraran las órdenes de captura en su contra.
A partir de ahí Conrado viajaría a La Habana, Cuba, y se integraría a las negociaciones de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC.
Por sus años de actividad guerrillera la justicia colombiana le adjudicó los delitos de secuestro extorsivo, homicidio y rebelión. Llegó a tener circular roja de Interpol y a ser pedido en extradición por los Estados Unidos quienes ofrecieron una recompensa de hasta 3 millones de dólares por información que permitiera su captura.
Hoy que Julián Conrado dejó atrás su vida en la guerrilla y retoma su nombre de Guillermo Torres, enfrenta el más grande reto de su vida: gobernar. Dependiendo de cómo lo haga podría marcar el inicio de un periodo de real participación política de los exguerrilleros desarmado que han aceptado vivir en la legalidad.
Su gobierno empezará el próximo primero de enero de 2020 y es incierto lo que suceda, lo único claro es que este en este nuevo reto político que afronta en su vida, el cantante revolucionario seguirá cargando con su guitarra y sus canciones.