Organizaciones sociales de Venezuela y el gobierno de Colombia han venido denunciando hace un par de años la incursión de grupos armados colombianos en territorio venezolano que, con la venia del régimen chavista han fortalecido sus rentas ilícitas en la frontera, lo que también les ha significado su expansión. Además del ELN y las disidencias de las FARC, otra guerrilla tiene presencia en el vecino país: los residuos del Ejército de Liberación Popular (EPL), que para las autoridades son otra banda criminal más.
Desde el 2016, las disidencias del EPL son denominadas por la Fuerza Pública como Los Pelusos, que aunque iniciaron en una guerrilla de ideales marxistas en la década de los 60, y algunas de sus acciones violentas son propias de un grupo insurgente, hoy se dedican exclusivamente al narcotráfico, razón por la que son consideradas un Grupo Armado Organizado (GAO). Su centro de operaciones es la región fronteriza del Catatumbo, en disputa con el ELN, donde cuentan con unos 400 hombres según cifras oficiales.
Pero para entender su formación toca remontarse a su historia, a 1967. En diciembre de ese año surgió como una expresión armada del Partido Comunista Colombiano Marxista Leninista (PCC-ML) en el departamento de Córdoba, que seguía la tesis maoísta de los Tres Mundos, que establece que los países del tercer y segundo mundo debían aliarse para derrotar a Estados Unidos y entonces a la Unión Soviética; como determinó un análisis de la fundación Insight Crime.
La guerrilla diseñó una reforma agraria y creó microgobiernos en diferentes regiones del país llamados juntas patrióticas populares, recibiendo el apoyo de núcleos estudiantiles, sindicatos, campesinos y obreros rurales; explicó la Fundación Paz & Reconciliación (Pares). Así, la militancia del partido político clandestino se llevaba en paralelo con una fuerte confrontación armada con la Fuerza Pública.
La tesis les duró hasta la década de los 80, cuando transformaron su estrategia militar para priorizar la lucha política, concentrándose en consolidar un frente de izquierda en el país. Lo que los llevó a salir de las zonas rurales para incursionar en las ciudades y expandirse internacionalmente. Fue entonces cuando se movilizaron hasta las fronteras con Venezuela y Ecuador. Incluso, en 1984 llegaron a un acuerdo de cese del fuego con el gobierno de Belisario Betancur, que no se respetó.
Fue en 1991 que, junto a otras guerrillas como el PRT, el Quintín Lame y el M-19, el EPL firmó la paz con el gobierno de César Gaviria y 2.200 combatientes y 6.400 militantes clandestinos se desmovilizaron. Este proceso dio paso a la Asamblea Nacional Constituyente que terminó en la Constitución del 91, que rige actualmente en Colombia. Pero en 13 de los 18 frentes que lo conformaban quedaron pequeñas disidencias que se mantuvieron en la lucha armada.
Estos cerca de 200 hombres quedaron al mando de "Francisco Caraballo", uno de los fundadores y comandantes del EPL que abandonó el proceso de paz. Las estructuras continuaron operando la década siguiente, algunas se volvieron delincuencia común, otras se unieron al paramilitarismo y otras fueron exterminadas por las Fuerzas Armadas; de acuerdo con Insight Crime.
De las entrañas del EPL surgieron algunos de los peores paramilitares y narcotraficantes de Colombia, como el extraditado Diego Fernando Murillo, alias 'Don Berna'; Jesús Ignacio Roldán, alias 'Monoleche', quien se presume que sigue delinquiendo tras haber cumplido condena; Éver Veloza, alias 'H. H.'; y los fundadores del Clan del Golfo, el abatido Juan de Dios Úsuga y su hermano Dario, alias 'Otoniel', el hombre más buscado actualmente.
Desde entonces, solo una fracción del EPL ha sobrevivido como tal, el frente Libardo Mora en el departamento fronterizo de Norte de Santander, instalados primero en Cúcuta y ahora en Catatumbo.
Disidencias
El EPL mantuvo su presencia en 10 municipios de Norte de Santander, principalmente en Teorama, Hacarí, Convención, San Calixto y Ocaña. Pero con la llegada del paramilitarismo al departamento disminuyeron su actividad militar, moviéndose hacia las zonas de difícil acceso pegadas a la frontera. Por casi año y medio, entre 1999 y 2000, casi que desaparecieron, pero resurgieron en 2005 comandados por Víctor Ramón Navarro, alias 'Megateo', abatido por el Ejército en Hacarí en octubre de 2015.
Hasta antes de ello realizaban campañas militares junto el ELN para contrarrestar al paramilitarismo, pero con la llegada de Megateo se alejaron de los objetivos ideológicos para dedicarse exclusivamente al narcotráfico. Aunque realizaban acciones propias de la insurgencia, para las autoridades no era más que una estrategia para que mantener una imagen política que algún momento les permitiera beneficios en una eventual desmovilización. Pero la Fuerza Pública los catalogó finalmente como un Grupo Armado Organizado (GAO).
"Megateo estableció un modelo de Pax Mafiosa en el Catatumbo. Interesado en maximizar las ganancias del narcotráfico, se alió con las FARC y Los Urabeños para traficar droga. Esta alianza le permitió tener libre movilidad por los corredores estratégicos que conectan el Catatumbo con Venezuela y enviar la droga desde el vecino país a puntos como Centroamérica y Estados Unidos", explicó Insight Crime.
Con la firma de paz y la salida del conflicto de las FARC, el EPL se propuso ocupar los espacios abandonados por esa guerrilla en el Catatumbo y otras regiones como el norte del Cauca y Valle del Cauca; todo en busca del control de la producción de droga y las rutas de tráfico. Así inició una fuerte confrontación con sus antiguos aliados del ELN, que mantuvieron en vilo por más de 10 meses a la subregión del Norte de Santander.
"La escalada de las tensiones entre el ELN y el EPL en Catatumbo tiene que ver con la creciente importancia de la región como eje de las actividades criminales y nuevos cambios en las dinámicas de control criminal", explicó Insight Crime. En esta zona se produce cocaína a bajo costo, por el contrabando de gasolina y la mano de obra barata que suponen los migrantes venezolanos que huyen de la crisis de su país; pero además su ubicación en la frontera les permite acceder a rutas para el tráfico.
Ahora, además, como el ELN, las disidencias de las FARC y bandas criminales, el EPL también se está lucrando de otras actividades ilícitas que las crisis venezolana ha afianzado, con la venia del régimen chavista -según la Fundación Redes-, como la extorsión de migrantes, el tráfico de personas y el contrabando. Ya el gobierno pasado del expresidente Juan Manuel Santos había advertido su presencia en territorio vecino.
"La espiral de las crisis política y económica en Venezuela también ha agravado la corrupción y la desesperación al otro lado de la frontera, lo que estrecha las relaciones entre los grupos criminales colombianos y los organismos de seguridad corruptos en Venezuela, y eleva el número de jóvenes venezolanos coaccionados para servir de mano de obra criminal barata a grupos como el ELN y el EPL", afirmó Insight Crime.
Así las cosas, los ahora llamados Los Pelusos siguen expandiéndose y se convierten en una fuerza armada de apoyo al régimen chavista en momentos de mayor tensión política. Como lo ha advertido en numerosas ocasiones Javier Tarazona, director de la Fundación Redes: "Ciertamente están en Venezuela los grupos irregulares ELN, EPL, la disidencia de las FARC y un grupo mixto que es el Frente Bolivariano de Liberación, con presencia fuerte en más de 14 estados del país".
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