El reciente acto terrorista en la Escuela de Cadetes de la Policía General Santander de Bogotá se da diez días antes del aniversario del atentado del ELN contra una Estación de Policía en Barranquilla, y ocho años después del último carro bomba detonado en la capital, frente a las instalaciones de Caracol Radio. Ya se tejen las primeras hipótesis sobre los autores intelectuales.
De acuerdo con las primeras versiones de los testigos del hecho, el conductor de la camioneta Nissan Patrol modelo 93, identificado por la Fiscalía como José Aldemar Rojas Rodríguez, habría ingresado a la institución policial de forma violenta, luego de que un perro antiexplosivos hiciera una detección.
Detenido en la portería, Rojas decidido aceleró el vehículo pasando los protocolos de seguridad. En el camino atropelló a dos uniformados, y terminó estrellado contra una pared del alojamiento femenino, momento en el que se detonaron 80 kilos de pentolita, cargamento que tendría el auto, según el primer reporte de las autoridades.
El conductor murió dentro de la camioneta, por lo que se trataría de un atentado suicida, según la primera tesis de las autoridades. De ser así, sería el primer acto terrorista suicida en el país. Sin embargo, la Policía y la Fiscalía aún analizan si la explosión se dio por el choque o si fue detonada a través de un celular.
Lo cierto es que no es el primer carro bomba detonado en la capital del país, estrategia usada como arma de terror en los años 80 y 90, cuando a Colombia la azotaba una guerra narco impuesta por Pablo Escobar. De hecho, el último atentado de este tipo registrado en Bogotá fue el 12 de agosto de 2010.
La madrugada de ese día, un carro bomba, cargado con 50 kilos de anfo y un cilindro de gas, fue detonado por un celular o un control remoto frente a la sede de Caracol Radio. En ese momento el director de noticias de la cadena radial, Darío Arizmendi, estaba al aire con el programa Hoy por hoy. El hecho dejó nueve heridos, y el Gobierno lo atribuyó a las FARC.
El atentado de este jueves en Bogotá también revive el cruel ataque con explosivos a la Estación de Policía del barrio San José de Barranquilla, el 27 de enero de 2018, en el que murieron seis uniformados y alrededor de 47 personas más resultaron heridas, de acuerdo con la investigación de la Fiscalía.
Ese día, pasadas las seis de la tarde, explotó un artefacto que había sido instalado días anteriores en el patio de la estación, justo en el lugar donde los policías hacen su formación matutina. Al día siguiente, a través de un comunicado, el Frente de Guerra Urbano Nacional Comandante en jefe Camilo Torres del ELN se atribuyó el ataque.
El documento del grupo guerrillero alegó que la acción fue un "ejercicio legítimo al derecho a la rebelión", y que era parte de su compromiso con los pobres de Colombia. El atentado estuvo relacionado con otro ataque explosivo ocurrido ese domingo en el CAI de Soledad, municipio vecino de Barranquilla, que dejó siete policías y dos civiles heridos.
Primeras hipótesis
No en vano se recuerdan esos atentados en Barranquilla y su área Metropolitana atribuidos al ELN. Las autoridades judiciales pudieron establecer que la camioneta que explotó tenía placas de Arauca, un departamento fuertemente golpeado por las acciones de ese grupo guerrillero.
Además, el conductor fallecido, José Aldemar Rojas Rodríguez, de 56 años y quien tenía la mano derecha amputada, tendría su residencia en la vereda Boja, de Cubará (departamento de Boyacá), según informó El Tiempo. La zona limita con Arauca y la frontera con Venezuela.
Hasta el momento no hay declaraciones oficiales sobre la estructura detrás del atentado. Pero las autoridades se plantean tres hipótesis. Una de ellas apunta a las milicias urbanas del ELN en Bogotá, que en junio de 2017 detonaron un explosivo en uno de los baños del exclusivo centro comercial Andino, en el que murieron tres mujeres.
Las otras hipótesis -dice el diario El Tiempo– señalaría al Clan del Golfo, al mando de alias Otoniel, que ya ha intentado presionar su salida política del crimen. Y la última apunta a las disidencias de las FARC, por una posible retaliación por el asesinato de alias Guacho, líder del Frente Oliver Sinisterra, que actúa en Nariño. Pero expertos consultados por el medio dicen que estos grupos no tendrían la capacidad para llevar a cabo un atentado así en grandes ciudades.
Por lo pronto encabeza la lista de responsables el ELN, que ha aumentado su accionar criminal desde los fallidos diálogos de paz con el pasado gobierno de Juan Manuel Santos. De hecho, ayer confirmaron que tienen en su poder a los tres tripulantes del helicóptero de la compañía Brinks, que fue atacado el pasado fin de semana por el EPL, en zona rural del municipio de Hacarí.
En conversaciones con Caracol Radio, el jefe del ELN, Pablo Beltrán, no reconoció la autoría del hecho, y dijo que internamente determinarán si hubo o no su participación. Ello, luego de que el medio le preguntara por un inquietante tuit que habría publicado una cuenta cercana a la insurgencia.
¡Algo sucederá en el calor de esta ciudad!, un estallido de mujeres y hombres que se empiezan a organizar para sacar tanta maleza de este gran jardín de flores rojas. https://t.co/aNV65WjuNc
— Frente Urbano ELN (@Urbano_ELN) 15 de enero de 2019
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