Así cambió la relación de los narcos mexicanos con los grupos criminales colombianos en el mercado de la droga

Los carteles aztecas siempre han hecho presencia en Colombia pero sus dinámicas cambiaron con la desmovilización de las FARC

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Laboratorio de procesamiento de cocaína incautado a las disidencias de las FARC en Nariño.
Laboratorio de procesamiento de cocaína incautado a las disidencias de las FARC en Nariño.

La presencia de los carteles mexicanos en territorio colombiano no es nueva, pero sus dinámicas si han cambiado desde la dejación de armas de las FARC tras la firma del acuerdo de Paz, pues eran quienes regulaban esa relación. Ahora los aztecas no solo vigilan la producción de los narcóticos, sino que dan armas a grupos locales como paga por seguridad y cargamentos.

Un análisis publicado en el diario El Tiempo sostiene que las organizaciones narcotraficantes de México se han tenido que adaptar a las condiciones cambiantes de Colombia para poder garantizar el negocio, más no específicamente para fortalecer grupos armados locales. Ello, desde que las FARC salieron de espacios de conflicto y dejaron vacíos de poder por los que se disputan múltiples bandas en zonas de tránsito y producción de cocaína.

Con la salida de las FARC del conflicto los espacios abandonados están siendo disputados por organizaciones armadas por ser zonas privilegiadas para mercados ilícitos. (AFP)
Con la salida de las FARC del conflicto los espacios abandonados están siendo disputados por organizaciones armadas por ser zonas privilegiadas para mercados ilícitos. (AFP)

La investigación expone que la ex guerrilla de las FARC fue quien consolidó alianzas con los mexicanos, por ejemplo con el Cártel de Sinaloa en Tumaco, una de las principales rutas de tráfico por su ubicación estratégica en la costa pacífica. Pero el desarme parcial del frente Daniel Aldana, que comandaba esa región del departamento de Nariño, dejó espacio para que otras bandas criminales, como el Clan del Golfo, tomaran su dominio.

Pero, además, nacieron nuevas organizaciones armadas como las disidencias de las FARC y grupos criminales que hacen las veces de milicias y son contratados para extorsionar; menciona El Tiempo. De hecho, son los narcotraficantes locales los que financian a esos grupos para mantener el negocio de la droga. Y ahora, los mexicanos trabajan con cualquier organización.

Tumaco, en el departamento de Nariño, es una de las zonas preferidas por los mexicanos por tener cultivos de coca y rutas de tráfico por la costa pacífica.
Tumaco, en el departamento de Nariño, es una de las zonas preferidas por los mexicanos por tener cultivos de coca y rutas de tráfico por la costa pacífica.

Los carteles mexicanos envían pequeños grupos de emisarios a Colombia para cumplir un papel de intermediación con los narcotraficantes locales y actores armados, además de llegar a comprobar la calidad del estupefaciente que van a comprar y verificar las rutas de tráfico. Y toda esta situación se presenta por varios factores presentes en los territorios que los vuelven susceptibles a ella.

La investigación publicada en el diario colombiano da cuenta de algunas características en Tumaco, la región usada como ejemplo para explicar la problemática, como la disponibilidad de los cultivos de coca, la basa regulación de los insumos con los que se fabrica la droga, acceso a mano de obra, mercados ilegales en expansión, bajo control del Estado, zonas de frontera y corrupción.

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