Pablo Escobar, el narcotraficante más sanguinario de la historia de Colombia, cometió más de 620 atentados contra la población civil, dejó más de 46 mil víctimas, entre ellas por lo menos 550 policías a quienes pagaba por asesinar. Y una de sus peores tácticas de guerra para presionar al Estado fue el secuestro. Varios políticos y periodistas quedaron cautivos en sus manos, algunos se lograron salvar, otros no corrieron con suerte. Era tanto el poder del líder del cartel de Medellín, que intentó atrapar personalidades del mundo.
Quizás el secuestro más recordado en Colombia cometido por el capo fue el de la periodista Diana Turbay, hija del ex presidente Julio César Turbay Ayala. Fue capturada en 1990 tras ser engañada con una supuestamente entrevista con el líder guerrillero, el sacerdote Manuel Pérez Martínez. Duró poco menos de cinco meses en una granja de Copacabana, municipio de Antioquia. Y murió en 1991 durante una operación de rescate al recibir una bala de fusil por la espalda que perforó su riñón izquierdo e hígado.
Otras personalidades que lograron salir con vida del cautiverio fueron el expresidente Andrés Pastrana, para entonces un periodista candidato a la Alcaldía de Bogotá. Hasta su sede de campaña lo fue a buscar el sicario John Jairo Velásquez, alias Popeye, quien se hizo pasar por un dirigente antioqueño que apoyaba su elección. Hasta que en 1988 llegó con 10 hombres más que se hicieron pasar por miembros del M-19 y se lo llevaron a Escobar, quien quería presionar al gobierno para poner fin a la extradición.
Con esa misma finalidad Escobar secuestró en 1990 al entonces jefe de redacción del diario El Tiempo, Francisco Santos, actual embajador de Colombia en Estados Unidos, quien duró ocho meses en cautiverio. Dos años atrás, en 1988, ya había secuestrado al procurador Carlos Mauro Hoyos cuando se dirigía al aeropuerto José María Córdoba de Rionegro (Antioquia), quien sería asesinado poco después.
Y el dinero y poder que la coca le había dado le hizo creer que era invencible. En medio de su afán por frenar la extradición planeó sin éxito el secuestro y asesinato del entonces presidente de los Estados Unidos George W. Bush. Pero también, quizás por diversión, quiso tener al rey del pop Michael Jackson y a la hija del cantante español Julio Iglesias, Chabeli. Además, quiso matar a Ricardo Gareca, entonces jugador del América de Cali, el rival de su club Atlético Nacional.
George W. Bush
Cuando George W. Bush se posesionó en el gobierno estadounidense en 1989 lo primero que hizo fue cambiar su estrategia antidroga. "Antes interceptaban barcos y aviones cargados de droga en la frontera norteamericana, ahora habían decidido apuntar a la raíz suramericana del problema: los jefes narco", describe Mark Bowden en el libro 'Matar a Pablo Escobar'.
Las autoridades colombianas se dedicaron a desmantelar laboratorios y destruir cultivos ilícitos, mientras en Estados Unidos decomisaban mansiones y propiedades. Para entonces Pablo Escobar ya era el hombre más buscado del país, por el Bloque de Búsqueda y sus enemigos de Los Pepes. Así que propuso un acuerdo al gobierno en el que se entregaba, con sus laboratorios, si no era extraditado y le dejaban parte de su fortuna.
El presidente Virgilio Barco analizaba la propuesta para no poner en riesgo su relación con Estados Unidos. Escobar intentó contratar a un abogado compañero de Jeb Bush, hijo menor del presidente Bush, para que intercediera con su padre. Pero el acuerdo llegó hasta febrero de 1990, cuando varios mandatarios se reunieron en Cartagena para hablar sobre la lucha antidroga. Bush los había convencido de no aceptar treguas y capturarlo vivo o muerto.
Bush se convirtió en la 'piedra en el zapato' de Escobar, y entonces se escucharon rumores que atentaría contra su vida. Nunca se pudieron comprobar, pero el intento más cercano estaría en manos del sicario Dandenis Muñoz Mosquera, alias 'La Quica', quien aún permanece en una cárcel de Estados Unidos. En 1991 había llegado a Nueva York para una misión secreta, al tiempo que se realizaba una reunión en las Naciones Unidas con varios dirigentes del mundo, entre ellos George W. Bush.
'La Quica' fue engañado para estar en una cabina telefónica de Queens, coordinando el supuesto ataque, se pensó en ese momento que podría ser hasta una bomba. Hasta ahí le llegaron agentes de la DEA, quien primero lo capturaron por tener documentación falsa. Pero ya detenido lo imputaron por tráfico de droga y lo señalaron de participar en la explosión del avión 203 de Avianca en 1989, que dejó 110 muertos.
