Cuando los guerrilleros rasos de las FARC vieron que "estaban fusilando a muchos compañeros" decidieron "otra vez meterse al monte". Así lo contó un disidente a The New York Times, que en un reportaje detalla la "débil paz" del acuerdo firmado en La Habana por el resurgimiento de grupos residuales en los que están casi el 40% de los excombatientes.
Un fotógrafo y un periodista del diario estadounidense se fueron hasta unas montañas al norte de Medellín donde supuestamente de esconde uno de los grupos disidentes de las FARC. "El gobierno prometió llegar a las tierras antes controladas por rebeldes para proveer salud, educación y agua potable, pero apenas si tiene presencia en el país", les dijeron.
Y como ellos hay unos 2.800 excombatientes todavía alzados en armas, de acuerdo a datos de Insight Crime citados por el medio. Lo que representa casi el 40% de todos los milicianos que tenía la guerrilla más antigua de América antes de iniciar las conversaciones de paz con el Gobierno.
Los disidentes aseguraron que, aunque las ex FARC aseguraron entregar todas las armas, todavía conservan en su poder las más viejas. El informe además resalta las "preocupantes" alianzas que se han formado en las montañas con fuertes estructuras delincuenciales, como el Frente Virgilio Peralta Arenas, contra quienes pelearon en el pasado.
"Los rebeldes dicen que ahora trabajan juntos para fines de protección mutua. Eso podría significar que en un futuro no tan lejano los exguerrilleros se asemejen más a un grupo de delincuencia organizada que al ejército de marxismo revolucionario que establecieron en los años sesenta", expone el reportaje.
The New York Times también reconoce que la amenaza es menor que en los peores momentos del conflicto armado, pues afirma que las disidencias están debilitadas y con menos ambiciones políticas. "No queda claro si esta nueva rebelión en Colombia crecerá, será aplastada o se desvanecerá. El camino es complicado sin importar el resultado", se cuestionan.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: