Luego de ser capturado en 2013 por inducir -bajo engaño- a menores de edad para realizar actos sexuales frente a una cámara, con el fin de vender los videos por internet, el canadiense Brent Ron William Harracksingh se fugó en confusas circunstancias de un hogar geriátrico donde estaba recluido.
El hombre de 36 años reclutaba a estudiantes vírgenes de colegios públicos del área metropolitana del Valle de Aburrá, de entre 13 y 16 años. Pagaba hasta 950 dólares a adolescentes para que indujeran a sus compañeras a tener relaciones sexuales con extranjeros, señala El Tiempo.
Los videos eran distribuidos a través de unos 30 sitios web. Además, tenía alrededor de 350 clientes que pagaban unos cinco dólares por cada contenido de explotación sexual contra menores.
Una lujosa finca en el sector de Las Palmas, en Medellín, era el estudio de grabación que usaba Harracksingh con las menores, y que contaba con modernos equipos de producción audiovisual. Allá llegó en 2009 por la disolución de Opulent Media Inc., una productora que tenía con sede en Toronto, Canadá.
Los constantes ingresos de las jóvenes y las lujosas camionetas en las que llegaban resultaron sospechosos para algunos vecinos, quienes también alertaron a las autoridades sobre visitas de extranjeros a la vivienda. Ello, en medio de un operativo de la Policía contra un narcotraficante que también residía en la zona, cuenta El Tiempo.
Así comenzó una investigación que terminó con la captura de Harracksingh el 4 de septiembre de 2013. Para entonces ya había declaraciones de menores víctimas sobre la explotación sexual a la que fueron sometidas, y estaba identificado por registros fotográficos.
Luego de eso fue enviado a la cárcel El Pedregal para pagar una condena de 15 años y 5 meses por delitos de explotación sexual comercial con persona menor de 18 años agravado y fabricación, tráfico, porte o tenencia de arma de fuego.
Ahí permaneció hasta 2014, cuando un juzgado ordenó que fuera examinado por Medicina Legal por un alegato de su defensa sobre un cáncer de colon que supuestamente padecía. Terminó así en el Confort Gerontológico la Eterna Primavera, en 2016, donde estaba con un brazalete y esporádica vigilancia de guardias, detalla El Tiempo.
El canadiense arrendó un segundo piso de una casa vecina que prestaba servicios al hogar geriátrico y se trasladó ahí. La entrada era independiente y el contacto que tenían con él era casi nulo. Así lo contó un ex empleado del lugar al medio nacional.
"Nadie en el hogar sabía los datos de quién se trataba la persona que estaba en la casa, solo que era extranjero. Se dijo que estaba en el hogar geriátrico, pero en realidad él subarrendó un piso del lugar donde se presta servicio al adulto mayor. Estaba aislado", dijo la fuente a El Tiempo.
La Policía se enteró que en junio de 2016 había llegado a una menor de edad al lugar para violarla y filmarla. Empezó una nueva investigación para estudiar sus rutinas, hasta que un día llegaron a inspeccionar la vivienda y no lo encontraron, ni sus cosas personales.
En la residencia había comida descompuesta, objetos de hacer ejercicio y el dispositivo electrónico con el que era vigilado. Desde entonces, se desconoce su paradero.
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