Hace un mes que las autoridades colombianas anunciaron que buscan a un oficial de la Guardia Venezolana, que sería el enlace de una red criminal que trafica droga hacia Estados Unidos, México, Guatemala y Honduras. Nueva información de inteligencia estableció que una de sus estrategias para evitar los controles es apagar los radares para sacar los 'narcovuelos' desde rutas en su país.
La investigación que inició en diciembre de 2016 ya logró la captura de siete personas encargadas de la producción de cocaína en la región del Catatumbo, que serían los proveedores del militar chavista. Estos capos tenían laboratorios de procesamiento del clorhidrato en el corregimiento de La Gabarra. Una vez fabricada, el estupefaciente era llevado hasta Venezuela por vía terrestre.
Una de las funciones principales del oficial venezolano es apagar los radares de la frontera para permitir el paso de la droga desde Colombia hasta su país; detalló El Tiempo. Allá el destino era un 'hotel' (hangar clandestino) donde era montada en las aeronaves que trasladarían la cocaína a los destinos internacionales anteriormente mencionados.
"Las avionetas se movían legalmente porque iban sin droga, pero cuando entraban a Venezuela el funcionario de la Guardia Nacional apagaba los radares para que entraran y hacía lo mismo cuando salían", explicó la Fiscalía al medio nacional. Bajo esta dinámica, la red tiene capacidad para mover más de 300 kilos de cocaína en cada cargamento.
El ente acusador logró documentar ocho de estos envíos que completan unas cinco toneladas de cocaína y la complicidad de la Guardia Nacional Venezolana. La Fiscalía también logró interceptar comunicaciones donde los miembros de la red coordinan el negocio, y a través de los cuales confirmaron que un militar del vecino país, al que llaman con el alias de el 'Sol', hace parte de la red criminal.
De hecho, en una de las llamadas que tuvo lugar en octubre de 2017 -conocidas por El Tiempo-, uno de los detenidos identificado como Julio César Echeverri Narváez, alias 'Olafo', habla de abrir una nueva ruta para los nuevos aviones que habían adquirido, y se refiere a que es una operación segura porque tienen a un "sol de primera, con alto poder militar", al que le pagan 650 mil dólares.
Con las conversaciones las autoridades colombianas también obtuvieron información sobre asesinatos selectivos, específicamente a unos ladrones que al parecer robaron en la casa de uno de los capturados; sobre la visita de clientes extranjeros a los que les brindaban transporte privado, entre ellos un mexicano identificado como Alberto Muñoz Delgadillo; y que la esposa de uno de los capos detenidos le ha robado miles de dólares.
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