"Dios, no me lo merecía, pero infinitas gracias por escogerme". Eso fue lo que Jessica Valencia pensó cuando una ecografía reveló que Samantha, su primera hija, dependería de sus cuidados para siempre. Ella es una de las 18.117 mujeres contagiadas con el virus zika durante su embarazo, entre septiembre de 2015 y julio de 2016, periodo declarado en Colombia de epidemia. La picadura de un mosquito fue la causa de la microcefalia de su bebé.
La alerta mundial sobre las secuelas neurológicas que dejaba el zika en los fetos ya estaba encendida cuando Jessica quedó embarazada. Tenía tres meses de gestación, de hecho. Tomó todas las precauciones que divulgaban las autoridades para prevenir la propagación de los mosquitos. Desocupó los objetos de su casa con agua almacenada, lavó con cloro los floreros, usó ropa cubierta y la roció con repelente…
Pese a todas las medidas, la picó una hembra del mosquito Aedes Aegypti, que transmite virus como el dengue, el chikungunya, la fiebre amarilla y el zika, que en ese momento era casi desconocido. La primera vez que se detectó el zika fue en macacos (especie de primates) del bosque homónimo ubicado en Uganda, África, en 1947. Aunque no fue sino hasta 1942 cuando se identificó en seres humanos, en la misma región.
Así lo registró la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y pasaron décadas para que pasara los límites del continente africano. Cuando eso ocurrió, Colombia fue uno de los países más golpeados, por estar ubicado por debajo de los 2.200 metros sobre el nivel del mar, el habitad perfecta para el Aedes Aegypti. Rápidamente se convirtió en una epidemia, el 72% del territorio nacional estaba afectado.
Más de 100.000 personas fueron infectadas de zika desde el primer caso conocido, en octubre de 2015, hasta el término de la epidemia en julio de 2016; según cifras del Instituto Nacional de Salud (INS). Jessica fue una de ellas. Lo sospechó cuando se sintió débil, se le irritaron los ojos y el dolor no le permitía mover con facilidad las articulaciones. Pero lo comprobó cuando le salió un brote en la piel, de pies a cabeza, que le producía una incesante picazón.
El miedo, entonces, se apoderó de ella y de su esposo Yeison León. En Brasil ya se había presentado una relación entre el aumento de los niveles de microcefalia en recién nacidos con la infección del zika, y de otros trastornos neurológicos en adultos como el síndrome del Guillain Barré. Jessica visitó de inmediato al médico, y por medio de una prueba de sangre constataron que tenía el virus, pero era muy pronto para conocer las condiciones del bebé.
No fue si no hasta los siete meses que la ecografía reveló que Samantha nacería con microcefalia, y quizás con otros problemas congénitos. "Era una lotería, y lastimosamente me cayó a mí", dijo Jessica a Infobae. Como su hija nacieron 318 niños más con microcefalia a causa del zika que padecieron sus madres en esa época. El virus había triplicado los casos de en Colombia, que antes eran pocos y obedecían a problemas genéticos más que todo.
Lo que se sabe ahora es que el virus sufrió una mutación antes de 2013 en la Polinesia Francesa, denominada S139N, lo que le otorgó la capacidad de dañar las células progenitoras del tejido cerebral que desencadena microcefalia fetal severa, de acuerdo a una publicación de la Asociación Americana por el Avance de la Ciencia en la revista Science, en septiembre de 2017.
"Después de varios estudios hoy tenemos claro dos condiciones que aumentan la probabilidad de que el bebé nazca con problemas asociados al zika: que la madre gestante presente brote severo en la piel, y que la infección se presente en los primeros meses del embarazo", explicó a Infobae Hernando Baquero, decano del departamento de Salud Pública de la Universidad del Norte, que trabaja en conjunto con el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Atlanta (Estados Unidos), el INS y el Ministerio de Protección Social desde el comienzo de la epidemia.
La microcefalia -describe la OMS- es una malformación caracterizada por el pequeño tamaño de la cabeza de los bebés, acompañado de un escaso crecimiento del cerebro. ES parte de las cinco condiciones de salud que presentan los recién nacidos y que se asocian con la infección reunidos en un cuadro clínico definido por la ciencia como Síndrome Congénito del Zika. Las otras son menos tejido cerebral de lo normal, daño en la parte posterior del ojo, problemas de las extremidades o articulaciones e hipertonía (tensión muscular mayor de lo normal, que produce resistencia al estiramiento).