Michael Jackson
Michael Jackson ya era el rey del pop cuando Escobar realizaba ostentosas fiestas en su hacienda Nápoles con los mejores artistas colombianos del momento. El capo era el hombre más rico de Colombia y uno de los más ricos del mundo. Por eso, cuando su hijo Juan Pablo, hoy conocido como Juan Sebastián Marroquín, le propuso contratar a un artista de talla internacional, él decidió que, además, iba a secuestrar al cantante norteamericano.
Así lo contó el mismo Juan Pablo Escobar en un programa de televisión a la periodista española Ana Rosa. Afirmó que, cansado de ver los mismos cantantes cada año en las fiestas de la hacienda Nápoles, le pidió que le llevara a su ídolo, el cantante Michael Jackson, a quien el capo también admiraba. La idea era que actuara y se fuera la misma noche, por esa presentación pagarían cuatro o cinco millones de dólares de la época.
Pero el presupuesto ya era limitado por la persecución de la que era objeto el narcotraficante. Así que se le ocurrió la gran idea de contratarlo para luego extorsionarlo. Le cobraría 60 millones de dólares por dejarlo irse de la hacienda Nápoles, así recuperaría con creces el dinero invertido inicialmente. El plan ya estaba diseñado, dispondría una pista para el aterrizaje de su avión privado, y montaría el escenario en la cancha de fútbol.
Pero todo se vino abajo cuando las autoridades colombianas identificaron la hacienda Nápoles como propiedad de Escobar y le hicieron extinción de dominio. Ese día el capo escapó en un helicóptero junto a su familia, cuando los agentes de la policía y el Ejército llegaron a su más preciada propiedad.
Chabeli Iglesias
Escobar estaba cada vez más acorralado por el Bloque de Búsqueda que dispuso el gobierno colombiano exclusivamente para su captura, que contaba con el apoyo de la DEA y la CIA, y de Los Pepes, sus principales enemigos del cartel de Cali, paramilitares y exsocios. Sus bienes estaban siendo confiscados y había tenido que dejar parado el negocio de producción y tráfico de cocaína. Así que debía ingeniarse otra forma de conseguir dinero, y lo que se le ocurrió fue hacer secuestros extorsivos.
De esa forma pensó en secuestrar en Miami a Chabeli Iglesias, hija del cantante español Julio Iglesias a quien Escobar admiraba y escuchaba, y en Nueva York a uno de los hijos del magnate industrial Julio Mario Santodomingo. Su idea era raptarlos y traerlos a Colombia en un vuelo privado, pero su plan nunca resultó. Así lo contaría tiempo después de su muerte su hijo Juan Pablo en uno de sus libros.
Recuerda el diario El Mundo que luego del secuestro de su abuelo Julio iglesias Puga, Chabeli, una niña de 14 años de edad, fue trasladada a Miami por su padre en 1985, junto a sus hermanos Julio Jr. y Enrique, para protegerlos de criminales que quisieran hacer lo mismo. En esa misma época Escobar ya había utilizado el secuestro como forma de financiar su guerra contra el Estado y para presionar al gobierno. Fue cuando capturó a Andrés Pastrana.
El "Tigre" Gareca
El dinero y la guerra contra el Estado no fueron las únicas motivaciones de Escobar para secuestrar personalidades del país. La estrategia también sería una de sus tácticas para cobrar venganza. Así lo pensó cuando quiso capturar y asesinar al entonces futbolista argentino Ricardo Gareca, que jugaba en el América de Cali, el equipo de sus enemigos del cartel de Cali y gran rival de su club Atlético Nacional.
En la época del auge del narcotráfico en Colombia, los grandes capos compraron a sus equipos preferidos, secuestraron jugadores, compraron arbitros, arreglaron partidos. Escobar tenía el control del Deportivo Independiente Medellín y del Atlético Nacional; su socio Gonzalo Rodríguez Gacha, alias el Mexicano, el de Millonarios; y los hermanos Rodríguez Orejuela, líderes del cartel de Cali, del América de Cali.
Gareca siempre estuvo en la mira de Pablo Escobar por ser la figura del América de Cali, confesó hace unos años uno de sus principales sicarios, alias Popeye. Contempló incluso poner un carro bomba a todo el elenco de ese club. Ello, también como represalia para los hermanos Rodríguez Orejuela por poner un carro bomba al edificio Mónaco donde residía la familia del capo en Medellín.
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