Algunos de los vendedores ambulantes venezolanos que suelen rebuscarse dinero para sobrevivir en las calles o en los transportes públicos de Bogotá podrían ser militares chavistas encubiertos, enviados por la dictadura de Nicolás Maduro para vigilar a quienes consideran enemigos del régimen. Eso sostiene una investigación publicada el martes en el medio estadounidense Bloomberg.
Los espías harían parte de una unidad de contrainteligencia conocida como la 'Sombra', y estarían ubicados en zonas estratégicas de la capital como el parque del Virrey o cafés aledaños al Hotel Dann Carlton, camuflados como personas de mediana edad, jóvenes o profesores, pero en realidad son "mercenarios y ex oficiales venezolanos que traman su próximo movimiento", describe el medio.
Ya las autoridades colombianas han expulsado varias personas de distintas nacionalidades a las que han descubierto en casos de espionaje. Como un capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) encontrado con fotografías de una base de la Armada, o el venezolano Brayan Andrés Díaz Díaz que ingresó de forma irregular a un comando aéreo, o el cubano Juan Manuel Peña que hacía trabajo de inteligencia para el G2 al servicio de la familia Castro.
Incluso, la revista Semana había denunciado un plan de Rusia para robar información estratégica en Colombia con un grupo de expertos del Servicio Federal de Seguridad (FSB), a través de una sofisticada operación de espionaje cibernético y de más de 100 espías que viven en territorio nacional. Ahora, Bloomberg ahonda más en la situación que se ha desatado con la crisis geopolítica de la frontera con Venezuela.
El diario norteamericano no solo menciona a los espías de Maduro que hacen parte del Sebín (Servicio Bolivariano de Inteligencia), sino a los ex oficiales venezolanos que se alejaron del régimen chavista y de mercenarios rusos y cubanos, y de alrededor de 3.000 agentes de inteligencia de Estados Unidos, todos agrupados en la capital colombiana para vigilarse entre sí.
El medio recoge varios testimonios al respecto, como los de Humberto Calderón, representante en Colombia del presidente interino de Venezuela Juan Guaidó; Zair Mundaray, ex director de la oficina del fiscal en Caracas; y el diputado José Manuel Olivares. Todos aseguran ser perseguidos por hombres armados e incluso amenazados a través de la tecnología.
Además, la investigación dice que los militares desertores están planeando desde Bogotá un golpe de Estado contra Maduro, y aunque el Gobierno colombiano no les permite portar armas, igual las tienen. Así lo confirmaron a Bloomberg varios testimonios anónimos que recogió de ex miembros de las Fuerzas Militares de Venezuela, que incluso les contaron sobre los equipos de espionaje que usan.
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