Denuncian presiones en el ejército colombiano a oficiales que revelaron el posible resurgir de los falsos positivos

Seguimientos, amenazas y ofrecimientos de recompensas, así acosan a quienes hicieron públicos los polémicos formatos que exigían a los militares duplicar las muertes en combate

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El mayor general Nicacio Martínez Espinel, comandante del ejército colombiano, examinaba un conjunto de armas incautadas a los rebeldes caídos en combate(AFP/ Getty Images)
El mayor general Nicacio Martínez Espinel, comandante del ejército colombiano, examinaba un conjunto de armas incautadas a los rebeldes caídos en combate(AFP/ Getty Images)

Una cacería de brujas se estaría llevando a cabo dentro de las Fuerzas Militares de Colombia para dar con los oficiales que hablaron con la prensa sobre la política del conteo de muertos del Ejército que podría revivir el oscuro episodio de los falsos positivos.

La información, que fue revelada primero por el New York Times, da cuenta de un polémico formato que mide el éxito de cada brigada del Ejército de acuerdo al numero de muertes que reporte. Esta política recuerda a las instrucciones impartidas durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez en las que se ofrecían ascensos y beneficios dentro de las filas castrenses -como vacaciones y días de descanso adicionales- de acuerdo al número de bajas reportadas en combates contra las FARC.

Esto derivó en una serie de asesinatos sistemáticos a población civil que los militares hacían pasar por guerrilleros, cuyas cifras oscilan entre las tres mil y diez mil muertes de acuerdo a cifras de la Fiscalía o de investigaciones independientes. Un positivo es la jerga militar para enumerar las bajas al enemigo, por lo que a esta política de ejecuciones extrajudiciales a civiles para hacerlos pasar por miembros de las FARC se terminó conociendo bajo el nombre de "falsos positivos".

Después de hecha pública dicha directriz, y debido a la polémica que desató, la medida fue reversada por el Ejército. Pero en recientes revelaciones hechas por la Revista Semana, ahora son los oficiales que hablaron con reserva de su identidad el objeto de persecuciones y presiones por parte de las directivas del Ejército para identificarlos.

Soldados colombianos descienden de un helicóptero
Soldados colombianos descienden de un helicóptero

En su investigación Semana cita una afirmación del general Eduardo Quirós, responsable del Comando de Apoyo de Contrainteligencia (Cacim) quien les habría ofrecido a sus subalternos una recompensa de "100 millones de pesos o seis meses de permiso" al que le entregara los nombres de los oficiales que han estado "filtrando información".

Esto despertó la indignación entre varios militares que decidieron hablar con el medio y denunciar lo que estaba pasando. "Sabíamos que estaban desesperados por saber de dónde está saliendo la información que está apareciendo en los medios, pero quedamos sorprendidos cuando dijo eso en la reunión. ¿De dónde iba a sacar esa plata?, ¿cómo la iba a legalizar?", afirma una de las fuentes.

Según la revista esa no era la primera vez que algo similar pasaba ya que, a finales de mayo en una reunión en la sede de la Segunda División en Bucaramanga, que también dirigió el general Quirós, se habrían realizado entrevistas de polígrafo para encontrar a los militares que habían hablado con The New York Times sobre las directrices que obligaban a los oficiales a duplicar los resultados, los operativos y las muertes.

Aunque esta última reunión fue negada por el general Nicacio de Jesús Martínez, Comandante del Ejército, la revista cita varios testimonios anónimos que la confirman.

Un soldado colombiano vigila la frontera con Ecuador en el departamento de Nariño, Colombia (Fredy Builes/Reuters)
Un soldado colombiano vigila la frontera con Ecuador en el departamento de Nariño, Colombia (Fredy Builes/Reuters)

La polémica medida se refiere en concreto a unos formularios que en enero le hicieron firmar a los oficiales de cada brigada en los que se comprometían a duplicar los resultados obtenidos el año anterior. En esos formularios se les pedía calcular a los comandantes de divisiones la cifra exacta de "bajas al enemigo" -muertes- que producirían durante el año.

"Una frase resume lo que les estaban pidiendo al calcular con exactitud cuántas bajas del enemigo va a producir durante el año: falsos positivos. La única forma en que yo le puedo garantizar a mis comandantes que voy a tener 50, 100 o 200 muertos en combate es acudiendo a las prácticas que se impusieron hace 12 años durante la época de mi general Mario Montoya", cita Semana del testimonio de un oficial.

El caso de los falsos positivos han producido cientos de condenas de militares involucrados, incluyendo altos mandos del ejército. Muchos de ellos hoy están pidiendo que sus casos sean escuchados por la JEP -jurisdicción especial que juzga los crímenes del conflicto- para intercambiar verdad por beneficios jurídicos. Los testimonios que recibe la JEP sobre este oscuro capítulo, podrían dar nuevas luces sobre la responsabilidad que aún se esconde detrás de estas muertes.

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