Unas impresionantes fotografías en las que se observa cómo se protegen de las balas indígenas en Chocó deja ver la grave situación que las comunidades padecen por los constantes enfrentamientos entre bandas criminales, que se disputan el territorio para tomar el control de las rentas ilícitas. Más de 800 familias siguen confinadas por los combates.
Atrincherados en una especie de cuneta formada en la tierra, niños, mujeres, ancianos y hombres de la comunidad Jagual, en el municipio de Riosucio, se refugian para no ser heridos durante los enfrentamientos entre la guerrilla del ELN y el Clan del Golfo. Según testigos, la confrontación se llevó a cabo la mañana del pasado miércoles 27 de marzo.
Uno de los indígenas tomó las fotografías y recorrió varios kilómetros hasta obtener señal móvil para poder enviarlas y subirlas a redes sociales para alertar sobre la situación a la Fuerza Pública. "Llevan 20 minutos de combate y está la comunidad", describe en uno de los mensajes que cita la revista Semana.
Aunque las comunidades de Jagual y Marcial siguen atemorizadas, el Ejército logró ingresar a la zona luego del aviso para garantizar la seguridad, y habitantes informaron sobre la muerte de un hombre y la recuperación de armamento y de material de intendencia.
La zona es de especial interés para las organizaciones criminales por su estratégica geografía, en la costa pacífica, que sirve de ruta para el tráfico de droga. El asesor de paz de Chocó, Modesto Serna, afirmó en Caracol Noticias que debido a ello más de 800 indígenas permanecen confinados en sus hogares, sin poder salir ni a trabajar las tierras, para no correr riesgos.
Aunque la Defensoría del Pueblo del departamento ha contabilizado más de 5.000 personas confinadas de los municipios de Bojayá, Carmen del Darién, Riosucio y Alto Baudó. Los grupos armados, incluso, han llenado de minas antipersonal la región para evitar que la población escape. La situación se torna más crítica en las cuencas de los ríos Juguamiandó y en las subcuencas del río Atrato.
Hace dos semanas comunidades indígenas informaron que debido a la situación de confinamiento, en los últimos dos meses han muerto ocho niños por falta de alimento y de atención médica, pues no pudieron ser llevados a centros asistenciales por los enfrentamientos. Además, Argemiro Bailarín, líder indígena, dijo a El Tiempo que hay otros 17 niños menores de 6 años que requieren ingresar a urgencias.
El ministro de Defensa, Guillermo Botero, no confirmó la muerte de ningún menor; sin embargo, distintos líderes sociales y medios de comunicación han accedido a fotografías donde se están velando a niños. Y han denunciado amenazas contra los defensores de derechos humanos de la región.
Semana detalla la de Julio Mencheche, un líder de la comunidad Embera, al cual fueron a buscar 40 paramilitares para asesinarlo, pero la guardia indígena de más de 150 personas lo protegió y evitó que se lo llevaran. Organizaciones sociales están intentando sacarlo, a él y su familia, hacia un lugar seguro; luego de que intentaron hablar con los grupos para que le perdonaran la vida y estos se negaron.
La situación se torna crítica, sobre todo porque ocurre cuando se realiza a nivel nacional una minga en la que participan más de 22 mil indígenas de nueve departamentos del país, que han bloqueado vías desde hace casi un mes en medio de protestas, para exigir al Gobierno el cumplimiento de los Acuerdos de Paz y la restitución de las tierras que se les fueron arrebatadas durante el conflicto armado, entre otras exigencias.
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