La madrugada del 2 de febrero, Camilo Cárdenas recogió a cuatro personas en su taxi en el sector de Chapinero, en Bogotá. El destino era el barrio Olaya al sur de la ciudad. Estaban en aparente estado de embriaguez, pero el conductor nunca pensó que presenciará un crimen.
Cárdenas contó al diario El Tiempo que recogió a los hombres y una mujer en un motel, y uno iba cargado por los demás. "Yo les dije que los llevaba a donde quisieran, pero con la condición de que esa persona no se me fuera a vomitar en el carro", dijo, pensando que estaba borracho.
Al llegar a su destino, dos de los hombres y la mujer pagaron la carrera y se bajaron, ayudando al amigo embriagado. "En el camino le decían al borracho: 'si ve, estuvo muy buena la fiesta pero se pasó. La próxima vez no tome tanto'", relató el taxista.
Las personas se metieron en un callejón oscuro, que Cárdenas pudo observar mientras daba la vuelta en el carro. Luego, vio que dos hombres y la mujer salieron corriendo, mientras dejaban tirado al supuesto borracho.
En el camino de regreso, Cárdenas prefirió avisar a las autoridades cuando pasó por una Estación de Policía. "Yo me di cuenta (de) que algo había pasado con el tipo que iba tomado. Vi a dos patrulleras de tránsito de la Policía y les grité que fueran por esas tres personas, pero ellas no hicieron nada", dijo a El Tiempo.
Al llegar al lugar se dieron cuenta que el hombre había recibido dos disparos en su cara. "Me pidieron que lo lleváramos en el taxi, que quizá estaba vivo. Nos fuimos al policlínico del Olaya", pero llegó sin signos vitales. La víctima fue identificada como Cristian David Cárdenas Almanza, de aproximadamente 30 años.
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