La madrugada del sábado, los habitantes de Mapiripán, municipio de Meta, encontraron el cuerpo sin vida de una niña de seis años a orillas del caño Victoria, con señales de violencia. Enfurecida, la comunidad casi lincha a dos personas que no tuvieron nada que vez con el atroz crimen. Y el verdadero asesino, para sorpresa de todos, confesó el acto.
Marchas en Colombia se realizaron luego de que un joven de 16 años confesara el atroz crimen contra la menor en el sur de Meta. Un defensor de familia, un defensor público y un fiscal escucharon el testimonio del feminicida, que dijo estar bajo efectos de alucinógenos.
La niña había desaparecido de su residencia el viernes, hacia las ocho de la noche. Dos horas después de una intensa búsqueda, la madre puso la denuncia ante las autoridades. De inmediato se inició un plan para encontrarla; aseguró el coronel Wilson Novoa, comandante (e) de la Policía en Guaviare.
Y hacia las ocho de la mañana del día siguiente fue encontrada con signos de maltrato físico y sexual, que está siendo valorado por Medicina Legal para comprobarse. Con información de testigos, señalaron como sospechoso al joven, que fue detenido y terminó confesando el feminicidio.
Con su declaración, se dejó en libertad a dos personas más que también habían sido señaladas por la comunidad, que casi los lincha. Sin embargo, la Policía decidió sacar de la población a los tres sospechosos en helicóptero, hasta comprobarse la veracidad de la información dada por el joven. En ese momento, varios agentes recibieron golpes de las personas.
El joven espera imputación de cargos y medida de reclusión preventiva en un centro para menores. Mientras Medicina Legal analiza el cuerpo de la víctima para establecer la causa exacta de su muerte y si fue víctima de violación.
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