Se conocieron nuevos detalles del atentado con carro bomba en la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander, en el sur de Bogotá, que dejó 22 jóvenes agentes muertos, luego de las declaraciones del capitán Holger González, encargado de la seguridad del lugar el pasado 17 de enero, día de los hechos.
En el informe confidencial FPJ2 conocido por El Tiempo, el capitán dice a la Fiscalía que ordenó, al menos en tres ocasiones, la detención del Nissan Patrol modelo 93 que ingresó de forma abrupta a la institución. Primero a un auxiliar ubicado en la entrada y luego a dos más que se encontraban dentro.
Ante las negativas de detenerse, el carro dio reversa y se dirigió al restaurante y los dormitorios de mujeres donde finalmente explotó la carga de 80 kilos de pentolita a eso de las 9:40 de la mañana. El informe no explica si los uniformados estaban armados y, de ser así, por qué no dispararon contra el conductor o el auto.
Además, detallan que la potencia y onda expansiva de la explosión fue tan fuerte que provocó un cráter de 60 centímetros de profundidad. Los cuerpos de los cadetes fallecidos en ese momento quedaron completamente desmembrados, solo cuatro fueron encontrados medianamente reconocibles, según el reporte conocido por El Tiempo.
Ante el riesgo a otras amenazas, el personal encargado de la investigación pudo entrar una hora después de haber estallado el carro bomba. Fue entonces cuando se encontró solo un fragmento de la mano izquierda del conductor, por el que se logró identificar como José Aldemar Rojas, y más tarde lo encontraron en el organigrama del ELN.
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