A Jessica, además, le dijeron que su bebé vendría con malformaciones, sorda, ciega; que tendría solo 24 horas de vida. Los médicos le informaron su derecho a poder interrumpir el embarazo. Nunca fue su opción. Llevaba tres años intentando quedar embarazada, después de uno ectópico que no llegó a buen término. "Se manejó mucha presión para que abortáramos, eso lo vivimos varias mamás, no sabemos las razones, pero hay que tener en cuenta que la microcefalia es una enfermedad de alto costo", afirmó Jessica.
Con 28 semanas, Samantha nació el 18 de octubre de 2016 por cesárea. Era el primer niño con microcefalia por zika que nacería en el hospital de Neiva, los protocolos estaban listos. La metieron en una incubadora en cuidados intensivos, no se sabía con qué complicaciones llegaría. Pero además de su cabeza chiquita no hubo nada más. "Estaba completica, sin nada de lo que me habían dicho. La vi y me enamoré, se convirtió enseguida en mi fuerza", manifestó Jessica.
La vida -dice- les dio un giro de 360 grados. "Tú te enfrentas a la enfermedad cuando llegas a la casa y te das cuenta que todo lo que te han enseñado sobre criar un bebé no sirve en este caso, las condiciones son diferentes y, por tanto, había que empezar de cero a aprender cómo cuidarla", aseguró. Los niños como Samantha tienen un retraso psicomotor y cognitivo severo, porque sus cerebros no se terminaron de desarrollar; explicó el neonatólogo Baquero.
Además, no pueden sostenerte en pie por ellos mismos. Su cabeza siempre está echada hacia atrás o hacia adelante, pues no tienen fuerza en el tronco y la columna está deteriorada. Sufren de epilepsia con convulsiones severas. Y tienen problema para deglutir, algunos incluso necesitan de sondas para alimentarse. Con todos estos síntomas el cuidado es estricto.
"Yo cuento con suerte porque trabajo como docente en un hogar infantil del ICBF -Instituto Colombiano de Bienestar Familiar-, que cuenta con una sala cuna para los bebés de nosotras, son 18 en total y unas cinco enfermeras a su cuidado, una dedicada exclusivamente a Samantha", contó Jessica, que prefirió no usar los medicamentos tradicionales que le podrían causar daño en otros órganos, y realizó una rifa para acceder a un tratamiento alternativo con cannabis medicinal.
Pero otras mamás no tienen oportunidad de dedicarse a ninguna labor extra más que al cuidado del bebé. Como la mayoría de las 23 mamás con "hijos del zika" que son parte de la Asociación Milagros de Dios que creó Jessica en Neiva, primero como un grupo de ayuda en el proceso de aceptación de las mamás sobre las condiciones de sus hijos, un espacio para compartir experiencias.
Pero pronto se convirtió en una asociación que apoya programas de investigación científica y capacita a las madres para crear microempresas y aprender actividades que las ayuden a sostenerse sin necesidad de salir de su casa, y así poder dedicarse al cuidado de los bebés. "Todas nos preguntamos: ¿por qué yo? Con el tiempo comprendes que tienes la fortaleza, la entrega y el amor suficiente para sacar adelante todo. El nacimiento de nuestros bebés te cambia la perspectiva de la vida, de lo que tiene valor. Entonces entendí, por qué yo", concluyó Jessica.
"Colombia es endémico; es decir, todo el año se presenta transmisión de virus por el mosquito. Porque estamos debajo de los 1.000 metros sobre el nivel del mar y porque siempre habrá huéspedes susceptibles, o sea personas que no han tenido contacto con la enfermedad. Entonces, el zika sigue latente", aclaró Baquero.
El último boletín epidemiológico del INS, registra que hasta el 1 de diciembre de 2018 han ingresado 790 casos de zika en el año, 554 de los cuales están confirmados por clínica, y 196 en mujeres embarazadas. De este total, se han presentado 41 casos de microcefalias y 19 más son sospechosos de síndromes neurológicos, como el Guillain-Barre, encefalitis viral no especificada y otras enfermedades degenerativas especificadas del sistema nervioso.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: