Tres segundos. Apenas ese tiempo está previsto que demore la demolición de uno de los emblemáticos símbolos del narcotráfico en Colombia: el edificio Mónaco, la última gran residencia de la familia del sanguinario capo Pablo Escobar, parada segura de los famosos 'narcotours' y donde inició la guerra entre los carteles de Medellín y Cali.
Hace más de 30 años que está en pie la ahora abandonada estructura blanca de ocho pisos en uno de los sectores más exclusivos de Medellín, El Poblado. Después de pasar por varios propietarios, las autoridades decidieron finalmente derribarlo para convertirlo en un homenaje a las casi 50 mil víctimas que dejó la guerra narco.
"No podemos desconocer la historia, pero sí podemos darles espacio a otros protagonistas de esa historia. Que la gente conozca que vivimos tiempos hasta con 10 bombas en un solo mes. Que en los últimos tres meses de 1989 el país sufrió 100 atentados con bombas", justificó Manuel Villa, secretario privado de la Alcaldía de Medellín.
El edificio Mónaco se construyó a mediados de los 80's en un área aproximada de 5.000 metros cuadrados, luego de que Escobar comprara dos mansiones en el barrio San María de los Ángeles, para levantar una lujosa y excéntrica residencia para su familia, donde se alojaría su esposa María Victoria Henao y sus hijos Manuela y Juan Pablo.
La residencia era la materialización de las excentricidades que caracterizaron a los narcotraficantes de la época. Salas de billar, habitaciones con jacuzzi privado, un sótano con colección de autos antiguos, otra colección de obras de arte y hasta túneles dispuestos para un posible escape.
Todo cambió el 13 de enero de 1988, a dos años de su construcción. El cartel de Cali hizo detonar un carro bomba con 80 kilos de explosivos en la entrada del edificio. La estructura, con columnas reforzadas, rejas en los techos y cuartos de pánico, resistió al impacto. Mientras que ventanales fueron destruidos a cuatro cuadras a la redonda.
Varias obras de arte y autos de la colección de Escobar sufrieron por el atentado, pero su familia sobrevivió. Aunque dejó tres muertos y 10 heridos. Ese fue el comienzo oficial de una guerra a muerte entre los carteles de la droga, que sometió al país a una sangrienta ola de violencia, que solo paró con el asesinato del capo el 2 de diciembre de 1993.
El edificio pasó a ser sede de la Asociación Cristiana de Asistencia y Rehabilitación (Asocar), hasta 1997, cuando la entonces Dirección Nacional de Estupefacientes lo cedió a Carisma, dedicada a la rehabilitación de drogadictos. Y en 1999 pasó a la Seccional Administrativa y Financiera de la Fiscalía, donde volvería a protagonizar un escenario de guerra.
El 19 de febrero de 2000, un grupo de hombres fuertemente armados ingresaron a sus instalaciones y dispararon sus fusiles contra las ventanas. Minutos después de haber salido del edificio, detonó una bomba con 40 kilos de explosivos en un atentado contra funcionarios del Cuerpo técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía.
Finalmente, en 2008 Mónaco fue nuevamente objeto de extinción de dominio y entregado a la Policía Nacional. Ahora, el edificio se convertirá en un parque de tres momentos que se entregará en noviembre de este año. Una parte mostrará cómo era la ciudad antes de la época de violencia sometida por Escobar, una segunda será un muro en el centro del lugar para rememorar a las 46.200 víctimas del narcotráfico, y la última una especie de bosque urbano.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: