La región del Bajo Cauca Antioqueño, noroeste de Colombia, está azotada por los homicidios, la extorsión y los desplazamientos masivos a causa de múltiples organizaciones armadas en disputa por el narcotráfico. Pero una banda criminal busca imponerse este año con una amplia expansión y con el control de la minería ilegal: los Caparrapos, una estructura que traicionó al Clan del Golfo, al que pertenecía, para combatirlo en alianza con las guerrillas del ELN y las disidencias de las FARC.
Por su guerra despiadada, los Caparrapos se han convertido en uno de los actores criminales más visibles a combatir para la Fuerza Pública en Colombia en 2019. Ello, por su fuerte violencia. La noche del 23 de diciembre de 2018, por ejemplo, atacaron con granada una discoteca en El Bagre, dejando 31 heridos. Así lo confirmaron en un comunicado que, entre otras cosas, dice que "este pueblo ha sido mío por más de cinco años y nadie me lo va quitar, muérase quien se tenga que morir y la guerra apenas empieza".
También fueron ellos los responsables del asesinato de la líder social Ana María Cortés, quien coordinaba la campaña presidencial de la Colombia Humana del candidato Gustavo Petro, en Cáceres. Son uno de los principales grupos señalados por las autoridades de cometer crímenes contra defensores de derechos humanos y líderes comunitarios. De hecho, por estos crímenes fue capturado recientemente uno de sus cabecillas identificado como Jesús Alfredo Meneses, alias el 'Mudo'.
El hombre de 45 años es señalado de participar en el asesinato del líder social José Rafael Solano, ocurrido a principios de este año en Zaragoza, razón por la que integraba el cartel de los asesinos de líderes sociales divulgado por el mismo presidente de Colombia, Iván Duque. Y la ofensiva contra la banda criminal no para. El 23 de enero pasado, el Ejército decomisó una explotación de minería ilegal de la que extraían más de 20 kilogramos de oro mensual.
Dos días después las autoridades capturaron a seis de sus integrantes, y liberaron a varios menores de edad que habían reclutado a la fuerza. Este accionar militar ha sido la respuesta a los enfrentamientos que llevan a cabo los Caparrapos con otras bandas criminales como Los Urabeños, que han ocasionado el desplazamiento masivo de poblaciones enteras del Bajo Cauca Antioqueño.
Pese a ello, los Caparrapos tuvieron un fortalecimiento exponencial a lo largo de 2018 y se prevé su expansión este año consolidándose como "actor importante en el panorama del crimen organizado", según dijo una fuente de la Defensoría del Pueblo a Insight Crime, organización que reveló en un análisis que este crecimiento se debe a alianzas estratégicas con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las FARC.
¿Quiénes son?
Desde el 2008, la banda criminal viene formándose de las disidencias de otros grupos irregulares. Entonces, la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia dejó algunos reincidentes del Bloque Mineros, ubicado en el Bajo Cauca Antioqueño y comandado por Cuco Vanoy, de los cuales surgieron 'Los Paisas', detalla la revista Semana. Estos empezaron a operar como una subestructura del Clan del Golfo, al mando de alias 'Otoniel'.
Pero con las capturas y bajas de la Fuerza Pública, los cabecillas que iban quedando se alejaron de 'Otoniel', entonces empezaron a conocerse como los 'Caparrapos' y rompieron relación con el Clan del Golfo. Así comenzó una guerra por el control territorial que antes compartían, lleno de laboratorios de procesamiento de droga, rutas de tráfico y otras actividades ilícitas como la extorsión.
De acuerdo al portal Verdad Abierta, todo empeoró cuando en enero de 2017 fueron asesinadas cinco personas, entre ellas Héctor Osorio Gaitán, alias de 'Danilo Chiquito', mano derecha del paramilitar Cuco Vanoy y figura reconocida dentro del Clan del Golfo, lo cual fue asumido por esa banda criminal como una traición. Las autoridades informaron en ese momento que se trató de un ajuste de cuentas entre integrantes del grupo por el control territorial.
La guerra se acentuó entonces con motivo de la desmovilización de la guerrilla de las FARC, que recién había salido del panorama del conflicto con la firma del Acuerdo de Paz a finales de 2016. Los Caparrapos querían expandirse para dominar las rentas ilícitas, dice Verdad Abierta. Y en el panorama aparecen dos actores más que también hacen presencia en esa región: el ELN y la disidencia del antiguo frente 36 de las FARC-EP. Juntos, ha confirmado la Fiscalía, enfrentan al Clan del Golfo.
Alianzas criminales
A finales de 2018 las autoridades informaron que integrantes de Los Caparrapos combatían junto a hombres del ELN, así quedó evidenciada su alianza criminal. Más tarde fueron incluidos en ella las disidencias del frente 36 de las FARC. "El grupo ha demostrado agilidad en sus cambios de alianzas, que aparecen en un momento en que la violencia arrecia y han provocado una respuesta militar más fuerte, que da al grupo protección adicional en el momento en que la necesitan", describe Insight Crime.
El momento actual al que hacen mención es su expansión territorial, en el que incluso están cruzando la frontera del departamento hasta llegar al vecino sur de Córdoba, en el Caribe colombiano. Ya lo había advertido la Defensoría del Pueblo: "fuentes militares afirman que entre octubre de 2017 y enero de 2018, la estructura de 'Los Caparrapos' tuvo un inexplicable fortalecimiento en armamento, hombres y finanzas".
Para llegar hasta el departamento de Córdoba, están haciendo alianzas con el antiguo frente 18 de las FARC que hace presencia en esa región. Pero la defensoría del Pueblo y la Fiscalía también sostienen que desde el año pasado vienen tejiendo pactos, además, con los frentes 5 y 18 de las disidencias de esta guerrilla. A ello se le suma un cuarto aliado: los carteles mexicanos, que les estarían suministrando armas para garantizar la producción de cocaína. Específicamente el cartel Jalisco Nueva Generación, según Verdad Abierta.
Con estas alianzas, lo que buscan las organizaciones armadas es sacar del negocio del narcotráfico al Clan del Golfo. Por eso, dice Insight Crime, se espera un crecimiento de Los Caparrapos en 2019, "debido a la combinación de conocimiento operativo y brutalidad". Y el general Alberto Sepúlveda Riaño, quien acaba de salir de la Séptima División del Ejército, afirma que también ha beneficiado a las guerrillas, por ejemplo, el ELN pasó de tener dominio en 32 territorios a casi 200 en esa zona del departamento de Antioquia.
Y en esta disputa los más afectados han sido las comunidades del Bajo Cauca Antioqueño, que han visto un incremento descomunal de los homicidios y extorsiones, que ocasionaron al menos cuatro desplazamientos masivos durante el 2018, según la Defensoría del Pueblo. Regresando así los recuerdos de los peores años del conflicto armado, en el que la región era fortín de guerra entre guerrillas y paramilitares.
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